En esta conferencia abarca los antecedentes históricos de la llamada "ideología de género" y sus falsos fundamentos.
Introducción: una revolución cultural
Nos toca hablar hoy de lo que podemos denominar una “revolución cultural”. Cuando hablamos de revolución siempre entendemos que es un cambio profundo, de raíz, y también podríamos decir – y en esto sigo a Calderón Bouchet – que el concepto de revolución es el proceso de alejamiento del hombre respecto de Dios. Es un proceso largo que sobre todo empieza en la modernidad. Cuando hablamos de cultura, sin definirlo de manera muy científica, hablamos de todas aquellas cosas que nosotros hacemos: El arte, las costumbres, las leyes, la forma de organizarnos, la forma de vestirnos, la forma de tratarnos con nuestros amigos, con nuestros maridos, con nuestros novios. Todo eso que forma algo intangible pero que es fundamental en la vida del hombre, es la cultura. Nosotros no nos vamos a referir, por lo tanto, a la revolución económica, eso es lo que quiero decir: Nos referimos a un espacio de actividad y de producción cultural que tiene el hombre.
Dentro de esta revolución cultural vamos a tratar directamente algunas cuestiones que atacan a las virtudes que son tan caras para el cristiano y que están personificadas, por ejemplo, en la Virgen; como son la virtud de la pureza, de la castidad, del pudor, aún de la templanza.
Este proceso revolucionario, sin embargo, ha alcanzado una aceleración tal que ha superado ampliamente el desajuste o la ruptura de todas estas virtudes; se propone dar vuelta absolutamente todo el orden, no solamente cristiano, sino también precristiano, es decir, como se ha organizado la sociedad aún antes de la venida de nuestro Señor Jesucristo, sobre todo porque todas las culturas han reconocido en la familia la sociedad básica más importante para el hombre, esa sociedad en la cual se da la procreación, la educación de la prole y la ayuda mutua entre el hombre y la mujer sobre la base de la complementariedad. Es el lugar donde nosotros somos realmente libres y donde podemos llegar a alcanzar verdaderamente una felicidad natural y sobrenatural. La familia es fundamental para cualquier sociedad, y esta revolución cultural ataca directamente a la familia.
Se presenta esta revolución cultural como un experimento inédito ¿por qué inédito? Porque lo que se propone es una cosa que no tiene antecedentes, que es “contra natura” – ya vamos a explicar por qué – y que si esto se lleva a cabo, nosotros no sabemos en qué puede terminar, es decir, no hay antecedentes siquiera en Sodoma y Gomorra que puedan hacernos prever cómo sería esta sociedad que se está proponiendo en este momento. Yo no voy a ser exhaustiva, pero podríamos decir que hay tres aspectos – pueden haber muchos más – sobre éste, diríamos, “combo ideológico” que se les está proponiendo sobre todo a ustedes.
Ustedes son, digamos, la presa de caza de toda esta ideología, ustedes son a los cuales va directamente dirigida toda esta ideología, no es a mí, es a ustedes; y con la idea de que sean modernos, de avanzada, que se puedan enfrentar contra la sociedad y contra los padres sin darse cuenta que, en realidad, este proceso es mucho más largo y viene “pechando”, viene empujando para poder llegar a este proceso de aceleración y de búsqueda de consenso, sobre todo en los grupos más jóvenes. Sí, los adolescentes.
El "Combo ideológico"
Esto, repito, no es algo exhaustivo. Yo diría que el “combo ideológico” que le proponen a ustedes sobre todo es, en primer lugar, el rechazo de la función de la mujer, de la procreación – no se los tengo que decir – y esto tiene distintas facetas; y en último lugar, el más importante, es directamente la propuesta del aborto. Esto va directamente contra la mujer y contra la función y el instinto de reproducción que es propio de todas las especies.
En segundo lugar, el segundo aspecto, es la enemistad entre el hombre y la mujer. Todo va dirigido a que nosotros odiemos, sobre todo, las mujeres a los hombres, a nuestros padres; todo lo que es masculino es profundamente odiado, y esto es una de las propuestas más importantes que se hacen.
