Aprovechando un nuevo aniversario de la Virgen de Fátima, lo publicamos, para quienes deseen adentrarse en este misterio inmenso y políticamente incorrectísimo.
Por el padre Javier Olivera Ravasi, SE
Editor: P. Javier Olivera Ravasi, SE
Parte III
Las palabras de Nuestra Señora
“En Portugal se conservará siempre el dogma de la fe, etc. Esto no lo digáis a nadie. A Francisco sí podéis decírselo”.
Esta declaración, seguida del ‘etc.’, da a entender que las palabras de Nuestra Señora continúan, pero no podían revelarse por el momento.
La referencia a Francisco nos recuerda que dicho pastorcito sólo veía a la Ssma. Virgen, pero no la oía ni le hablaba; Jacinta veía y oía; Lucía era la única que hablaba con la Virgen y le respondía.
Lucía, interlocutora de la Virgen y depositaria del secreto
Sor Lucia actuaba solo como depositaria del secreto. La difusión le compete a la jerarquía eclesiástica, lo que ella reclamó reiteradas veces desde 1946, con dos fechas topes: el año 1960 o su muerte, si ocurriese primero.
Pero en 1957 el Santo Oficio reclamó a la curia de Leiría los escritos de sor Lucia incluyendo el sobre con el secreto, los que en marzo de ese año llegaron a Roma.
Antes de entregarlo, el obispo auxiliar Mons. Venancio observó el sobre a trasluz, y contó entre 20 y 25 líneas en un único papel doblado al medio.
Pío XII y el Tercer Secreto
Sin embargo, cuando era todavía el Cardenal Pacelli, Secretario de Estado de Pío XI, hizo esta sorprendente declaración sobre el Mensaje de Fátima:
“Me preocupan los mensajes de la Santísima Virgen a la pequeña Lucía de Fátima. Esa persistencia de María sobre los peligros que amenazan a la Iglesia es un aviso del Cielo contra el suicidio que significa alterar la Fe, en Su liturgia, en Su teología y en Su alma (…) Oigo a mi alrededor innovadores que desean desmantelar el Santuario, apagar la llama universal de la Iglesia, rechazar Sus ornamentos y hacer que sienta remordimientos por Su pasado histórico”.
La entrevista del padre Schweigl
El 2 de septiembre de 1952, el padre Joseph Schweigl, S.J., por orden de Pío XII interrogó a sor Lucía. Aunque el Santo Oficio no autorizó la divulgación de la entrevista, el jesuita declaró:
“Puedo decir que el tercer secreto tiene dos partes: una concierne al Papa. La otra lógicamente –no debo decir nada de ella- debería ser la continuación de las palabras ‘En Portugal se conservará siempre el dogma de la fe’”
Las declaraciones al padre Agustín Fuentes
El 26 de diciembre de 1957 el padre Agustín Fuentes, vice postulador de la causa de beatificación de Jacinta y Francisco, la entrevistó en Coimbra.
Las “Declaraciones de Sor Lucía al Padre Agustín Fuentes” fueron publicadas con Imprimatur del Arzobispo de Santa Cruz, Méjico y reconocidas por Pío XII.
“Padre, la Santísima Virgen está muy triste, porque nadie hace caso a su Mensaje, ni los buenos ni los malos.
Pero, créame Padre, Dios va a castigar al mundo y lo va a castigar de una manera tremenda. El castigo del cielo es inminente. ¿Qué falta, Padre, para 1960; y qué sucederá entonces? (…)
Dígales que la Santísima Virgen nos dijo, que muchas naciones de la tierra desaparecerán sobre la faz de la misma, que Rusia sería el instrumento del castigo del Cielo para todo el mundo, si antes no alcanzábamos la conversión de esa pobrecita Nación.
Padre, el demonio está librando una batalla decisiva contra la Virgen; y como sabe qué es lo que más ofende a Dios y lo que, en menos tiempo, le hará ganar mayor número de almas, está tratando de ganar a las almas consagradas a Dios (…)
Padre, no es mi misión indicarle al mundo los castigos materiales que ciertamente vendrán sobre la tierra si el mundo antes no hace oración y penitencia. No. Mi misión es indicarles a todos el inminente peligro en que estamos de perder para siempre nuestra alma si seguimos aferrados al pecado…
Padre, no esperemos que venga de Roma una llamada a la penitencia, de parte del Santo Padre, para todo el mundo; ni esperemos tampoco que venga de parte de los señores Obispos cada uno en su diócesis; ni siquiera tampoco de parte de las Congregaciones Religiosas. No; ya Nuestro Señor usó muchas veces estos medios, y el mundo no le ha hecho caso.
