Por Marcos López
El papa progre ha superado todos los límites y ha superado enmendar a Cristo. “El milagro no es multiplicar los panes y los peces”, ha dicho, reinterpretando la Biblia y asegurando que “nosotros tratamos de acumular y aumentar lo que tenemos” pero “a Jesús le gustan las sustracciones”. Según Francisco, el orgullo no es la “multiplicación” porque produce “orgullo” y “poder”.
El milagro, según Francisco es la “división”, el hecho de “compartir”. “Jesús no crea los panes y los peces de la nada, sino que obra a partir de lo que le traen los discípulos, cinco panes de cebada y dos peces de un muchacho al que le piden que comparta todo lo que tiene para comer”, ha empezado, para luego terminar: “Nosotros tratamos de acumular y aumentar lo que tenemos; Jesús, en cambio, pide dar, disminuir. Nos encanta añadir, nos gustan las adiciones; a Jesús le gustan las sustracciones, quitar algo para dárselo a los demás. Queremos multiplicar para nosotros; Jesús aprecia cuando dividimos con los otros, cuando compartimos. Es curioso que en los relatos de la multiplicación de los panes presentes en los Evangelios no aparezca nunca el verbo “multiplicar”.
Es una lectura nueva de la Biblia, una interpretación que no es la correcta y que está enfocada por y para mentes progres. Sus palabras han sido muy criticadas en redes sociales por creyentes de todo el mundo. Es inadmisible que un papa se atreva a discutir la palabra del Señor, aportando sus propios comentarios y lecturas, que nada tienen que ver con el Libro Sagrado.
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