Y en tercer lugar, lo que nosotros llamamos la ideología de género propiamente dicha, que es el considerar que cualquier orientación sexual, en preferencia la homosexualidad, la bisexualidad y la transexualidad, son posturas perfectamente legítimas de nuestras prácticas sexuales. Estas tres cuestiones son parte de un mismo “combo ideológico” que no sólo es inédito en la humanidad, como dijimos, sino que deja al hombre absolutamente solo porque lo deja desgajado de su sociabilidad natural que es la familia, y además porque crea un estado de conflicto permanente entre aquellos con los que nosotros nos tenemos que relacionar, que pueden ser mujeres que piensen distinto pero sobre todo con el sexo opuesto que es pensado en términos de conflicto social.
Antes de llegar a esta ideología contra natura, ha habido otras expresiones, es decir, muchos de los errores filosóficos que vamos a revisar brevemente parten, en realidad, no tanto de una ideología contra natura como es ésta sino de errores antropológicos, es decir, una definición del hombre que tiene “una pata que le falla” y a partir de eso aparecen distintos errores. En otros casos tiene que ver un poco con la antropología cultural y una gran discusión teórica que se dio, sobre todo en la década del 50, sobre el peso de lo biológico y de lo cultural en el comportamiento humano.
Pero nunca se había atacado directamente el concepto de naturaleza, que es lo que sí se ataca ahora. Cuando nosotros hablamos de naturaleza quiere decir que el hombre tiene una esencia, que el hombre tiene un fin, que tiene posibilidades, que tiene limitaciones y que sólo hace el bien moral en la medida que cumpla con su naturaleza. Esto es muy importante: La moral sigue a la naturaleza. Asimismo nuestra diferenciación entre mujer y hombre, entre macho y hembra, no es subjetiva, es una diferenciación celular, biológica, psicológica y espiritual.
Cuando nosotros encontramos un hueso, así sea de un pitecántropo, nosotros, por el análisis celular, podemos decir si era un hombre o una mujer, es decir, la diferenciación sexual está también en la célula y de ahí en más sube hasta el ámbito espiritual; diferenciación que está ordenada directamente para la procreación de la especie y como es complementaria, tiene sentido justamente en la ayuda mutua. De ahí entonces lo que es el matrimonio, que sus fines principales son la procreación y la ayuda mutua; todo está preparado para eso. La ética entonces responde a la verdad del ser y no a nuestra elucubración de cualquier día. Esto lo vemos bien cuando consideramos ejemplos medio ridículos, por ejemplo: Yo he decidido que tengo sed y en vez de tomar agua por la boca que está hecha para tomar los alimentos, he decidido tirármelo en la oreja ¿Por qué? Porque yo he decidido que soy un ser autónomo que no me interesa la naturaleza y ¿Por qué tengo que respetar la boca? Me lo tiro en la oreja. ¿Ustedes qué dirían? “Esta señora es una loca” Así ocurre con todas las partes del cuerpo humano, tienen un fin y esos fines se respetan para alcanzar el objetivo para el que han sido hechos los miembros de nuestro cuerpo.
Si yo tengo la subjetividad de considerarme que soy un pájaro, por ejemplo, lo que es perfectamente legítimo cuando rompo el concepto de naturaleza, a mí me van a decir: “Bueno Patri, si querés ser un pájaro…” Yo me voy a tirar del árbol, de la copa de aquel árbol porque yo me siento libre, autodeterminada, autónoma moral, psicológica y físicamente, y me voy a tirar de la copa, me voy a pegar un porrazo y me voy a matar. Entonces esto, que lo vemos en las cosas más ridículas, también se traslada a otras cosas que nos quieren imponer como naturaleza. Por eso, es fundamental siempre tener en cuenta que la moral sigue a la naturaleza. Estas ideas que hemos mencionado, que a veces se llaman como teoría de género o como ideología, en realidad hemos dicho que son “constructos” que se denominan ideologías.
