Esta devoción está relacionada con un evento milagroso. Comienza con varias personas comunes dedicadas a su trabajo diario, que en este caso fue la recolección de sal.
Por Edwin Benson
Nuestra Señora, la Santísima Virgen María, tiene muchos títulos. Algunos títulos describen su relación con Dios, como Madre de Dios. Numerosos títulos se refieren a sus virtudes sobresalientes, como Trono de la Sabiduría. Los títulos más tranquilizadores hablan de su relación con la humanidad, como Refugio de los pecadores o Madre del buen consejo.
Sin embargo, muchos títulos están conectados a lugares por los que se gana el cariño de las naciones. Este artículo trata de uno de esos títulos contando la maravillosa historia de Nuestra Señora de la Caridad del Cobre, Patrona de Cuba.
Como muchos de estos títulos, esta devoción está relacionada con un evento milagroso. Comienza con varias personas comunes dedicadas a su trabajo diario, que en este caso fue la recolección de sal.
Un día de 1612, dos jóvenes indios —Rodrigo y Juan de Hoyos— y un niño —Juan Moreno de diez años— se internaron en la bahía de Nipe en una pequeña embarcación para recoger sal. El proceso exacto mediante el cual lo recolectaron es incierto, pero la sal se usó para conservar la carne.
Liberación milagrosa
Regresaban al pueblo portuario de Santiago del Prado (hoy llamado El Cobre) cuando se desató una tormenta. Sus vidas corrían peligro. Juan Moreno lucía una medalla con la imagen de Nuestra Madre, a quien rezaban los tres. Tan repentinamente como surgió la tormenta, las aguas se calmaron.
Los tres se sintieron aliviados de que Nuestra Señora les hubiera salvado la vida. Cuando regresaron, vieron y luego recuperaron un bulto blanco que flotaba en un trozo de madera. El bulto resultó ser una estatua de barro cocido de dieciséis pulgadas de la Santísima Madre sosteniendo a Nuestro Niño Redentor en su brazo izquierdo y con una cruz de oro en el derecho. Los pies de María descansaban sobre una delgada luna creciente, que a su vez es transportada por nubes llevadas por ángeles. La mano derecha de nuestro Señor se levanta en señal de bendición y tiene un globo terráqueo en la izquierda. La pieza de madera tenía las palabras "Yo soy la Virgen de la Caridad".
Los tres jóvenes se sorprendieron al descubrir que la estatua y su túnica de tela blanca estaban secas. Dada la violencia de la tormenta sólo unos minutos antes, esto parecía imposible. La liberación de la tormenta y el descubrimiento de la estatua seca hizo que los tres sintieran la naturaleza milagrosa de la Virgen de la Caridad. Llevaron la estatua a tierra y contaron su historia por todo el pueblo. Finalmente, la figura fue alojada en la iglesia parroquial de El Cobre.
Sin embargo, un día, la estatua desapareció. Los aldeanos la buscaron frenéticamente, pero fue en vano. Una noche, los buscadores vieron una luz que brillaba en una montaña cercana. Como los tres reyes magos que seguían la estrella de Belén, fueron a la luz y encontraron la estatua. En ese lugar, los lugareños construyeron una iglesia ermita para servir como lugar de veneración de la estatua bajo la advocación española de Nuestra Señora de la Caridad del Cobre.
La historia se difundió y la capilla se convirtió en un lugar de peregrinaje para los trabajadores pobres y esclavizados de las minas cercanas. Durante los siguientes setenta años, la devoción a Nuestra Señora de la Caridad del Cobre creció a medida que los devotos informaron favores contestados y curas milagrosas. En 1688, la Arquidiócesis de Santiago, que incluye El Cobre, inició una investigación para determinar la milagrosa reputación de la estatua.
Signos de devoción creciente
La reputación de Nuestra Señora de la Caridad del Cobre aumentó en mayo de 1801 cuando el rey español Carlos IV emitió una declaración por la que se liberaba a todos los esclavos que trabajaban en las minas de cobre de El Cobre. De esta acción, surgió la práctica de traer objetos de cobre a Su santuario y hacerlos bendecir cerca de la imagen.
El 10 de mayo de 1916, el Papa Benedicto XV declaró a Nuestra Señora de la Caridad Patrona de Cuba. Veinte años después, en un Congreso Eucarístico en Santiago tuvo lugar una ceremonia que culminó con la solemne coronación de la estatua.
Cuando un gran número de cubanos exiliados llegó a Miami a raíz de la Revolución de Castro, muchos querían llevarse una copia histórica de la estatua. Sin embargo, el gobierno se negó a permitir que “reliquias históricas” salieran de Cuba. Finalmente, la embajada italiana sacó de contrabando una de La Habana. La Embajada la pasó a la oficina diplomática de Panamá y los panameños se la entregaron a los cubanos en Miami. El 8 de septiembre de 1960, fiesta de Nuestra Señora de la Caridad, miles de cubanos exiliados se reunieron en el Miami Stadium para darle la bienvenida.
Hoy, sigue siendo un símbolo de esperanza frente a la amenaza comunista. Los cubanos acuden a su santuario implorando su intercesión. Se establecieron muchos santuarios para ella a lo largo de los años.
Consagrado
En 1973, se inauguró un santuario de Nuestra Señora de la Caridad del Cobre cerca del Golfo de Biscayne en Miami. En 1977, el Obispo Eduardo Tomás Boza Masvidal, Auxiliar de San Cristóbal de la Habana, bendijo y dedicó un Oratorio en su honor en el Santuario Nacional de Nuestra Señora de la Inmaculada Concepción en Washington, DC.
La siguiente oración está inscrita en ese Oratorio:
Oh Virgen María, Nuestra Señora de la Caridad
Lleno de alegría, postrado a tus pies, me encomiendo enteramente a ti. Virgen de los Milagros, sana a los enfermos, consuela a los afligidos, da esperanza a los desamparados, preserva a las familias del mal, protege a los jóvenes e inocentes. Desde tu Capilla del Cobre, cuida a los justos, convierte a los pecadores, fortalece a tus sacerdotes y salva a todos los cristianos.
Oh Madre María amada, Santísima Virgen de la Caridad, patrona de Cuba, ruega por nosotros ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.
Agreguemos nuestras oraciones para que Ella libere a Cuba de la maldición del comunismo.
Tradition, Family & Property
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