Por el Dr. Juan Carlos Grisolia
PROEMIO
Joseph Ratzinguer, hoy Papa Emérito Benedicto XVI, en su obra “Jesús de Nazaret” afirma, en la pág. 11: “… Hay que decir, ante todo, que el método histórico –precisamente por la naturaleza intrínseca de la teología y de la fe- es y sigue siendo una dimensión del trabajo exegético a la que no se puede renunciar. En efecto, para la fe bíblica es fundamental referirse a hechos históricos reales. Ella no cuenta leyendas como símbolos de verdades que van más allá de la historia, sino que se basa en la historia ocurrida sobre la faz de esta tierra. El factum históricum no es para ella una clave simbólica que se puede sustituir, sino un fundamento constitutivo; et incarnatus est: Con estas palabras profesamos la entrada efectiva de Dios en la historia real… Así pues, si la historia, lo fáctico, forma parte esencial de la fe cristiana en este sentido, ésta debe afrontar el método histórico. La fe misma lo exige”.-
La Encarnación del Verbo es anunciada por dos niños por nacer
Visita de María a Isabel. El Magnificat. “En aquellos días, María se levantó y fue apresuradamente a la montaña, a una ciudad de Judá y entró en la casa de Zacarías y saludó a Isabel. Y sucedió que, cuando Isabel oyó el saludo de María, el niño dio saltos en su seno e Isabel quedó llena de Espíritu Santo. Y exclamó en alta voz y dijo: ‘Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu seno!. ¿Quién soy yo para que la madre de mi Señor venga a mí?. Pues, desde el mismo instante en que tu saludo sonó en mis oídos, el hijo saltó de gozo en mi seno….’”. (San Lucas 39-44).-
El mayor en el Reino de los Cielos
“En aquél tiempo, los discípulos se llegaron a Jesús y le preguntaron: ‘¿Quién es el mayor en el Reino de los Cielos?’. Entonces Él llamó a su lado a un niño, lo puso en medio de ellos, y dijo: ‘En verdad, les digo, si no vuelven a ser como los niños, no entrarán en el Reino de los Cielos. Quien se haga pequeño como este niñito, ése es el mayor en el Reino de los Cielos. Y quien recibe en mi nombre a un niño como éste, a mí me recibe’”. (San Mateo 18,1-5).-
El escándalo
El escándalo
“… Pero quien escandalice a uno solo de estos pequeños que creen en mí, es preferible para él, que le cuelguen al cuello una piedra de molino de las que mueve un asno y que sea sumergido en el abismo del mar”. (San Mateo 18,6).-
El privilegio de los niños
El privilegio de los niños
“Entonces le fueron presentados unos niños para que les pusiera las manos sobre ellos, y orara por ellos; y los discípulos los reprendieron. Pero Jesús les dijo: ‘Dejen a los niños venir a mí, y no se lo impidan, porque de ellos es el Reino de los Cielos’. Y les impuso las manos y después partió de allí”. (San Mateo 19,13-15).-
Quienes afirman que la religión es una ficción no pueden evitar el terror que les causa comprobar el vacío de sus vidas.