La ideología es un fenómeno que se da a partir de la moralidad por la cual nosotros hacemos construcciones que no tienen un fundamento “in re”, es decir, no tienen fundamento en la realidad, en las cosas. Por ejemplo, cuando yo digo que el hombre es un animal social, no lo digo porque me senté debajo de un árbol y me puse a pensar qué es lo que podía decir, yo digo que el hombre es un animal social porque la realidad nos lo impone: Un bebé cuando nace está indefenso, necesita a alguien que le dé de mamar, no puede vivir “per se”, es decir necesita de otro; no existe Robinson Crusoe; no existe el hombre ligado que esté fuera del estado de naturaleza. El niño es un ser indefenso, necesita de una madre, necesita de alguien que lo cuide. Nosotros somos seres sociales porque hablamos, nos podemos comunicar; somos seres sociales porque tenemos brazos, con los brazos podemos gesticular, comunicarnos, abrazarnos, acariciarnos. Somos seres sociales. Esto que han visto en la filosofía clásica precristiana, la filosofía griega, es una filosofía que tiene fundamento “in re”. Pero las ideologías rompen con esa relación de la naturaleza de las cosas y entran a decir estupideces. Pero ¿Qué es lo que pasa? Para que estas ideologías, como es el nombre técnico que tienen, puedan entrar en la cabeza de ustedes, se necesita lo que se llama una “forma mental ideológica”.
¿En qué consiste la forma mental ideológica? Consiste en esas cabezas que están dispuestas a tragar todo lo que se les diga, toda la ideología de moda. Es una forma mental que se da muchísimo en la izquierda, por ejemplo, muchos ideólogos marxistas de la década del 60’ y 70’ que son de mi generación, ahora no están con la revolución social sino que están con la ideología de género, con este “combo”. ¿Por qué? porque esta “forma mentis” siempre está buscando algo nuevo que defender pero nunca lo somete al análisis de la realidad y nosotros tenemos que quebrar esa forma mental de tragarnos la última novedad que nos quieren meter en la cabeza. Esto es lo más esencial de todo, cuando uno rompe con esta forma mental ideológica que es creerse la última novedad – y ya vamos a ver hasta dónde se llega en esta decadencia moral – yo diría que estamos casi salvados, en el buen sentido de la palabra, porque uno somete a la razón: “¿esto puede ser o no puede ser? No, esto no puede ser porque no se sostiene. No se sostiene que un señor de 40 años en Canadá haya decidido, que se siente un niño de 5 años y en allí lo dejan entrar en un jardín de infantes y va con su mochilita. Ahí se dan cuenta lo que es la expansión de la forma mental ideológica que es absolutamente estúpida.
¿Este es el único cambio que se está dando en el mundo? No, estamos en medio de una revolución que no solamente es cultural – cultural en el sentido total: costumbres, moral, moda – sino que también estamos viviendo una revolución tecnológica. Estamos en medio de una revolución de las organizaciones empresariales, es decir, estamos en un gran cambio que no solamente es, específicamente, el que nosotros estamos tratando, pero tiene que ver con todo. Por ejemplo, en mi generación un alumno medio podía tener atención durante cuarenta minutos, eso está estudiado, por eso, generalmente, las horas eran de cincuenta minutos y se daban diez minutos de descanso. Hoy está estudiado que un alumno medio no puede atender más de veinte minutos y ésa es una de las causas de los desórdenes de los chicos, de por qué no hay atención. Justamente, por el abuso de la tecnología.
Ahora, no es la única revolución pero, ¿Esta revolución es mundial? Sí, esta revolución yo diría que tiene pretensiones de ser mundial. En primer lugar porque ha llegado a enquistarse en las organizaciones mundiales importantes como la ONU, que reciben las indicaciones para que todas estas ideologías bajen a la educación y a las leyes de los distintos países. No solamente las Naciones Unidas, sino también las organizaciones regionales como la OEA y el Consejo de Europa bajan línea para que todo esto se vaya implantando en los países. En esto ha tenido mucho que ver, desgraciadísimamente, [la jerarquía actual de] la Iglesia, porque con ese sentimiento, esa idea de llegar al diálogo con el mundo y no transformarlo, evangelizarlo, ha permitido que el caballo de Troya entre adentro de las murallas de la Iglesia y entonces se han evitado enormemente la doctrina y la fe católica, empezando por nuestros mismos pastores. Esto es una realidad – la situación de la Iglesia actual – por un lado, y en segundo lugar el hecho de que esta ideología haya llegado a las Naciones Unidas, lo que fundamentalmente explica la aceleración de este proceso revolucionario.
