Este año 2020 que finaliza los argentinos no tenemos nada que festejar. La muerte ha triunfado.
Solo nos queda la oración. Seguir orando, seguir pidiendo a Dios que tanta infamia se revierta, seguir pidiendo por la conversión de tantas mujeres que han perdido su camino como MUJERES, que algún día puedan abrir sus ojos y comprender que lo que festejaron como si fuera lo más grande, lo mejor que les pasó en la vida, era nada más que la celebración de la muerte, el permiso del Estado para acabar con una vida inocente que se gestaba en su vientre y que esperaba protección y amor de su mamá y no la MUERTE.
Recemos por ellas y recemos por nosotros, para que Dios Padre nos mantenga más fuertes que nunca en esta batalla que es la defensa de la Vida.
No bajemos los brazos. En nuestras palabras está la semilla que si seguimos esparciendo, hará cambiar la tierra.
Cris Yozia
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