Por eso ahora, que cada uno de nosotros comience por sí mismo su reforma espiritual; que tiene que salvar no sólo su alma, sino salvar a todas las almas que Dios ha puesto en su camino…
Padre, la Santísima Virgen no me dijo que nos encontramos en los ÚLTIMOS TIEMPOS del mundo, pero me lo dio a entender por tres motivos:
Primero, porque me dijo que el demonio está librando una batalla decisiva con la Virgen y una batalla decisiva, es una batalla final, en donde se va a saber de qué partido es la victoria, de qué partido es la derrota. Así que ahora, o somos de Dios, o somos del demonio; no hay término medio.
Las “Declaraciones de Sor Lucía al Padre Agustín Fuentes” fueron publicadas con Imprimatur del Arzobispo de Santa Cruz, Méjico y reconocidas por Pío XII.
“Padre, la Santísima Virgen está muy triste, porque nadie hace caso a su Mensaje, ni los buenos ni los malos.
Pero, créame Padre, Dios va a castigar al mundo y lo va a castigar de una manera tremenda. El castigo del cielo es inminente. ¿Qué falta, Padre, para 1960; y qué sucederá entonces? (…)
Dígales que la Santísima Virgen nos dijo, que muchas naciones de la tierra desaparecerán sobre la faz de la misma, que Rusia sería el instrumento del castigo del Cielo para todo el mundo, si antes no alcanzábamos la conversión de esa pobrecita Nación.
Padre, el demonio está librando una batalla decisiva contra la Virgen; y como sabe qué es lo que más ofende a Dios y lo que, en menos tiempo, le hará ganar mayor número de almas, está tratando de ganar a las almas consagradas a Dios (…)
Padre, no es mi misión indicarle al mundo los castigos materiales que ciertamente vendrán sobre la tierra si el mundo antes no hace oración y penitencia. No. Mi misión es indicarles a todos el inminente peligro en que estamos de perder para siempre nuestra alma si seguimos aferrados al pecado…
Padre, no esperemos que venga de Roma una llamada a la penitencia, de parte del Santo Padre, para todo el mundo; ni esperemos tampoco que venga de parte de los señores Obispos cada uno en su diócesis; ni siquiera tampoco de parte de las Congregaciones Religiosas. No; ya Nuestro Señor usó muchas veces estos medios, y el mundo no le ha hecho caso.
Por eso ahora, que cada uno de nosotros comience por sí mismo su reforma espiritual; que tiene que salvar no sólo su alma, sino salvar a todas las almas que Dios ha puesto en su camino…
Padre, la Santísima Virgen no me dijo que nos encontramos en los ÚLTIMOS TIEMPOS del mundo, pero me lo dio a entender por tres motivos:
Primero, porque me dijo que el demonio está librando una batalla decisiva con la Virgen y una batalla decisiva, es una batalla final, en donde se va a saber de qué partido es la victoria, de qué partido es la derrota. Así que ahora, o somos de Dios, o somos del demonio; no hay término medio.
Segundo, porque me dijo (...) que dos eran los últimos remedios que Dios daba al mundo; el Santo Rosario y la Devoción al Inmaculado Corazón de María, y, al ser los últimos remedios, quiere decir que son los últimos, que ya no va a haber otros.
Y tercero, porque siempre en los planes de la Divina Providencia, cuando Dios va a castigar al mundo, agota antes todos los demás medios; y cuando ha visto que el mundo no le ha hecho caso a ninguno de ellos, entonces, como si dijéramos a nuestro modo imperfecto de hablar, nos presenta con cierto temor el último medio de salvación, su Santísima Madre.
Si despreciamos este último medio, ya no tendremos perdón del cielo…
Padre, la Santísima Virgen, en estos ÚLTIMOS TIEMPOS en que estamos viviendo, ha dado una nueva eficacia al rezo del Santo Rosario. De tal manera que ahora no hay problema, por más difícil que sea, sea temporal o sobre todo espiritual, que se refiera a la vida personal de cada uno de nosotros; o a la vida de nuestras familias, sean familias del mundo o Comunidades Religiosas; o la vida de los pueblos y naciones. No hay problema, repito, por más difícil que sea, que no podamos resolver ahora con el rezo del Santo Rosario”.
Si despreciamos este último medio, ya no tendremos perdón del cielo…
Padre, la Santísima Virgen, en estos ÚLTIMOS TIEMPOS en que estamos viviendo, ha dado una nueva eficacia al rezo del Santo Rosario. De tal manera que ahora no hay problema, por más difícil que sea, sea temporal o sobre todo espiritual, que se refiera a la vida personal de cada uno de nosotros; o a la vida de nuestras familias, sean familias del mundo o Comunidades Religiosas; o la vida de los pueblos y naciones. No hay problema, repito, por más difícil que sea, que no podamos resolver ahora con el rezo del Santo Rosario”.
Silencio carmelitano
Inmediatamente después de la publicación de la entrevista, el Vaticano impuso silencio a Sor Lucía y prohibió a su obispo hablar del tema.