Ahora, yo personalmente me niego a pensar que esto es una cuestión determinista. En primer lugar porque hay muchas partes del mundo que se oponen a esta ideología, por ejemplo, el mundo islámico – vayan ustedes a Arabia y le van a venir con esta idea – es decir, puede haber perfectamente resistencia. También hay resistencia en parte de Rusia, en parte de Hungría, en parte de Polonia, ahora hay un nuevo gobierno en Italia que trata de dar vuelta algunos aspectos de esta ideología, es decir, no podemos sentarnos a pensar que con esto no se puede hacer nada: Esto es determinismo. No, porque Dios actúa directamente y también a través de las causas segundas; y esas causas segundas somos nosotros, son ustedes, a quienes les va a tocar este problema más directamente como padres o madres de familia, como profesionales, como trabajadores, como docentes; a todos les va a tocar este tema, de una u otra manera y en algunos casos de forma bastante trágica, así que va a depender de ustedes. No nos podemos cruzar de brazos respecto de esto, bajo ningún concepto. Y no hay que pensar que esto no tiene vuelta. Yo creo que sí tiene vuelta en la medida que resistamos y después avancemos.
Ahora bien, para entender cómo se llega a esto, vamos a hacer un repaso muy breve de algunas experiencias ideológicas, algunas configuraciones ideológicas que han ido empujando hasta llegar a la situación que estamos en este momento, es decir, esto no empieza en 1990, no empieza en el 2010.
Prácticamente, se puede ir para atrás, pero yo lo comienzo claramente en el siglo XVIII, y a partir de ahí, y sin querer ser exhaustivo – y me van a poder decir te olvidaste de tal tipo – sin duda yo he elegido algunos exponentes ideológicos que han ido empujando hasta terminar en la situación en la cual nosotros estamos.
Antecedentes históricos de esta ideología
La primera tradición es la del Iluminismo, la de la Enciclopedia, ahí tienen ustedes dos exponentes: Rousseau y Diderot – tenía más para decir pero no voy a citar a tantos porque se van a aburrir –. Voy a citar nada más a Rousseau porque me parece muy claro sobre lo que es una ideología.
Rousseau dice que el hombre ha vivido en un estado “pre social”. En este estado pre social, el hombre no era “inmoral”, era “amoral” Pero no amoral porque no tuviera moral sino porque no necesitaba moral: No había ni bien ni mal, no necesitaba esto, no había conflicto. Cuando emerge la sociedad y aparece la propiedad privada – lo mío lo tuyo – aparece el conflicto y aparece lo inmoral, o sea, la posibilidad de lo inmoral. De ahí entonces, ese dicho que él tiene: El hombre es bueno por naturaleza y la sociedad es lo que lo hace malo.
Ahora ¿De dónde sacó Rousseau que hay un hombre pre social? ¿Cómo existe el hombre pre social? ¿Alguien se ha puesto a pensar? ¿Habrá sido Adán, antes que Dios le pusiera una mujer al lado? O sea ¿Se dan cuenta que cuando uno lo pone en el análisis dice: de dónde hubo un hombre – porque él no lo remite a Dios – un hombre que pudo vivir solo? ¿De dónde salió que era bueno porque vivía solo? Ahí se ve perfectamente lo que es una formulación ideológica.
Pero lo más importante que tiene Rousseau, como lo tiene Diderot que era un hombre que odiaba a la iglesia – hay mucho para decir que les advierto, que ya acá se ven cosas bastante cercanas a lo que nos está pasando, lo que pasa es que esto se daba en un grupo muy pequeño – ellos hacen – y acá se ve la antropología errada – una exaltación de los instintos del hombre y de las pasiones del hombre. Lo mejor que tiene el hombre son los instintos y las pasiones. Fíjense ustedes la antropología errada: ¿Dónde está la razón? ¿Dónde está el bien? Ellos no se plantean nada de eso. Lo mejor que tiene el hombre es lo instintivo, por eso Rousseau dice algo que ahora se aplica: Que a los chicos no hay que retarlos, que a los chicos no hay que imponerles autoridad, que no hay que imponerles ni el deber ni la obediencia; eso es rousseauniano. Fíjense, ahora hemos llegado a un estado rousseauniano: Si retás a un chico por poco le estás haciendo maltrato simbólico.