JESÚS NIÑO COMO MODELO
“… Lo vislumbrado en lo oculto del obrar divino a propósito de la encarnación, se nos aparece ahora en forma visible. Es un niño, un niño como todos los demás, llora, tiene hambre y duerme como cualquier otro… En esta criatura no solo vive Dios, no solo habita en él en toda su plenitud; este niño no solo ha sido tocado por lo divino al punto de que cuando crezca habrá de sentirse impulsado de seguir a Dios, a luchar y padecer por Él; no solo fue alcanzado por lo divino de una manera tan poderosa que excedió a todos los que se sintieron tocados por Dios, sino que este niño es realmente Dios en cuanto a su ser y a su esencia… A este niño ya le había sido asignado el contenido de su destino el que a (los demás) hombres por su nacimiento les sirve de guía para toda su vida (el carácter de imagen y semejanza del Creador). Lo demás les viene después por añadidura. Ciertamente su entorno y las vivencias que tenga en él ejercen su influencia, ofrecen un apoyo o se convierten en cargas, fomentan o destruyen, obran o modelan… pero lo decisivo sigue siendo siempre el primer paso hacia el ser, aquello que uno es por nacimiento” (Romano Guardini. “El Señor” (Der Herr; Betrachtungen über die Person und das Leben Jesu Christi). Ed. Lumen. Págs. 25/26).-
Joseph Ratzinger, hoy Papa Emérito Benedicto XVI, en la obra citada “Jesús de Nazaret”, pág. 28, expresa: “A Dios nadie lo ha visto jamás, el Hijo único que está el seno del Padre es quien lo ha dado a conocer (San Juan. 1.18). En Jesús se cumple la promesa del nuevo profeta. En Él se ha hecho plenamente realidad lo que en Moisés era solo imperfecto: Él vive ante el rostro de Dios no solo como amigo, sino como Hijo; vive en la más íntima unidad con el Padre. Solo partiendo de esta afirmación se puede entender verdaderamente la figura de Jesús… Este “orar” de Jesús es la conversación del Hijo con el Padre, en la que están implicadas la conciencia y la voluntad humana, el alma humana de Jesús, de forma de que la “oración” del hombre pueda llegar a ser una participación en la comunión del Hijo con el Padre… De este modo, el discípulo que camina con Jesús se verá implicado con Él en la comunión con Dios. Y esto es lo que realmente salva. El trascender los límites del ser humano, algo para lo cual está ya predispuesto desde la creación, como esperanza y posibilidad, por su semejanza con Dios… Por su ser hombre, todos le pertenecemos, y Él a nosotros; en Él la humanidad tiene un nuevo inicio y llega también a su cumplimiento” (ob. Cit. Págs. 28/29 y 32).-
El niño por nacer, como persona humana, también le pertenece, y participa del nuevo inicio de la humanidad, llegando también al destino eterno que tiene prometido.-
LA PUREZA QUE ILUMINA
En todo niño se destaca la inocencia que se traduce en su pureza. Ésta se define en la total carencia de imperfecciones de cualquier naturaleza, encontramos la luz, que al nivel de nuestra inteligencia, se manifiesta en el esclarecimiento o la claridad con la que podemos disfrutar de la verdad (DRAE. Vocablos “puro” y “luz”).-
Con la ayuda de la fe, que es la certeza del conocimiento objetivo, esa luz adquiere la dimensión exigida por aquello que son los contenidos de la eternidad.-
“La luz de la fe no disipa todas nuestras tinieblas, sino que, como una lámpara, guía nuestros pasos en la noche y esto basta para caminar”. (1)
He sostenido que “la pureza, por tanto, asigna al alma espiritual los contenidos necesarios para que ésta pueda obrar conforme su finalidad. Es un valor que por su carácter sustantivo, constituye la base necesaria para la aprehensión y vivencia de los otros valores. Por lo demás, en el marco particular del apetito que representa, la pureza asegura la contemplación de las verdades supremas constitutivas de la sabiduría, que no pueden ser recepcionadas sino contando con el alma debidamente dispuesta en orden a abordar con intensidad el ‘pensar en Dios y considerar sus atributos divinos o los misterios de la religión’ (DRAE). Se trata, entonces, de una preparación necesaria que requiere la Persona Humana para alcanzar su destino sobrenatural y que el orden creado debe, y de hecho lo hace, asegurarle”. (2)