Para el padre Alonso, archivista oficial de Fátima, autor de 24 tomos con 5396 documentos, el secreto no trata del fin del mundo:
“Si en Portugal se conservará siempre los dogmas de fe, se deduce que en otras partes de la Iglesia esos dogmas, o se van a oscurecer, o hasta se van a perder. Sería pues del todo probable que en ese período “intermedio” (de 1960 hasta el triunfo del Inmaculado Corazón), haya luchas intestinas en el seno de la misma Iglesia y graves negligencias pastorales de altos jerarcas…”
El padre Joaquín Alonso
Para el padre Alonso, archivista oficial de Fátima, autor de 24 tomos con 5396 documentos, el secreto no trata del fin del mundo:
“Si en Portugal se conservará siempre los dogmas de fe, se deduce que en otras partes de la Iglesia esos dogmas, o se van a oscurecer, o hasta se van a perder. Sería pues del todo probable que en ese período “intermedio” (de 1960 hasta el triunfo del Inmaculado Corazón), haya luchas intestinas en el seno de la misma Iglesia y graves negligencias pastorales de altos jerarcas…”
El Cardenal Ottaviani
Sor Lucía dio una valiosa indicación al insistir que el Obispo de Fátima prometiese que el sobre con el secreto (“una carta”) “sería abierto definitivamente y leído al mundo a su muerte o en 1960, lo que primero aconteciera (…) porque la Santísima Virgen así lo desea”
Sor Lucía explicó al Cardenal Ottaviani, Prefecto del Santo Oficio, que: “El Mensaje debía ser abierto no antes de 1960 (…) Porque entonces aparecerá ‘mais claro’”.
Fue él quien afirmó que el Tercer Secreto está escrito en una sola hoja de papel.
Y que no era revelado para “evitar que alguna cosa muy delicada, no destinada al público, cayese por cualquier motivo, aunque fuere fortuito, en manos extrañas”.
Por un cable extraoficial se dio a entender que la Santa Sede no pensaba realizar su divulgación.
Luego se supo que el “papa” lo había leído y comentado que “no concernía a su pontificado”.
En junio del mismo año la Civiltà Cattolica, denostaba la “ansiedad morbosa” de los fieles, señalando que el mensaje disgustaba a la jerarquía por su anticomunismo y acusaba a Sor Lucía por su “interpretación politizada” del texto.
Otro jesuita, el padre E. Dhanis, S.J., uno de los redactores del Catecismo Holandés, pergeñaría la tesis de que una cosa es la aparición y otra lo que dice sor Lucía que la Virgen dice… Afirma que la visión del infierno es “exageradamente medieval e inexplicable en el siglo XX” (sic) y la profecía de la II guerra con “el imposible remedio propuesto, pedido impolítico y antiecuménico”.
Contra estos y otros clérigos “desmitificadores” Juan Pablo II declararía que el mensaje es “comparable a la Sagrada Escritura”.
De los más de 100 millones de muertos que ha causado el comunismo desde 1917, una gran parte corresponde a ciudadanos del Este de Europa, que se vieron atrapados tras el Telón de acero en 1945.
Pablo VI leyó el secreto y lo devolvió sin publicar. El 13 de mayo de 1967, en Fátima, presentó su encíclica Signum Magnum, relacionando las apariciones con el Apocalipsis: “El gran portento que el Apóstol San Juan vio en el cielo, ‘una Mujer vestida de sol’, no sin fundamento la sagrada Liturgia interpreta como referido a la Santísima Virgen María”.
“Qué daño sería si una interpretación arbitraria y no autorizada del Magisterio de la Iglesia hiciese de esta renovación una desintegración inquietante de su estructura y constitución tradicionales…”
Un año después dijo: “La Iglesia se encuentra en una hora inquieta de autocrítica o, mejor dicho, de autodemolición. Es como una inversión aguda y compleja que nadie se habría esperado después del Concilio. La Iglesia está prácticamente golpeándose a sí misma” (7/12/1968)
Y cuatro años después: “Por alguna rendija se ha introducido el humo de Satanás en el templo de Dios… También en la Iglesia reina ese estado de incertidumbre. Se creyó que después del Concilio vendría una jornada de sol para la Iglesia. Ha llegado, sin embargo, una jornada de nubes, de tempestad, de oscuridad” (30/06/1972)
Cuando a Sor Lucía le preguntaban por el Tercer Secreto, respondía:
“Está en el Evangelio y en el Apocalipsis. ¡Leedlos!” (…) ¡Es la desorientación diabólica que invade el mundo y engaña a las almas! (…) ¡Y lo peor es que ha conseguido burlar y engañar almas que, por las posiciones que ocupan, tienen una gran responsabilidad!”.
