Por Julio Llorente
Desde los albores de su mandato, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, se ha afanado en proteger el derecho a la vida del no nacido, severamente menoscabado en su país. Un esfuerzo que, concretado en diferentes propuestas ejecutivas, ha vuelto a manifestarse con motivo de la ‘Marcha por la Vida’, celebrada este fin de semana en Washington D.C. Así, el líder republicano ha adquirido un importante compromiso con los participantes en ella: vetar cualquier proyecto que, emanado de la Cámara de Representantes, pretenda debilitar la actual legislación pro-vida.
En esta línea, el presidente estadounidense ha tratado de explicar los motivos sobre los que se funda su compromiso: ‘Sabemos que toda vida tiene un significado y que, por tanto, debe ser protegida. Como presidente, siempre defenderé el primer derecho que consagra nuestra Declaración de Independencia, que es el derecho a la vida’. Un derecho que se extiende, claro, a los no nacidos.
De acuerdo con Trump, ‘mirar a un bebé recién nacido nos pone frente a la belleza del alma humana y a la majestad de la creación divina’. Mirando a un bebé recién nacido, en fin, nos percatamos del inefable valor de la vida humana y de que no podemos disponer de ella arbitrariamente.
Es comprensible, pues, que Trump se jacte en su mensaje de los logros pro-vida alcanzados durante su mandato: la restauración de la ‘política de la Ciudad de México’, que prohíbe la financiación estatal a grupos promuevan el aborto en el extranjero; la protección, mediante orden ejecutiva, de la libertad religiosa de determinados grupos como las Hermanitas de los Pobres (que se negaron a contratar un seguro para sus trabajadores que incluyera anticonceptivos); y el impulso de la adopción como alternativa al aborto.
Un contexto hostil
La ’Marcha por la Vida’ ha tenido lugar en un contexto poco esperanzador. Así, los demócratas, apoyados en su flamante mayoría en la Cámara de Representantes, han aprobado recientemente un proyecto encaminado a financiar con dinero público la agenda abortista internacional de Planned Parenthood y están impulsando otro que pretende abolir la Enmienda Hyde (lo que forzaría, consecuentemente, a los norteamericanos a financiar abortos, sin posibilidad de objeción de conciencia).
Por eso mismo se antoja tan importante el compromiso de Trump de vetar cualquier iniciativa abortista que emane de la Cámara de Representantes.
Por eso, hay que votar por Trump.
ResponderEliminarEs él, o los pro-aborto de los demócratas.