Diderot hace directamente la exaltación de las pasiones, de ahí salta lo que ellos van a llamar el derecho al amor que es una de las formas esenciales de la felicidad pero que hay que buscarlo libremente. Es un derecho que uno tiene que buscar libremente, sin ningún tipo de límites ni de compromiso. Fíjense ustedes: El derecho al amor sin límites ni compromiso. Esto dicho desde la segunda década del siglo XVIII a través de los ilustrados enciclopedistas en los cafés que eran por donde estaban los famosos ideólogos del siglo XVIII.
Como consecuencia de esto, en 1792, la Asamblea Nacional Francesa va a decretar el divorcio que es el primer momento, podríamos decir, de la revolución, porque apunta directamente a la familia y lo hace con este razonamiento rouseauniano del derecho a la libertad y al amor buscado absoluta y libremente. Cuando viene la contrarrevolución se va a ir hacia atrás y recién en 1903, a través de todo un movimiento cultural durante todo el siglo XIX donde van a estar los famosos intelectuales – estoy pensando en Marguerite, en Maurois, en Ibsen – se va a cambiar el gusto social – eso es una revolución cultural – y cuando haya cierto consenso, en 1903 se vuelve a dar el divorcio.
Fíjense ustedes ¿desde cuándo tenemos el divorcio en Argentina? En la época de Alfonsín se da el divorcio. Hubo un escándalo, más o menos como ahora por el aborto, una cosa terrible; todos los límites que había que poner, todo el debate, hubo un debate enorme. Veinticinco años después, gracias al código civil nuevo que tenemos, el divorcio es prácticamente un trámite express; es más, si yo me quiero divorciar de Pablo Villanueva, le mando un telegrama a la veterinaria y me doy por divorciada. Con un simple telegrama yo me puedo divorciar de la persona que tengo al lado. ¿Eso qué significa? Que ha perdido el valor el matrimonio y consecuentemente la familia. Esto es clarísimo, acá se ve claramente un proceso revolucionario: primero con un montón de límites y después ya no hay ningún problema. Lo mismo pasó, y discúlpenme que me vaya por las ramas, con el tema del aborto en España: Se puso la primera ley – no recuerdo bien el año – con montones de límites y de 3.000 abortos se pasó a 70.000 y en el 2010 cambia la ley, se abre mucho más. Se llegará entonces a los 110.000 abortos por año gracias a este proceso que fue jugando al gusto social, a la naturalización, “no hay problemas si esto es un aborto…”, hasta llegar a esta segunda ley que es prácticamente muy abierta, permite el aborto con distintos niveles pero es bastante benigna para el que quiera hacer el aborto. Entonces han logrado finalmente tener 110.000 abortos por año, lo cual les va a traer gravísimos problemas, no solamente morales sino también demográficos. Lo que quiero decir con esto es que la revolución empieza con una cosa y después va buscando su profundización.
Pero quizás más importante que la ilustración va a ser el freudismo. Fíjense que Freud tenía bastantes puntos en contacto respecto del pensamiento de los ilustrados y de la importancia de los instintos en el hombre, pero, a diferencia de los ilustrados que eran liberales – y ustedes saben que los liberales eran optimistas porque la historia iba hacia mayores niveles de libertad y de igualdad, era cuestión de darle rienda suelta al liberalismo – Freud, en realidad, con algunos aspectos en común y esta importancia que le da a los instintos, tiene una visión muy negativa del hombre. Él dice que hay dos estructuras en el hombre: El consciente, el preconsciente y el inconsciente. Al inconsciente es adonde tiene ir el terapeuta, el psicoanalista. La otra estructura – que es muy importante – es la del Ello, el Súper Yo y el Yo. ¿Qué es lo que hay en el Ello? – Él le va a ir cambiando el nombre – El Ello obedece al principio de placer sin ningún tipo de limitación y quiere, además, el Ello, este instinto que busca el placer, que ese placer sea satisfecho en forma inmediata. El Ello es en el fondo, lo que es el hombre para Freud, pero aparece el Súper Yo que está por encima, y son todas las normas morales que nosotros vamos receptando, que vamos recibiendo de nuestras familias, de la escuela, de la sociedad, que oprimen esos instintos que quieren ser rápidamente satisfechos y que tenemos en esa otra estructura que es el Ello. Entonces, el Súper Yo lo oprime y aparece como una tercera instancia el Yo, que es el que juega entre estas dos fuerzas y de cara a la sociedad.