El 13 de Abril 1971 le escribe al padre Valinho:
“Es triste en efecto que tantas personas se dejen dominar por la onda diabólica que cubre hoy al mundo entero, y que los ciega a tal punto que no son capaces de ver el error (…) Por este motivo, grande es la responsabilidad de aquel a quien se ha encargado de guiar a la grey”.
El Cardenal Karol Wojtyla, declaró ante el Congreso Eucarístico de Pennsylvania, en 1977: “Estamos ante la contienda final entre la Iglesia y la anti-iglesia, el Evangelio y el anti-evangelio”.
Wojtyla consagró el mundo al Corazón Inmaculado de María en Fátima el 13 de mayo de 1982.
Mons. Paul Josef Cordes contó que Wojtyla pensaba nombrar a Rusia pero fue desaconsejado por sus colaboradores; por eso añadió al texto: “¡Madre de la Iglesia, ilumina especialmente a los pueblos de los que Tú esperas nuestra consagración!”
Ese mismo mes fue reemplazado el Nuncio Papal en Portugal y comenzó abiertamente el proceso de transmutar la “Consagración de Rusia” en “Consagración del mundo”.
El 11 de octubre 1990 Carolina, hermana de sangre de Sor Lucía, dijo a un sacerdote en Fátima: “No puede uno fiarse de ‘cartas de Sor Lucía’ escritas a máquina, porque ella ni siquiera sabe escribir a máquina”.
El 22 de octubre 1990 un prestigioso experto forense, indicó que la presunta firma de Sor Lucía, en una de esas cartas escrita en P.C., es una falsificación. El 12 de octubre de 1992, en el Centro Pablo VI de Fátima, Frère François de Marie des Anges acusó a Mons. Luciano Guerra de haber falsificado principalmente la del 21 de noviembre de 1989.
El 21 de Marzo de 1982, se le pidió a Sor Lucía que le explicara al Nuncio en Lisboa lo que Nuestra Señora quería del “papa”. Dijo que el Papa tiene que escoger una fecha, ordenar a los obispos del mundo entero, que cada uno en su catedral, y al mismo tiempo que el papa, haga una ceremonia solemne y pública de reparación y consagración de Rusia a los Sagrados Corazones de Jesús y de María.
El 13 de julio de 1917 la Virgen anunció en Fátima que si la humanidad no se convertía Rusia difundiría sus errores por el mundo, esas palabras resultaban incomprensibles. Los acontecimientos sacaron a la luz el significado. Después de la revolución bolchevique de octubre de 1917 quedó claro que la expansión del comunismo era el instrumento del que Dios quería servirse para castigar al mundo por sus pecados.
“Como te he dicho, si los hombres no se arrepienten y no se mejoran ellos mismos, el Padre infligirá un terrible castigo sobre toda la humanidad. Será un castigo más grande que el Diluvio, tal como no se ha visto antes. El fuego caerá del cielo y destruirá una gran parte de la humanidad, tanto los buenos como los malos, sin perdonar ni sacerdotes ni fieles. Los sobrevivientes se encontrarán tan desolados que envidiarán a los muertos. Las únicas armas que os quedarán serán el Rosario y el Signo que ha dejado mi Hijo. Rezad las oraciones del Rosario todas los días”.
“Con el Rosario rezad por el Papa, los obispos y los sacerdotes. La obra del diablo se infiltrará hasta por dentro de la Iglesia de una manera tal que se verá cardenales oponerse a cardenales, obispos contra obispos. Los sacerdotes que me veneran serán despreciados y obstaculizados por sus hermanos en el sacerdocio… iglesias y altares saqueados; la Iglesia estará llena de aquellos que aceptan transigencias y el demonio empujará a muchos sacerdotes y almas consagradas a dejar el servicio del Señor”.
El Obispo de Leiria, Mons. Venancio, citando a San Pablo (2 Tesal. II,7), escribe en su carta Pastoral del 25 de Julio de 1966: “Fátima actualiza todo el sentido de una Iglesia abierta al futuro y confiada a la mano del Señor, pero que está todavía continuamente amenazada por el misterio de la iniquidad que ya está actuando”.
El 10 de septiembre de 1984, el nuevo Obispo de Fátima, Alberto Cosme de Amaral, declaró:
“El contenido (del Tercer Secreto) se refiere únicamente a nuestra fe. Identificar el secreto de Fátima con anuncios catastróficos o algún holocausto nuclear, significa deformar el sentido del mensaje (…) la pérdida de la fe de un continente es peor que la aniquilación de una nación; y es un hecho que la fe está continuamente disminuyendo en Europa”.
El 17 de marzo de 1990, el Cardenal Silvio Oddi declaró que el Tercer Secreto “no tiene nada que ver con Gorbachov. La Santísima Virgen nos está alertando sobre la apostasía en la Iglesia”.