Todo esto se manifiesta plenamente en el niño, cuya inocencia, que se define como la limpieza del alma, nos abre las puertas de la contemplación de la Visión Beatífica, en una primera percepción.-
Romano Guardini escribe: “La pureza del espíritu está relacionada con la verdad. Puro es el espíritu en el cual se establecen las diferencias y se conservan los límites; que a lo grande llama grande y a lo pequeño, pequeño; que jamás transforma un sí en un no, ni un no en un sí; que mantiene separado el bien del mal en virtud de un indeclinable ‘o esto o esto otro’ que ha sido instituido entre ambos. No se dice que con ello se esté ya haciendo el bien y evitando el mal; aquí se trata de algo más primordial: De lo que lo bueno no sea llamado malo ni lo malo, bueno”. (3)
Se advertirá entonces que la pureza prepara el alma, otorgándole la luz para que ésta pueda obrar adecuadamente en orden a su deber ser. Es decir, el destino de perfección para la contemplación, sin tiempo, del Ser Absoluto.-
La doctrina del intelectualismo realista, según Aristóteles, Santo Tomás y la mayor parte de los Escolásticos, afirma que “Las ideas y los principios son obra común de dos causas subordinadas: Sensible la una, a saber, los datos de los sentidos que presentan al entendimiento, por medio de la imaginación, los objetos materiales singulares que nos rodean; innata, suprasensible y activa la otra que elabora esos datos… Sin añadir a ellos ningún elemento representativo… Que extrae de ellos (entendimiento agente) y percibe en los mismos (entendimiento posible) lo esencial, lo universal, lo necesario, en una palabra, el tipo de ser inteligible, y saca de ahí, directa o indirectamente, todos sus conocimientos. La universalidad y la objetividad real de nuestras ideas son así explicadas y salvaguardadas; poseemos verdaderamente la ciencia de lo real… De esta suerte el hombre conoce exactamente, sino adecuadamente, el mundo real, compuesto, sin dudas, de individuos indefinidamente varios y mudables; con el entendimiento aprende más o menos claramente lo que esos son substancial o accidentalmente, los tipos de seres en sí inmutables, las esencias que realizan”. (4)
El niño, mediante la luz que surge de su pureza, nos marca el destino que ha de ser la mesa del banquete en la Casa del Padre. Por cuanto su inocencia ha despojado a nuestro entendimiento de su natural dureza, no siendo necesario que en la mesa donde exista un niño, Jesús, que caminó junto a nosotros al igual que los discípulos de Emaús “tome el pan, lo bendiga, lo parta y nos lo dé, para que nuestros ojos se abran y le reconozcamos” (Lc. 29,30 y 31).-
ES EL NIÑO QUE VIVE EN EL SENO MATERNO, DONDE SE HA INICIADO SU VIDA, AL QUE HONRAMOS EN ESTE DÍA
Juan Carlos Grisolia
1.- Carta Encíclica “Lumen Fidei” del Sumo Pontífice Francisco. Edición Julio 2013. Conferencia Episcopal Argentina. Pág. 78.
2.- “De la Pureza y de la Inocencia”. En “La defensa del derecho natural a la vida. El deber de cuyo cumplimiento nadie puede excusarse”. Juan Carlos Grisolía. Año 2011.
3.- “Der Herr. Betracgtungen über die Person und das Leben Jesu Christi”. (El Señor. Meditación sobre la persona y la vida de Jesucristo), pág. 638.
4.- Enrique Collin. “Manual de Filosofía Tomista”. Tomo I. Págs. 410/412.
En la ciudad de Rosario, Provincia de Santa Fe, República Argentina, 08 de Agosto de 2019.
Quienes afirman que la religión es una ficción no pueden evitar el terror que les causa comprobar el vacío de sus vidas.
JESÚS NIÑO COMO MODELO
“… Lo vislumbrado en lo oculto del obrar divino a propósito de la encarnación, se nos aparece ahora en forma visible. Es un niño, un niño como todos los demás, llora, tiene hambre y duerme como cualquier otro… En esta criatura no solo vive Dios, no solo habita en él en toda su plenitud; este niño no solo ha sido tocado por lo divino al punto de que cuando crezca habrá de sentirse impulsado de seguir a Dios, a luchar y padecer por Él; no solo fue alcanzado por lo divino de una manera tan poderosa que excedió a todos los que se sintieron tocados por Dios, sino que este niño es realmente Dios en cuanto a su ser y a su esencia… A este niño ya le había sido asignado el contenido de su destino el que a (los demás) hombres por su nacimiento les sirve de guía para toda su vida (el carácter de imagen y semejanza del Creador). Lo demás les viene después por añadidura. Ciertamente su entorno y las vivencias que tenga en él ejercen su influencia, ofrecen un apoyo o se convierten en cargas, fomentan o destruyen, obran o modelan… pero lo decisivo sigue siendo siempre el primer paso hacia el ser, aquello que uno es por nacimiento” (Romano Guardini. “El Señor” (Der Herr; Betrachtungen über die Person und das Leben Jesu Christi). Ed. Lumen. Págs. 25/26).-
