Hace 2.000 años, el cristianismo hizo su humilde entrada en el mundo, provocando a su fundador y apóstoles una muerte violenta. Durante siglos, la sangre cristiana continuaría fluyendo para que la tierra pudiese dar frutos. "La sangre de los mártires es la semilla de los cristianos", según las palabras de Tertuliano (Apologética 50,13).
Hace casi 1.400 años, el Islam comenzó a imponer su ley sangrienta, y durante siglos la sangre ha fluido en los lugares donde intenta propagarse y en los países que ha conquistado. Las dos religiones son completamente opuestas, desde sus principios. En el siguiente artículo, intentaremos explicar con toda claridad la ley musulmana.
Fuentes históricas y la ley musulmana
La pobreza de estas fuentes es extrema, pero ha sido bien maquillada por los historiadores musulmanes - que, a menudo, son víctimas de esta misma falta de fuentes - y por la servil repetición de los historiadores occidentales. No hay absolutamente ningún documento que se remonte al comienzo del islam. Los primeros elementos tienen su origen en una época muy posterior a Mahoma, y fueron sometidos a múltiples manipulaciones. En cuanto a la vida del fundador, no hay nada histórico en ella. Los estudios más recientes confirman esta conclusión.
Para conocer los inicios del islam y la vida de Mahoma, los musulmanes usan el Corán y la tradición. Sin embargo, ambas fuentes son dudosas. Esto se debe a su origen tardío; a la gran dificultad para interpretar el Corán; y, por último, a la falta de historicidad en la mayor parte de su tradición. Por tanto, el historiador se encuentra completamente desorientado.
El Corán
Las investigaciones sobre el origen del Corán han llegado a conclusiones muy interesantes. Algunos de estos elementos son solo hipótesis que aún no se han verificado, pero el esquema general del origen del Corán parece bastante claro.
Según el islam, el Corán es un libro revelado
Corán (Qoran) significa "recitación" o "leccionario". Es un texto destinado a ser recitado en ceremonias religiosas. Los musulmanes ortodoxos lo consideran increado, en el sentido de que es una reproducción exacta del prototipo de la religión divina preservada en el Cielo desde toda la eternidad; pero también significa que, en su forma actual, su reproducción gráfica y fonética, su idioma árabe, es idéntico y coeterno al original celestial.
Por tanto, el Corán sería el fruto de una revelación dictada a Mahoma por el Arcángel Gabriel, a lo largo de decenas de años, y luego repetido por Mahoma a sus discípulos, quienes memorizaron el texto. Esto, sin embargo, es sólo la primera fase de la constitución del libro.
Confiscación de los textos
Después de la muerte de Mahoma, un califa (Otman, 579-656, aunque existe un cierto desacuerdo en este punto) ordenó que se recolectaran todos los elementos del texto, escritos sobre los omóplatos de los camellos, en piedras u otros materiales. Los textos existentes fueron quemados, y sus dueños condenados a muerte. Otra campaña de destrucción tuvo lugar bajo el califato de Abu Bakr en 665, y otra más por 'Abd al-Malik. De hecho, hoy en día no queda prácticamente ningún documento anterior al siglo IX. Finalmente, según la tradición musulmana, una fase final de la transcripción del Corán fue emprendida por Abd al-Malik (685-705). Este último unificó la ortografía y realizó correcciones para evitar ciertas omisiones y confusiones demasiado obvias. Fue hasta el siglo X que se adoptó un solo sistema consonántico, limitando el número de posibles interpretaciones a 7.
El viaje nocturno
Para confirmar la sacralización del Corán, el texto en sí recurre a una historia muy original, "el viaje nocturno", que vale la pena contar. Dice así: Una noche, Mahoma abandonó La Meca por inspiración divina. Dios le proporcionó un guía, el ángel Gabriel, y un caballo, Buraq. Viajó por aire a Jerusalén y aterrizó en el Monte del Templo. Allí vio a Abraham, Moisés, Jesús y otros profetas orando con él y detrás de él. Aparecieron dos cálices, uno lleno de vino y el otro lleno de leche. Mahoma eligió el cáliz lleno de leche, y Gabriel aprobó su elección. Luego, con un salto poderoso, que dejó una marca en la Roca, Mahoma, con la ayuda de los ángeles, se elevó hacia los cielos, que se abrieron hasta el séptimo cielo, el más cercano a Dios, quien le dio las cinco oraciones que los musulmanes tendrían que rezar todos los días. Allí estudió el Corán "celestial" colocado al lado de Dios, pero "lo olvidó" antes de irse. Descendió y regresó en su caballo alado a La Meca, donde anunció la inminente llegada de una caravana que había sobrevolado durante su camino. La caravana efectivamente llegó, demostrando la verdad de su historia sobre su ascensión y visión de Dios.
El hecho de haber olvidado el Corán "celestial" era necesario para explicar dos elementos en el Corán terrenal (copia perfecta del Corán celestial...); en primer lugar, para demostrar que "el Libro" existe al lado de Dios; y en segundo lugar, para explicar por qué fue dictado por Gabriel. Esta fue la explicación que los califas propusieron para estos dos elementos. En cuanto a la ascensión de Mahoma al cielo, tenía que haber sido en Jerusalén, lugar sagrado y "fundamental". Por esta razón, el islam tuvo que echar raíces allí, y tomar la ciudad. Por eso, el texto coránico tuvo que vincular a Mahoma con el templo. La mezquita de Al-Aqsa ("la más lejana", como en el texto coránico) se construiría 90 años después sobre la roca desde la cual ascendió Mahoma. Fue así como se pudo conservar el carácter sagrado islámico de Jerusalén, y el Monte del Templo se convirtió en el segundo lugar más sagrado del islam.