Sor Lucía explicó al Cardenal Ottaviani, Prefecto del Santo Oficio, que: “El Mensaje debía ser abierto no antes de 1960 (…) Porque entonces aparecerá ‘mais claro’”.
Fue él quien afirmó que el Tercer Secreto está escrito en una sola hoja de papel.
Y que no era revelado para “evitar que alguna cosa muy delicada, no destinada al público, cayese por cualquier motivo, aunque fuere fortuito, en manos extrañas”.
1960…
El 9 de Octubre 1958 muere Pío XII sin haber leído el tercer secreto; llegó 1960 y Juan XXIII no hizo ningún anuncio.
Por un cable extraoficial se dio a entender que la Santa Sede no pensaba realizar su divulgación.
Luego se supo que el “papa” lo había leído y comentado que “no concernía a su pontificado”.
Fátima, “políticamente incorrecta”
En junio del mismo año la Civiltà Cattolica, denostaba la “ansiedad morbosa” de los fieles, señalando que el mensaje disgustaba a la jerarquía por su anticomunismo y acusaba a Sor Lucía por su “interpretación politizada” del texto.
Contra estos y otros clérigos “desmitificadores” Juan Pablo II declararía que el mensaje es “comparable a la Sagrada Escritura”.
La Iglesia del Silencio
Una de las víctimas más célebres fue el glorioso Cardenal Josef Mindszenty, Primado de Hungría, modelo de la resistencia católica al comunismo.
Detenido en 1948, torturado y condenado a trabajos forzados; fue liberado durante la revolución de 1956 y se refugió en la embajada norteamericana hasta 1971. Trasladado a Roma por orden de Paulo VI, fue ahí depuesto de su sede episcopal.
En muchos países, decretaron por ley la desaparición de la Iglesia Católica.
El cardenal Slipyj, de Ucrania, fue condenado a 8 años de trabajos forzosos y deportado a un gulag del círculo polar ártico. Por su pastoral en prisión fue recondenado por tiempo indefinido.
En Rumania, el cardenal Iuliu Hossu pasó 16 años encarcelado. Cuando le ofrecieron abandonar el país respondió: “Yo me quedo aquí, en mi país, para compartir el destino de mis hermanos, de mis sacerdotes y de mis fieles. No les puedo abandonar”.
El cardenal Alexandru Todea, consagrado clandestinamente en 1950, un año después fue condenado a prisión. Compartió una celda con cinco obispos y otros ocho sacerdotes, y le nombraron jefe de limpieza del baño.
En agosto de 1962, en Metz, por un pacto secreto entre la Santa Sede y los rusos, la Iglesia se comprometía a que en el Concilio no habría ninguna condena al comunismo y al marxismo, a cambio de que los rusos enviaran dos representantes al Concilio.
Detenido en 1948, torturado y condenado a trabajos forzados; fue liberado durante la revolución de 1956 y se refugió en la embajada norteamericana hasta 1971. Trasladado a Roma por orden de Paulo VI, fue ahí depuesto de su sede episcopal.
En muchos países, decretaron por ley la desaparición de la Iglesia Católica.
El beato cardenal Alojzije Stepinac, croata, fue condenado a 16 años de trabajos forzados.
En Rumania, el cardenal Iuliu Hossu pasó 16 años encarcelado. Cuando le ofrecieron abandonar el país respondió: “Yo me quedo aquí, en mi país, para compartir el destino de mis hermanos, de mis sacerdotes y de mis fieles. No les puedo abandonar”.
El acuerdo de silencio
Dom Manoel Pestana Filho: “Dentro del Concilio Vaticano II, no en las reuniones, se hicieron muchos acuerdos con los representantes de Rusia para que no se hablase del comunismo, no se hablase de Rusia. Más eso es lo contrario al Mensaje de Fátima...”
Pablo VI
Un año después dijo: “La Iglesia se encuentra en una hora inquieta de autocrítica o, mejor dicho, de autodemolición. Es como una inversión aguda y compleja que nadie se habría esperado después del Concilio. La Iglesia está prácticamente golpeándose a sí misma” (7/12/1968)
Y cuatro años después: “Por alguna rendija se ha introducido el humo de Satanás en el templo de Dios… También en la Iglesia reina ese estado de incertidumbre. Se creyó que después del Concilio vendría una jornada de sol para la Iglesia. Ha llegado, sin embargo, una jornada de nubes, de tempestad, de oscuridad” (30/06/1972)
La desorientación diabólica
“Está en el Evangelio y en el Apocalipsis. ¡Leedlos!” (…) ¡Es la desorientación diabólica que invade el mundo y engaña a las almas! (…) ¡Y lo peor es que ha conseguido burlar y engañar almas que, por las posiciones que ocupan, tienen una gran responsabilidad!”.
