por Fiel a Jesús
Con esta arrogancia, Bergoglio no solo demuestra que es un hereje y un apostata sino que tiene la pretensión de usurpar a Dios, creyéndose con poderes divinos para reinterpretar las Palabras de Jesucristo y para cambiar su significado.
Ni siquiera el heresiarca Lutero tuvo la arrogancia de llegar tan lejos como el heresiarca Bergoglio y por lo menos este se separó de la Iglesia mientras que Bergoglio ha tenido la pretensión de utilizar la estructura de la Iglesia y se ha sentado en el Templo de Dios para crear una falsa iglesia contraria a la Iglesia católica y desde adentro predicar un falso evangelio y un falso cristo.
Tenga en cuenta que no existe la traducción original en Arameo sino únicamente el original se encuentra en Griego. Las versiones en Arameo que se encuentran en el Internet son reconstrucciones. La Vulgata es una traducción de la Biblia hebrea y griega al latín a finales del Siglo IV en el 382 d.C. por San Jerónimo. El Concilio dogmático de Trento declaró la Vulgata como la traducción oficial de la Biblia durante su cuarta sesión.
Si revisamos las traducciones del Padrenuestro de las biblias protestantes vemos que la traducción original en Griego εἰσενέγκῃς = concuerdan con la Vulgata: (No nos) induzcas en la tentación, (No nos) metas en la tentación. Grego: E não nos induzas à.
La oración del Padrenuestro se encuentra en el Evangelio de Mateo 6: 9-13 y en Lucas 11: 2-4.
Sexta Petición Y NO NOS DEJES CAER EN TENTACIÓN
76. --- Algunos, aunque pecaron, desean sin embargo obtener el perdón de sus pecados; y en consecuencia se confiesan y hacen penitencia y sin embargo no ponen todo el cuidado que deberían para no caer de nuevo en sus pecados. No es conveniente que por una parte llore uno sus pecados y se arrepienta y por otra, pecando, repita lo que llorará. Y por esto dice Isaías, 1, 16: "Lavaos, limpiaos, quitad de delante de mi vista la perversidad de vuestros pensamientos, dejad de hacer el mal". Y por lo mismo, como ya se dijo, Cristo nos enseñó en la petición precedente a pedir el perdón de nuestros pecados; y en ésta nos enseña a pedir que podamos evitar los pecados, de modo que no seamos inducidos a la tentación por la que caemos en el pecado, con estas palabras: "Y no nos dejes caer en tentación".
77. --- Acerca de esto examínense tres cosas: Primeramente qué es la tentación; En segundo lugar cómo y por quién es tentado el hombre, en tercer lugar cómo se libra de la tentación.
78. --- En cuanto a lo primero debemos saber que tentar no es sino sujetar a experimento o poner a prueba: así es que tentar a un hombre es probar su virtud. Se sujeta a experimento o se pone a prueba la virtud de un hombre de dos maneras, por cuanto dos cosas exige la virtud del hombre. Una consiste en que el bien que se ha de hacer se ejecute de manera excelente; La otra en que se guarde uno del mal. Salmo 33, 15: "Apártate del mal y obra el bien". Por lo tanto la virtud del hombre se pone a prueba ora en cuanto a que obre excelentemente, ora en cuanto a que se aleje del mal.
79. --- En cuanto a lo primero se pone a prueba el hombre para saber si es pronto en el bien obrar, por ejemplo para ayunar o algo semejante. En efecto, grande es esta virtud si te halla pronto para hacer el bien. Y de este modo Dios prueba a veces al hombre: no es que se le oculte la virtud del hombre, sino para que todos la conozcan y se les dé a todos un ejemplo. Así tentó Dios a Abraham, Gen 22, y a Job. Y por eso Dios envía a menudo tribulaciones a los justos, para que si pacientemente las soportan se manifieste su virtud y en ella progresen. Deut13,3: "El Señor vuestro Dios os tienta para que se haga patente si lo amáis o no". Así es que de esta manera tienta Dios al hombre, excitándolo al bien.
80. --- En cuanto a lo segundo, se pone a prueba la virtud del hombre induciéndolo al mal. Y si él resiste en verdad, y no consiente, entonces es grande su virtud; más si el hombre sucumbe a la tentación, entonces no existe tal virtud. Más de este modo, nadie es tentado por Dios; porque, como dice Santiago 1, 13: "Dios no tienta a nadie para el mal", El hombre es tentado por su propia carne, por el Diablo y por el mundo.
81.—a) Por la carne de dos modos. Primeramente porque la carne instiga al mal: en efecto, la carne siempre busca sus deleites, a saber, es en los pecados carnales, en los que frecuentemente hay pecado. Y quien se detiene en las delectaciones carnales descuida lo espiritual. Santiago 1,14: "Cada uno es tentado por su propia concupiscencia".En segundo lugar, la carne nos tienta apartándonos del bien. Porque el espíritu, en cuanto está de su parte, siempre se deleita en los bienes espirituales; pero endureciendo al espíritu, la carne lo entorpece. Sab 9, 15: "El cuerpo corruptible entorpece al alma". Rom7, 22: "Me complazco en la Ley de Dios según el hombre interior; mas yo veo en mis miembros otra ley que resiste a la ley de mi razón y que me tiene cautivo bajo la ley del pecado que está en mis miembros". Y esta tentación, a saber, la de la carne, es muy fuerte, porque nuestro enemigo, o sea la carne, nos está íntimamente unida. Y como dice Boecio, ninguna peste es más eficaz para hacer daño que un enemigo en casa. Por lo cual debemos estar vigilantes contra ella. Mt 26, 41: "Vigilad y orad para que no caigáis en tentación".