Joseph Ratzinger, hoy Papa Emérito Benedicto XVI, en la obra citada “Jesús de Nazaret”, pág. 28, expresa: “A Dios nadie lo ha visto jamás, el Hijo único que está el seno del Padre es quien lo ha dado a conocer (San Juan. 1.18). En Jesús se cumple la promesa del nuevo profeta. En Él se ha hecho plenamente realidad lo que en Moisés era solo imperfecto: Él vive ante el rostro de Dios no solo como amigo, sino como Hijo; vive en la más íntima unidad con el Padre. Solo partiendo de esta afirmación se puede entender verdaderamente la figura de Jesús… Este “orar” de Jesús es la conversación del Hijo con el Padre, en la que están implicadas la conciencia y la voluntad humana, el alma humana de Jesús, de forma de que la “oración” del hombre pueda llegar a ser una participación en la comunión del Hijo con el Padre… De este modo, el discípulo que camina con Jesús se verá implicado con Él en la comunión con Dios. Y esto es lo que realmente salva. El trascender los límites del ser humano, algo para lo cual está ya predispuesto desde la creación, como esperanza y posibilidad, por su semejanza con Dios… Por su ser hombre, todos le pertenecemos, y Él a nosotros; en Él la humanidad tiene un nuevo inicio y llega también a su cumplimiento” (ob. Cit. Págs. 28/29 y 32).-
El niño por nacer, como persona humana, también le pertenece, y participa del nuevo inicio de la humanidad, llegando también al destino eterno que tiene prometido.-
LA PUREZA QUE ILUMINA
En todo niño se destaca la inocencia que se traduce en su pureza. Ésta se define en la total carencia de imperfecciones de cualquier naturaleza, encontramos la luz, que al nivel de nuestra inteligencia, se manifiesta en el esclarecimiento o la claridad con la que podemos disfrutar de la verdad (DRAE. Vocablos “puro” y “luz”).-
Con la ayuda de la fe, que es la certeza del conocimiento objetivo, esa luz adquiere la dimensión exigida por aquello que son los contenidos de la eternidad.-
“La luz de la fe no disipa todas nuestras tinieblas, sino que, como una lámpara, guía nuestros pasos en la noche y esto basta para caminar”. (1)
He sostenido que “la pureza, por tanto, asigna al alma espiritual los contenidos necesarios para que ésta pueda obrar conforme su finalidad. Es un valor que por su carácter sustantivo, constituye la base necesaria para la aprehensión y vivencia de los otros valores. Por lo demás, en el marco particular del apetito que representa, la pureza asegura la contemplación de las verdades supremas constitutivas de la sabiduría, que no pueden ser recepcionadas sino contando con el alma debidamente dispuesta en orden a abordar con intensidad el ‘pensar en Dios y considerar sus atributos divinos o los misterios de la religión’ (DRAE). Se trata, entonces, de una preparación necesaria que requiere la Persona Humana para alcanzar su destino sobrenatural y que el orden creado debe, y de hecho lo hace, asegurarle”. (2)
Todo esto se manifiesta plenamente en el niño, cuya inocencia, que se define como la limpieza del alma, nos abre las puertas de la contemplación de la Visión Beatífica, en una primera percepción.-
Romano Guardini escribe: “La pureza del espíritu está relacionada con la verdad. Puro es el espíritu en el cual se establecen las diferencias y se conservan los límites; que a lo grande llama grande y a lo pequeño, pequeño; que jamás transforma un sí en un no, ni un no en un sí; que mantiene separado el bien del mal en virtud de un indeclinable ‘o esto o esto otro’ que ha sido instituido entre ambos. No se dice que con ello se esté ya haciendo el bien y evitando el mal; aquí se trata de algo más primordial: De lo que lo bueno no sea llamado malo ni lo malo, bueno”. (3)