El 13 de Abril 1971 le escribe al padre Valinho:
“Es triste en efecto que tantas personas se dejen dominar por la onda diabólica que cubre hoy al mundo entero, y que los ciega a tal punto que no son capaces de ver el error (…) Por este motivo, grande es la responsabilidad de aquel a quien se ha encargado de guiar a la grey”.
Karol Wojtyla
Juan Pablo I quería consagrar Rusia
Juan Pablo I en 1977, antes de su elección, peregrinó a Fátima y habló largamente con Lucía: "Tengo que regresar a Fátima; quiero hablar con la Virgen (...) sor Lucía me ha dejado un grave pensamiento en el corazón. Ahora no podré olvidar más Fátima".
Don Germano Pattaro narra que el papa le habló de su coloquio con sor Lucía: "Un hecho que me ha turbado por un año entero -me dijo- me ha quitado la paz y la tranquilidad espiritual (...) Ahora la previsión de sor Lucía se ha cumplido. Estoy aquí, soy el papa (...) Si tendré vida, volveré a Fátima para consagrar al mundo y, particularmente, a los pueblos de Rusia, a la Virgen, según las indicaciones por Ella dadas a sor Lucía".
Juan Pablo II en Fulda
De Juan Pablo II se sabe que lo leyó antes de su viaje a Fátima en 1982.
En 1980, en Fulda, Alemania, se le preguntó sobre el Tercer Secreto y Wojtyla respondió: “Dada la gravedad del contenido, para no animar al poder mundial del comunismo a cumplir ciertas mociones, mis predecesores en el cargo de Pedro han preferido diplomáticamente suspender su publicación. Por otra parte, a todos los cristianos puede ser suficiente saber esto: Si hay un mensaje en el que está escrito que los océanos inundarán partes enteras de la tierra, que millones de hombres perecerán de un momento a otro, la publicación de este mensaje deja de ser algo que sea muy deseado…
Debemos prepararnos para sufrir grandes pruebas en un futuro próximo, que serán tales que exigirán de nosotros la disposición de ofrecer aún la vida, y una dedicación total a Cristo y por Cristo… Con vuestra oración y la mía es posible mitigar esta tribulación, pero no es posible alejarla, porque sólo así la Iglesia podrá ser efectivamente renovada. ¡Cuántas veces de la sangre ha despuntado la renovación de la Iglesia! No será de otro modo esta vez. Tenemos que ser fuertes, prepararnos, confiar en Cristo y en su Madre Santísima, y ser muy, muy asiduos a la oración del Rosario”.
Las consagraciones de Juan Pablo II
En la plaza de San Pedro el 25 de marzo de 1984, en unión espiritual con todos los Obispos del mundo, precedentemente “convocados”, Wojtyla consagró a todos los hombres y pueblos al Corazón Inmaculado de María.
El 12 de Mayo de 1982, el día antes de la consagración, L’Osservatore Romano publicó una entrevista a Sor Lucía del padre Umberto Maria Pasquale, en la cual ella le dijo:
“… ¡No, Padre Umberto! ¡Nunca! En Cova da Iria en 1917 Nuestra Señora había prometido: Yo vendré a pedir la Consagración de Rusia… En 1929, en Tuy, como Ella había prometido, Nuestra Señora vino a decirme que el momento había llegado para pedirle al Santo Padre la Consagración de ese país…”
El 12 de Mayo de 1982, el día antes de la consagración, L’Osservatore Romano publicó una entrevista a Sor Lucía del padre Umberto Maria Pasquale, en la cual ella le dijo:
“… ¡No, Padre Umberto! ¡Nunca! En Cova da Iria en 1917 Nuestra Señora había prometido: Yo vendré a pedir la Consagración de Rusia… En 1929, en Tuy, como Ella había prometido, Nuestra Señora vino a decirme que el momento había llegado para pedirle al Santo Padre la Consagración de ese país…”
J+M
Reverendo Señor P. Humberto:
Respondiendo a su pregunta aclaro:
Nuestra Señora, en Fátima, en Su petición, solo se refirió a la Consagración de Rusia.
En la carta que escribí al Santo Padre Pio XII –por indicación del confesor– pedí la consagración del mundo con mención explícita de Rusia.
Suya devotamente y en unión de oraciones.
Coímbra 13 IV-1980
Hermana Lucía
Reverendo Señor P. Humberto:
Respondiendo a su pregunta aclaro:
Nuestra Señora, en Fátima, en Su petición, solo se refirió a la Consagración de Rusia.
En la carta que escribí al Santo Padre Pio XII –por indicación del confesor– pedí la consagración del mundo con mención explícita de Rusia.
Suya devotamente y en unión de oraciones.
Coímbra 13 IV-1980
Hermana Lucía
La consagración (aún) esperada
Preguntada sobre la consagración de 1984, en la revista “Sol de Fátima” de Septiembre de 1985, Sor Lucía afirmó que la Consagración de Rusia todavía NO había sido realizada porque ese país no había sido el objeto claro de la consagración, sino el mundo.