82. --- b) El diablo tienta de muy fuerte manera. Porque después de vencida la carne se presenta otro [enemigo], esto es, el Diablo, contra el cual nos toca una gran pelea cuerpo a cuerpo. San Pablo, Ef 6, 12: "No es nuestra pelea solamente contra la carne y la sangre, sino contra los Principados y las Potestades, contra los adalides de estas tinieblas del mundo". Por lo cual [al diablo] característicamente se le llama el tentador. 1 Tes3, 5: "No fuera a ser que el tentador os hubiera tentado". Pero en sus tentaciones procede con suma astucia. En efecto, tal como un hábil general que asedia una fortaleza, considera los puntos débiles de aquel a quien quiere atacar, y lo tienta por la parte en que el hombres es más débil. Y por eso lo tienta en aquellos vicios a los que, vencida ya la carne, más inclinados están los hombres, como son la ira, la soberbia y otros vicios espirituales. I Pedro 5, 8: "Vuestro adversario, el diablo, como león rugiente, anda rondando buscando a quién devorar".
83. --- Cuando tienta, el diablo hace dos cosas: porque de inmediato no le propone al que tienta un mal manifiesto sino algo que tenga apariencia de bien, para al menos de esa manera al principio mismo apartarlo un poco de su principal propósito, pues luego más fácilmente lo inducirá a pecar, por poco que lo haya apartado. San Pablo en 2 Cor 11, 14: "El mismo Satanás se transforma en ángel de luz". Después de haber llevado al hombre a pecar, lo sujeta de tal manera que no le permite levantarse del pecado. Job 40, 12: "Los nervios de sus testículos son entrelazados". Así es que el demonio hace dos cosas: porque engaña, y al engañado lo retiene en el pecado.
84. --- También el mundo tienta de dos maneras. Primeramente por el demasiado e inmoderado afán de las cosas temporales. Dice el Apóstol en 1 Tim 6,10: "Una raíz de todos los males es el amor del dinero". En segundo lugar amedrentándonos por medio de los perseguidores y tiranos. Job 37, 19: "En cuanto a nosotros, estamos envueltos en tinieblas". 2 Tim 3,12: "Todos los que quieran vivir piadosamente en Cristo Jesús, padecerán persecución". Mt 10, 28: "No temáis a los que matan el cuerpo".
85. --- De esta manera, pues, es claro qué es la tentación, y cómo es tentado el hombre y por quién. C) Veamos ahora cómo es liberado el hombre. Acerca de esto debemos saber que Cristo nos enseña a pedir no que no seamos tentados, sino que no caigamos en la tentación. Porque si el hombre vence la tentación merece la corona; por lo cual dice Santiago 1,2: "Considerad como un gran gozo, hermanos, el encontrarse en medio de toda clase de pruebas". Eccli 2, 1: "Hijo, entrando al servicio de Dios... prepara tu alma para la tentación". También Santiago 1,12: "Bienaventurado el hombre que soporta la tentación: después que fuere probado recibirá la corona de la vida". Y por eso enseña a pedir que no caigamos en la tentación por consentimiento. 1 Cor 10, 13: "No sufriréis tentación que exceda lo humano". Porque el ser tentado es propio del hombre, pero el consentir es diabólico.
86. --- Pero ¿acaso Dios induce al mal, pues se le dice: "No nos induzcas en tentación"? Respondo que se dice que Dios induce al mal permitiéndolo, esto es, por cuanto por los muchos pecados le sustrae su gracia al hombre, y quitada ésta cae el hombre en pecado por lo cual cantamos en el Salmo 70,9: "Cuando me faltaren las fuerzas no me abandones (Señor)". Pero gracias al fervor de la caridad Dios rige al hombre para que no caiga en la tentación, por que la caridad, por corta que sea, puede resistir a cualquier pecado. Cant 8, 7: "Las muchas aguas no pudieron extinguir la caridad". [Nos rige] asimismo por la luz del entendimiento, con la cual nos instruye sobre lo que debemos hacer: porque, como dice el Filósofo todo pecador es ignorante. Salmo 31, 8: "Entendimiento te daré y te instruiré". Y esto lo pedía David, quien decía ---Salmo 12, 4-5---: "Alumbra mis ojos, a fin de que jamás duerma yo el sueño de la muerte; que no diga alguna vez mi enemigo: triunfé sobre él".
87. --- Mas esto lo alcanzamos por el don de inteligencia. Y porque no consintiendo en la tentación conservamos limpio el corazón, acerca de lo cual dice San Mateo 5, 8: "Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios"; de modo que así llegaremos a ver a Dios, a lo cual nos conduzca El mismo.
Enraizados en Cristo
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