Estando la Iglesia verdaderamente en “eclipse” como se predijo en La Salette y Fátima, los católicos deben entender que esto fue simbolizado por primera vez en el Calvario cuando un eclipse solar acompañó la muerte de Cristo.
Estamos llorando al pie de la tumba de Cristo, esperando la resurrección de su iglesia.
La Iglesia no tuvo una cabeza visible durante los tres días que estuvo en la sepultura (San Pedro no fue comisionado como primer Papa hasta después de la Resurrección), por lo que también nosotros nos encontramos, como Cuerpo Místico de Cristo, sin esa misma cabeza tal como en el tiempo de la la Pasión de Cristo.
Al igual que nuestra Divina Cabeza, inmolada en la Cruz, hemos sido traicionados y abandonados por los nuestros. Despojados de todo jirón de dignidad, burlados, escupidos y vilipendiados tal como Nuestro Señor mismo lo fue, nos sentimos honrados y humillados de que él haya considerado conveniente invitarnos a participar en Sus sufrimientos.
Creemos sinceramente que pronto llegará el tiempo predicho en tantas profecías católicas en el que Cristo vendrá a juzgar a los vivos y a los muertos o destruirá a los malvados con el aliento de su boca. Estamos del lado de la mayoría de los santos y personas santas en la creencia de que la Iglesia será restaurada, aunque sea brevemente, antes del final. Esto parece estar en consonancia con el tiempo de Cristo en la tierra después de su resurrección; habrá una (nueva) concesión de jurisdicción y un re-nombramiento de un nuevo San Pedro como Papa [quizás hecho por el propio San Pedro como han profetizado cada una por su lado, la Beata Isabel Canori Mora y la Beata Ana Mari Taigi, ambas seglares Trinitarias ahora con el cuerpo incorrupto en iglesias romanas]. No, no creemos que Nuestro Señor reinará personalmente durante este tiempo, ya que la Iglesia ha condenado esta creencia. Pero sí creemos que incluso si Él viene a restablecer por breve tiempo Su Iglesia en la tierra, que Sus promesas se cumplirán y Ella durará hasta la consumación del tiempo, y Él lo hará. Podemos llorar afuera de la tumba ahora, por haber sido traicionados por los sacerdotes, Judas de nuestro tiempo, pero Él limpiará las lágrimas de nuestros ojos. Se lo han llevado, pero lo encontraremos otra vez más, y cenaremos con él en el tan esperado banquete de bodas, si Dios quiere, ya sea en este mundo o en el próximo.
Mientras tanto, rezamos y meditamos; trabajamos para que estén llenas nuestras lámparas con el aceite de la verdad. En 2 Macabeos 2: 26-28: la meditación está asociada con el estudio, ya que leemos: “Nos hemos preocupado por aquéllos que realmente están dispuestos a leer para que les sea un placer mental; y para los estudiosos, que pueden guardarlo más fácilmente en la memoria: y que todo lo que leen les reporte ganancias. Y en cuanto a nosotros mismos, al emprender este trabajo de resumen, no hemos asumido una tarea fácil, sino una tarea llena de dedicación y sudor. Pero como los que preparan un banquete y buscan satisfacer el gusto de los demás: por el bien de muchos, nos sometemos voluntariamente al trabajo”. Esto, en pocas palabras, explica el propósito de este trabajo y todos los demás.
Pero usted, querido lector, debe rezar para que venga fuego del cielo, enviado por el Espíritu Santo, para encender nuestras lámparas. “Porque solo el Espíritu de Dios puede prender fuego a la mente y hacer que el aceite arda en conocimiento viviente y, de este modo, preparar el corazón a una acción generosa. Que el Espíritu Santo haga esto por vosotros amables lectores, para que nuestro esfuerzo, acompañado de su gracia, pueda ayudarlos a conocerlo, amarlo y servirlo mejor y así ampliar su reino en la tierra”.
Caminad mientras aún tienes la luz …
Betrayed Catholics
Creemos sinceramente que pronto llegará el tiempo predicho en tantas profecías católicas en el que Cristo vendrá a juzgar a los vivos y a los muertos o destruirá a los malvados con el aliento de su boca. Estamos del lado de la mayoría de los santos y personas santas en la creencia de que la Iglesia será restaurada, aunque sea brevemente, antes del final. Esto parece estar en consonancia con el tiempo de Cristo en la tierra después de su resurrección; habrá una (nueva) concesión de jurisdicción y un re-nombramiento de un nuevo San Pedro como Papa [quizás hecho por el propio San Pedro como han profetizado cada una por su lado, la Beata Isabel Canori Mora y la Beata Ana Mari Taigi, ambas seglares Trinitarias ahora con el cuerpo incorrupto en iglesias romanas]. No, no creemos que Nuestro Señor reinará personalmente durante este tiempo, ya que la Iglesia ha condenado esta creencia. Pero sí creemos que incluso si Él viene a restablecer por breve tiempo Su Iglesia en la tierra, que Sus promesas se cumplirán y Ella durará hasta la consumación del tiempo, y Él lo hará. Podemos llorar afuera de la tumba ahora, por haber sido traicionados por los sacerdotes, Judas de nuestro tiempo, pero Él limpiará las lágrimas de nuestros ojos. Se lo han llevado, pero lo encontraremos otra vez más, y cenaremos con él en el tan esperado banquete de bodas, si Dios quiere, ya sea en este mundo o en el próximo.
Mientras tanto, rezamos y meditamos; trabajamos para que estén llenas nuestras lámparas con el aceite de la verdad. En 2 Macabeos 2: 26-28: la meditación está asociada con el estudio, ya que leemos: “Nos hemos preocupado por aquéllos que realmente están dispuestos a leer para que les sea un placer mental; y para los estudiosos, que pueden guardarlo más fácilmente en la memoria: y que todo lo que leen les reporte ganancias. Y en cuanto a nosotros mismos, al emprender este trabajo de resumen, no hemos asumido una tarea fácil, sino una tarea llena de dedicación y sudor. Pero como los que preparan un banquete y buscan satisfacer el gusto de los demás: por el bien de muchos, nos sometemos voluntariamente al trabajo”. Esto, en pocas palabras, explica el propósito de este trabajo y todos los demás.
Pero usted, querido lector, debe rezar para que venga fuego del cielo, enviado por el Espíritu Santo, para encender nuestras lámparas. “Porque solo el Espíritu de Dios puede prender fuego a la mente y hacer que el aceite arda en conocimiento viviente y, de este modo, preparar el corazón a una acción generosa. Que el Espíritu Santo haga esto por vosotros amables lectores, para que nuestro esfuerzo, acompañado de su gracia, pueda ayudarlos a conocerlo, amarlo y servirlo mejor y así ampliar su reino en la tierra”.
Caminad mientras aún tienes la luz …
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