En Julio 1989 ante tres testigos, el padre Messias Coelho, revela que Sor Lucía acaba de recibir una instrucción anónima vaticana, según la cual ella y sus compañeras quedan obligadas a decir que la Consagración de Rusia fue realizada válidamente el 25 de marzo de 1984.
Aparecieron entre agosto y noviembre de 1989 notas y cartas escritas con PC y a máquina, supuestamente firmadas por ella, diciendo que “la Consagración de Rusia al Inmaculado Corazón ya ha sido realizada”. Sor Lucía, no obstante, nunca escribió a máquina, siempre a mano, ni se expresó públicamente al respecto de tales cartas.
El 11 de octubre 1990 Carolina, hermana de sangre de Sor Lucía, dijo a un sacerdote en Fátima: “No puede uno fiarse de ‘cartas de Sor Lucía’ escritas a máquina, porque ella ni siquiera sabe escribir a máquina”.
El 22 de octubre 1990 un prestigioso experto forense, indicó que la presunta firma de Sor Lucía, en una de esas cartas escrita en P.C., es una falsificación. El 12 de octubre de 1992, en el Centro Pablo VI de Fátima, Frère François de Marie des Anges acusó a Mons. Luciano Guerra de haber falsificado principalmente la del 21 de noviembre de 1989.
No obstante, esas cartas se difunden como “prueba” de que la Consagración ya fue realizada, adjuntando fotos de ella frente a una máquina eléctrica.
En 1985, el Cardenal Gagnon reconoce que la Consagración de Rusia todavía no se ha realizado.
El 25 de octubre 1987, en una audiencia, el Cardenal Mayer reconoció públicamente que la Consagración de Rusia no fue realizada según el pedido específico de Nuestra Señora, pues no se nombró a Rusia ni hubo participaron de todos los obispos.
El 25 de octubre 1987, en una audiencia, el Cardenal Mayer reconoció públicamente que la Consagración de Rusia no fue realizada según el pedido específico de Nuestra Señora, pues no se nombró a Rusia ni hubo participaron de todos los obispos.
El 26 de noviembre 1987 el Cardenal Stickler confirmó que la Consagración no se realizó porque al papa le faltaba el apoyo de los obispos.
En Mayo 1989 al Cardenal Law, de Boston, Sor Lucía le dijo sobre la consagración del 25 de Marzo de 1984: “… El Santo Padre se justificó (diciendo) que ha sido hecha, hecha de la mejor manera posible bajo las circunstancias. ¿Hecha sobre el camino angosto de la consagración colegial que Ella ha exigido y ha estado esperando? No, eso no se ha hecho”.
El 13 de mayo de 2017, el cardenal Paul Cordes, en el Congreso Mariano de Kazakhstan, declaró que Juan Pablo II el 25 de marzo de 1984
“se abstuvo de mencionar explícitamente a Rusia, porque los diplomáticos del Vaticano le pidieron insistentemente que no mencionara dicho país, porque podrían surgir eventualmente otros conflictos políticos (…)
Poco después fui invitado por él a almorzar. Le confió a nuestro pequeño círculo el deseo que él tuvo de mencionar asimismo a Rusia en dicha consagración, pero que él cedió luego a sus consejeros”.
“se abstuvo de mencionar explícitamente a Rusia, porque los diplomáticos del Vaticano le pidieron insistentemente que no mencionara dicho país, porque podrían surgir eventualmente otros conflictos políticos (…)
Poco después fui invitado por él a almorzar. Le confió a nuestro pequeño círculo el deseo que él tuvo de mencionar asimismo a Rusia en dicha consagración, pero que él cedió luego a sus consejeros”.
Los errores de Rusia
El 13 de julio de 1917 la Virgen anunció en Fátima que si la humanidad no se convertía Rusia difundiría sus errores por el mundo, esas palabras resultaban incomprensibles. Los acontecimientos sacaron a la luz el significado. Después de la revolución bolchevique de octubre de 1917 quedó claro que la expansión del comunismo era el instrumento del que Dios quería servirse para castigar al mundo por sus pecados.
Entre 1989 y 1991, el imperio del mal soviético se desmoronó en apariencia, pero la desaparición de su envoltorio político permitió una difusión más amplia del comunismo en el mundo, difusión que tiene su núcleo ideológico en el evolucionismo filosófico y el relativismo moral... y que ha impregnado la vida moderna de las naciones mediante la revolución cultural marxista diseñada por Antonio Gramsci.
En noviembre de 1984 el cardenal Ratzinger declaró al periodista V. Messori haberlo leído, indicando que se trata de “un llamado radical a la conversión, la gravedad absoluta de la historia, los peligros que amenazan la fe y la vida del cristiano y, por ende, del mundo y además la importancia de los últimos tiempos”.