El verdadero origen del Corán
El Padre Théry fue el primero en presentar una teoría que expuso en los trabajos publicados bajo el seudónimo de Hannah Zacharias. Después de su muerte, su discípulo, el Padre Bertuel, continuó su trabajo. Ambos identificaron numerosos elementos judaicos en la doctrina expuesta por el Corán, y orientaron su investigación hacia esa dirección. El Padre Gallez volvió a estudiar el tema y se acercó aún más a la solución: los elementos básicos del Corán fueron tomados del catecismo judeocristiano de una secta muy particular (los judeo-nazarenos).
Ésta última fue una de las muchas tendencias, o sectas, nacidas después de la predicación del Evangelio, que mezclaba las esperanzas para Israel con la religión de Jesucristo. Dieron expuestas y, a menudo, combatidas por los Padres de la Iglesia. Parece que esta secta persistió durante mucho tiempo, y terminó buscando una alianza con algunos de los árabes que vivían en Siria, con la esperanza de llevar a cabo su programa religioso y mesiánico. Gracias a un estudio interno del Corán se pudo llegar a esta conclusión, en la que coinciden muchos especialistas sobre el islam.
El texto utilizado como base para elaborar el Corán fue, aparentemente, un catecismo "judeo-nazareno", redactado por los árabes para convertirlos a la secta y alistarlos en la misión para la cual la secta creía que estaba destinada: la reconstrucción del templo de Jerusalén y la introducción de un culto "puro" para obtener el regreso del Mesías y su reinado de 1.000 años. Este fue el catecismo que Mahoma predicó a su círculo cercano para atraer a sus conciudadanos a esta secta que conoció a través de su primera esposa.
Elementos de prueba
Los plagios y las cosas que el Corán robó de las tradiciones judías o judeocristianas son innumerables. Muchas de las leyes del islam fueron tomadas de la religión judía y del Talmud. Ciertos pasajes o versos del Corán provienen del Segundo Targum Sheni (27.17-44)1, el Testamento de Abraham (87.19), el Targum de Jonathan ben Uziel, el Targum de Jerusalén (5.30-31), y el Midrash Rabba (21-51-71; 29.16-17; 37.97-98). Todas estas obras forman parte de la literatura rabínica.
Además, el 25% del texto coránico fue literalmente recopilado de libros apócrifos como el Evangelio del Pseudo-Mateo, el Evangelio de Santiago el Menor, el Evangelio de Tomás, la Historia sobre la Natividad de María y la Infancia del Salvador, el Libro de los Jubileos, que contiene la historia de la lapidación de Satanás (3.36), y los reproches de Abraham a su padre (19.41). Estos elementos apuntan hacia los círculos judeocristianos.
De la tradición judeocristiana al islam
Después de la muerte de Mahoma, sus sucesores tomaron Jerusalén según el plan de la secta, pero pronto se dieron cuenta de que estas teorías eran sólo fantasías. Decidieron hacer justicia por su propia mano, modificando el Corán para crear un nuevo sistema. Esto significaba una gran tarea, ya que no es fácil cambiar un libro que ya es público, o al menos bastante generalizado. Especialmente porque las diferentes autoridades civiles y religiosas luchaban según sus intereses intentando orientar el texto para ajustarlo a sus necesidades. De ahí las interminables correcciones, confiscaciones y destrucciones para controlar la evolución del texto.
Pero esta situación no podía durar para siempre, y el texto llegó a su forma, más o menos final, con variaciones locales y distintas tendencias (los chiítas y sunitas, por ejemplo, los primeros acusando a los últimos de haber falsificado el Corán), alrededor del siglo IX, como se explicó anteriormente.
Evoluciones finales
Todas estas manipulaciones, con propósitos cruzados, ocasionaron muchas incoherencias en el Corán, el cual es muy poco claro. Para eliminarlas, se tomaron tres decisiones, a principios del siglo XI, que se continúan aplicando actualmente.
1) La afirmación del dogma del Corán increado, el Corán celestial que Mahoma contempló durante su viaje nocturno.
2) La doctrina del abrogado y el derogado: cuanto más tardía es la revelación de una sura, mayor es su valor y más imperativos son sus mandatos. En caso de contradicción, la sura más reciente reemplaza a la otra. Esto conduce a una clasificación entre las suras "Medinesas"2, las más violentas, y las suras "Mecanas"3, mucho más pacíficas.
3) El cierre de las "puertas de ijtihad", lo que significa que no puede haber más intentos de reflexión e interpretación sobre esta religión. Cualquier estudio crítico del Corán y la religión musulmana queda prohibido.
También está la “tradición”. Aquello que ya no se podía lograr modificando un texto, se resolvió proporcionando una explicación que permitió la evolución del Corán.
Conclusión
Desde un punto de vista histórico, el texto no tiene prácticamente ningún valor. Antes de poder comprenderlo, se necesita mucho trabajo para aclararlo, si es que eso es posible. De hecho, es interesante hacer una comparación con la Biblia. Durante 150 años, la Biblia sufrió las repetidas acometidas de tendencias naturalistas e historicistas: se hicieron objeciones, y llovían las quejas y las burlas. Pero hoy, toda la espuma ha desaparecido, y el Libro Sagrado ha resistido todas las críticas y permanece victorioso. ¿Qué quedaría del Corán si se sometiera a este tipo de prueba?
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