Se advertirá entonces que la pureza prepara el alma, otorgándole la luz para que ésta pueda obrar adecuadamente en orden a su deber ser. Es decir, el destino de perfección para la contemplación, sin tiempo, del Ser Absoluto.-
La doctrina del intelectualismo realista, según Aristóteles, Santo Tomás y la mayor parte de los Escolásticos, afirma que “Las ideas y los principios son obra común de dos causas subordinadas: Sensible la una, a saber, los datos de los sentidos que presentan al entendimiento, por medio de la imaginación, los objetos materiales singulares que nos rodean; innata, suprasensible y activa la otra que elabora esos datos… Sin añadir a ellos ningún elemento representativo… Que extrae de ellos (entendimiento agente) y percibe en los mismos (entendimiento posible) lo esencial, lo universal, lo necesario, en una palabra, el tipo de ser inteligible, y saca de ahí, directa o indirectamente, todos sus conocimientos. La universalidad y la objetividad real de nuestras ideas son así explicadas y salvaguardadas; poseemos verdaderamente la ciencia de lo real… De esta suerte el hombre conoce exactamente, sino adecuadamente, el mundo real, compuesto, sin dudas, de individuos indefinidamente varios y mudables; con el entendimiento aprende más o menos claramente lo que esos son substancial o accidentalmente, los tipos de seres en sí inmutables, las esencias que realizan”. (4)
El niño, mediante la luz que surge de su pureza, nos marca el destino que ha de ser la mesa del banquete en la Casa del Padre. Por cuanto su inocencia ha despojado a nuestro entendimiento de su natural dureza, no siendo necesario que en la mesa donde exista un niño, Jesús, que caminó junto a nosotros al igual que los discípulos de Emaús “tome el pan, lo bendiga, lo parta y nos lo dé, para que nuestros ojos se abran y le reconozcamos” (Lc. 29,30 y 31).-
ES EL NIÑO QUE VIVE EN EL SENO MATERNO, DONDE SE HA INICIADO SU VIDA, AL QUE HONRAMOS EN ESTE DÍA
La defensa de la vida del niño amenazada por los necios, exige argumentar para afirmar las esencias.
Es imposible que no entiendan
Que a vivir tu vida derecho tienes,
Que no es capricho de la gente
Ni depende aquél de que lo entiendan.
Que tu existencia recibes
Del que es autor de toda vida
No es el consenso, el que te crea
Ni la democracia te concibe.
¿Quién fijó que, acaso, dependa
Tu vida de la simple suerte,
Que el número, el voto, en impune
Asamblea puedan decidir tu muerte?
Es la ley que antecede
Por la que se consuma el milagro
Son tus padres que aceptan, generosos,
Ser parte en lo que Orden requiere.
La morada en que vives, parece débil, que es frágil,
Mas nadie puede igualar la fuerza de quien te lleva.
Es tu madre, que forma con sus entrañas una coraza infranqueable,
Es allí donde tu creces y juegas con movimiento a cada tiempo más ágil.
Fue en ese seno, allí mismo, donde recibiste vida plena
Todo ocurrió en un instante, aquél en el que el espíritu movilizó tu materia.
Todo pasó en un momento, lapso en el que el cuerpo puso en acto su potencia.
Y allí, todo tu ser se manifestó en el cambio y de tu persona, la realidad quedó llena.
Porque la criatura es la expresión del acto de amor, que resume toda la Creación
Cada niño, desde la concepción, es ya un “verdadero microcosmos”,
“Un pequeño mundo que excede en valor a todo el inmenso inanimado”
Cuidar la vida, entonces, es obligado servicio a cumplir en particular misión.
Dios Padre, certero, anunció su Reino
Lo hizo en Jesús, que es el niño pequeño.
Y a partir de ese momento, todo niño es modelo
A imitar su pureza, la del niño que es dueño.
1.- Carta Encíclica “Lumen Fidei” del Sumo Pontífice Francisco. Edición Julio 2013. Conferencia Episcopal Argentina. Pág. 78.
2.- “De la Pureza y de la Inocencia”. En “La defensa del derecho natural a la vida. El deber de cuyo cumplimiento nadie puede excusarse”. Juan Carlos Grisolía. Año 2011.
3.- “Der Herr. Betracgtungen über die Person und das Leben Jesu Christi”. (El Señor. Meditación sobre la persona y la vida de Jesucristo), pág. 638.
4.- Enrique Collin. “Manual de Filosofía Tomista”. Tomo I. Págs. 410/412.
En la ciudad de Rosario, Provincia de Santa Fe, República Argentina, 08 de Agosto de 2019.
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