Dijo también: “el contenido de ese ‘Tercer Secreto’ corresponde a lo que ha sido anunciado en la Escritura, y lo que ha sido dicho una y otra vez en muchas otras apariciones marianas…”
El Cardenal Ratzinger lee el secreto
Dijo también: “el contenido de ese ‘Tercer Secreto’ corresponde a lo que ha sido anunciado en la Escritura, y lo que ha sido dicho una y otra vez en muchas otras apariciones marianas…”
Ratzinger: “Akita y Fátima, son la misma cosa”
Howard Dee, ex Embajador de Filipinas en la Santa Sede, reveló que “el Obispo Ito estaba seguro que Akita era una prolongación de Fátima y el Cardenal Ratzinger me confirmó personalmente, que estos dos mensajes son esencialmente la misma cosa”.
La aparición de la Virgen de Akita a Sor Agnes Katsuko Sasagawa, religiosa japonesa, ocurrida el 13 de octubre de 1973 fue declarada auténtica por el Mons. John Shojiro Ito, de la Diócesis de Niigata. He aquí lo que dijo Nuestra Señora:
La aparición de la Virgen de Akita a Sor Agnes Katsuko Sasagawa, religiosa japonesa, ocurrida el 13 de octubre de 1973 fue declarada auténtica por el Mons. John Shojiro Ito, de la Diócesis de Niigata. He aquí lo que dijo Nuestra Señora:
“Como te he dicho, si los hombres no se arrepienten y no se mejoran ellos mismos, el Padre infligirá un terrible castigo sobre toda la humanidad. Será un castigo más grande que el Diluvio, tal como no se ha visto antes. El fuego caerá del cielo y destruirá una gran parte de la humanidad, tanto los buenos como los malos, sin perdonar ni sacerdotes ni fieles. Los sobrevivientes se encontrarán tan desolados que envidiarán a los muertos. Las únicas armas que os quedarán serán el Rosario y el Signo que ha dejado mi Hijo. Rezad las oraciones del Rosario todas los días”.
“Con el Rosario rezad por el Papa, los obispos y los sacerdotes. La obra del diablo se infiltrará hasta por dentro de la Iglesia de una manera tal que se verá cardenales oponerse a cardenales, obispos contra obispos. Los sacerdotes que me veneran serán despreciados y obstaculizados por sus hermanos en el sacerdocio… iglesias y altares saqueados; la Iglesia estará llena de aquellos que aceptan transigencias y el demonio empujará a muchos sacerdotes y almas consagradas a dejar el servicio del Señor”.
Los obispos de Fátima afirman que la Tercera Parte habla de la Apostasía
El Obispo de Leiria, Mons. Venancio, citando a San Pablo (2 Tesal. II,7), escribe en su carta Pastoral del 25 de Julio de 1966: “Fátima actualiza todo el sentido de una Iglesia abierta al futuro y confiada a la mano del Señor, pero que está todavía continuamente amenazada por el misterio de la iniquidad que ya está actuando”.
El 10 de septiembre de 1984, el nuevo Obispo de Fátima, Alberto Cosme de Amaral, declaró:
“El contenido (del Tercer Secreto) se refiere únicamente a nuestra fe. Identificar el secreto de Fátima con anuncios catastróficos o algún holocausto nuclear, significa deformar el sentido del mensaje (…) la pérdida de la fe de un continente es peor que la aniquilación de una nación; y es un hecho que la fe está continuamente disminuyendo en Europa”.
… y también los cardenales
El 17 de marzo de 1990, el Cardenal Silvio Oddi declaró que el Tercer Secreto “no tiene nada que ver con Gorbachov. La Santísima Virgen nos está alertando sobre la apostasía en la Iglesia”.
Y en noviembre de 1990: “Para mí el secreto de Fátima contiene una profecía triste sobre la Iglesia y es por esto que el Papa Juan no la ha divulgado, y Pablo VI y Juan Pablo II han hecho otro tanto. Según conozco está escrito aproximadamente que en 1960 el Papa habría convocado el Concilio del cual, contrariamente a lo esperado, habrían derivado indirectamente tantas dificultades para la Iglesia”.
En 1995 el Cardenal Luigi Ciappi, teólogo personal de los Papas Pío XII, Juan XXIII, Pablo VI, Juan Pablo I y Juan Pablo II hizo esta revelación:
“En el Tercer Secreto se predice, entre otras cosas, que la gran apostasía en la Iglesia comenzará de su vértice”.
En 1995 el Cardenal Luigi Ciappi, teólogo personal de los Papas Pío XII, Juan XXIII, Pablo VI, Juan Pablo I y Juan Pablo II hizo esta revelación:
“En el Tercer Secreto se predice, entre otras cosas, que la gran apostasía en la Iglesia comenzará de su vértice”.
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