Por María Ferraz
Zanchetta, Tolentino Mendonça, Ricca, James Martin, a los que hay que añadir ahora a Gregory, nombrado para la sede de Washington, la más importante de EEUU y de la que salió McCarrick, otro marica, causando un daño irreparable a la Iglesia Católica Universal, daño que Francisco no considera importante ya que ha colocado a otro homosexual en sustitución.
Ya no cuento a los 'curas' violadores de niños argentinos que él ha defendido a capa y espada, ni a todos los homosexualistas que revolotean en torno a Bergoglio como una nube de mariposas, o aquellos pro sodomitas que él ha subido al episcopado o al cardenalato nada más apoltronarse en la Silla de Pedro.
Y esto es lo grave. A Bergoglio no es que no le importe el escándalo que pueda causar promocionando a gente indeseable, es que vive para dar bofetadas en serie a los católicos practicantes que cumplen el Decálogo, y a los que les tiene reservados sus epítetos más desagradables.
Él, que ha desbaratado el 6º Mandamiento -y no es difícil saber por qué-enterrando su crimen entre la verborrea de una exhortación que se ha atrevido a llamar el “evangelio de la familia”- no cesa de dejar un inconfundible y pestilente “olor a oveja” en todo lo que toca o allí por donde pasa, haciendo caso omiso de los que le corrigen, -con más tacto que yo, esto es evidente-, por la propia salvación de su alma y las de aquellos que huyen despavoridos de una iglesia que ya no reconocen, reconstruida con materiales de derribo satánicos
Esto me lleva a preguntarme una vez más, ¿es Bergoglio marica?
Lo que está claro es que cuando Dios haya terminado de servirse de Francisco como su arma de limpieza, acabará con él y su reinado, que no pasarán a la historia precisamente con gloria sino por haber contentado al Infierno por un breve tiempo.
Religion, la Voz Libre
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