El Arzobispo Emérito de La Plata, Monseñor Héctor Aguer, comentó recientes declaraciones del Papa Francisco en el libro “La Fuerza de la Vocación” y consideró importante “en un día como hoy que es la Fiesta de la Inmaculada Concepción de la Virgen María” pedir que se rece mucho “por los sacerdotes”, “por las vocaciones para que sean verdaderamente auténticas” y “para que los sacerdotes vivan su celibato sin temor, sin vergüenza, con entrega total a Cristo, por amor a Él”
A continuación, el texto completo de la alocución de Mons. Héctor Aguer:
“En estos días está llegando a nuestras librerías ejemplares de un libro con una entrevista al Papa Francisco que tiene por título “La Fuerza de la Vocación” y el autor es un misionero claretiano que se llama Fernando Prado. Algunas de esas declaraciones ya han sido difundidas anteriormente y en especial estas de las cuales yo hoy quiero hablarles”
“El Papa dice allí que en la cultura actual la homosexualidad parece haberse convertido en una moda y que esa mentalidad entra también en la Iglesia. Aquí, en Claves, hemos hablado de cómo el Gobierno Nacional, el de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y el de la Provincia de Buenos Aires promueven la homosexualidad bajo pretexto de la Educación Sexual Integral. Lo novedoso en la palabra del Papa es que él afirma su preocupación por la cantidad de homosexuales que hay en el clero y en los seminarios”.
“El Papa ha tocado un punto clave, del cual no solía hablarse. Ustedes habrán visto que en los últimos meses, en los últimos años, se ha insistido en el tema de los curas pedófilos, que en realidad son muy pocos; y todos saben que los abusos de los niños se cometen especialmente en el ámbito familiar, pero no se ha hablado nunca de los homosexuales sacerdotes que ejercen su ministerio en la Iglesia. No han salido del “closet”.
“Puedo asegurar, que, en algunas diócesis, el porcentaje de sacerdotes homosexuales es elevado, y que ellos se suelen cubrir entre sí; no salen del closet como digo, constituyen una especie de logia o de lobby aún aquellos “no practicantes”, por decirlo de alguna manera que protegen, promueven, controlan todo eso. Algo que a mí me ha llamado mucho la atención: ustedes vieron que, tradicionalmente, se ha adjudicado a las mujeres el vicio de murmurar pues yo diría que el vicio de murmurar es una cosa de clérigos homosexuales especialmente, porque sus reuniones son centros de murmuración, y ellos personalmente, murmuradores profesionales.”
“El Papa habla también de los seminarios y de la necesidad de advertir allí si los candidatos al sacerdocio tienen la formación afectiva y espiritual que corresponde. He oído algunas críticas diciendo que el Papa discrimina porque no permite que los homosexuales sean sacerdotes. Debo decir que discriminación ha venido a ser una palabra maldita, digamos, porque, en realidad, discriminar significa distinguir; y hay discriminaciones justas y hay discriminaciones injustas. Una discriminación justa es impedir que se hagan cosas que no se deben hacer o que personas que no deben estar en tal lugar estén allí. Pues bien: elegir los candidatos al sacerdocio con plena integridad varonil es una obligación de la Iglesia; de lo contrario se está poniendo en riesgo el sentido del celibato”.
“¿Qué es el celibato? Es el compromiso virginal de un sacerdote que imita a Jesucristo, esposo de la Iglesia. El signo del celibato lo lleva el obispo en su anillo. Este anillo que yo llevo significa el desposorio de Cristo con la Iglesia. Cuando el obispo que me ordenó y me lo impuso me dijo: “Sé fiel siempre a la Iglesia santa de Dios que Cristo compró con Su Sangre”. Por eso el celibato del Obispo, al cual responde el celibato de los presbíteros que él ordena, se refiere a la virginidad de Cristo y a su desposorio con la Iglesia. Es una realidad espiritual y mística preciosa, que requiere en el sujeto una plena madurez varonil”.
“¿Cómo puede pensar uno que el sacerdote que está practicando la homosexualidad se siente en un confesionario a confesar o que celebre la Santa Misa? En las Sagradas Escrituras hay palabras muy duras contra esto. Si se fijan, por ejemplo, en la Primera Carta a los Corintios, en el capítulo 6, San Pablo dice: “Los varones que se acuestan con varones –arsenocóitai, en griego- y los muelles o los afeminados no heredarán el Reino de Dios”. Esto lo dice el Apóstol San Pablo. ¿Y saben quién coincide con San Pablo? El Dr. Sigmund Freud que dice en su “Introducción al Psicoanálisis” que la sodomía, o sea el concúbito de varón con varón, y el onanismo, es decir el impedimento a la fecundación en el acto sexual, en la masturbación o en otras conductas desordenadas, son perversiones. Él enumera once perversiones y coloca estas dos que les menciono y dice, además, que son impudicias porque allí el cuerpo se da como pura carne y no de un modo personal. La sexualidad Dios la ha hecho para la unión del varón y la mujer, y para la transmisión de la vida”.
“En el celibato, que la Iglesia latina mantiene como una perla preciosa, se verifica la entrega de varones íntegros a la continencia, a la virginidad, por amor a Cristo y a la Iglesia y para darse totalmente a Jesucristo y a la Iglesia. Aquí se vive una problemática espiritual no puramente cultural o social”.
“Creo que vale la pena recordar esto en un día como hoy que es la Fiesta de la Inmaculada Concepción de la Virgen María. Hay que rezar mucho por los sacerdotes, hay que rezar mucho por las vocaciones para que sean verdaderamente auténticas, para que los sacerdotes vivan su celibato sin temor, sin vergüenza, con entrega total a Cristo, por amor a Él. Y que la Virgen Santísima que no conoció el pecado, que es Madre de los sacerdotes, los ampare. Recémosle a Ella porque esto que ha dicho el Santo Padre Francisco es un problema grave en la Iglesia y creo que es la primera vez que sale así a la luz, que se habla claramente de esto. En “Claves” seguiremos hablando del tema”
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