La sociedad es la que prohíbe, en definitiva, estos instintos y estos placeres porque se consideran incorrectos y dice Freud: ¿Cuáles son esos placeres de lo que estamos hablando? Por ejemplo, el incesto, el homicidio, la homosexualidad, el canibalismo. Eso es el hombre, esos instintos que quiere satisfacer y que ese Súper Yo lo reprime. Justamente la enfermedad de la neurosis, de lo que él trata específicamente, se debe a esa opresión que el Súper Yo le produce a las personas; ese malestar, esa neurosis, esa ansiedad. En definitiva, porque no dejamos que el Ello se pueda expandir libremente es que estamos todos medianamente enfermos, pero no solamente cada uno de nosotros sino también la sociedad. ¿Por qué? Porque además de que nosotros tenemos el Súper Yo que nos dice “no hagas esto, no hagas lo otro”, tenemos que trabajar. La sociedad nos hacer trabajar para vivir. Además, lo tercero es que debemos obedecer a la autoridad. Esto crea, – dice Freud – un estado de falta de satisfacción, enfermedad no solamente personal, sino social; y es la causa de las guerras, de los conflictos, es este proceso que es tan negativo para el hombre. También, dice, hay otra forma de sublimar todo este proceso que estamos hablando: Todo este problema, todo este conflicto entre el Ello y el Súper Yo como la ciencia, el arte, el deporte, la pintura; son formas de sublimar este problema que tenemos con el Ello. Por ejemplo, un carnicero está sublimando su instinto asesino. Bueno, les voy a decir que esto es lo más cercano de lo que nos está pasando ahora.
La primera tradición es la del Iluminismo, la de la Enciclopedia, ahí tienen ustedes dos exponentes: Rousseau y Diderot – tenía más para decir pero no voy a citar a tantos porque se van a aburrir –. Voy a citar nada más a Rousseau porque me parece muy claro sobre lo que es una ideología.
Rousseau dice que el hombre ha vivido en un estado “pre social”. En este estado pre social, el hombre no era “inmoral”, era “amoral” Pero no amoral porque no tuviera moral sino porque no necesitaba moral: No había ni bien ni mal, no necesitaba esto, no había conflicto. Cuando emerge la sociedad y aparece la propiedad privada – lo mío lo tuyo – aparece el conflicto y aparece lo inmoral, o sea, la posibilidad de lo inmoral. De ahí entonces, ese dicho que él tiene: El hombre es bueno por naturaleza y la sociedad es lo que lo hace malo.
Ahora ¿De dónde sacó Rousseau que hay un hombre pre social? ¿Cómo existe el hombre pre social? ¿Alguien se ha puesto a pensar? ¿Habrá sido Adán, antes que Dios le pusiera una mujer al lado? O sea ¿Se dan cuenta que cuando uno lo pone en el análisis dice: de dónde hubo un hombre – porque él no lo remite a Dios – un hombre que pudo vivir solo? ¿De dónde salió que era bueno porque vivía solo? Ahí se ve perfectamente lo que es una formulación ideológica.
Pero lo más importante que tiene Rousseau, como lo tiene Diderot que era un hombre que odiaba a la iglesia – hay mucho para decir que les advierto, que ya acá se ven cosas bastante cercanas a lo que nos está pasando, lo que pasa es que esto se daba en un grupo muy pequeño – ellos hacen – y acá se ve la antropología errada – una exaltación de los instintos del hombre y de las pasiones del hombre. Lo mejor que tiene el hombre son los instintos y las pasiones. Fíjense ustedes la antropología errada: ¿Dónde está la razón? ¿Dónde está el bien? Ellos no se plantean nada de eso. Lo mejor que tiene el hombre es lo instintivo, por eso Rousseau dice algo que ahora se aplica: Que a los chicos no hay que retarlos, que a los chicos no hay que imponerles autoridad, que no hay que imponerles ni el deber ni la obediencia; eso es rousseauniano. Fíjense, ahora hemos llegado a un estado rousseauniano: Si retás a un chico por poco le estás haciendo maltrato simbólico.
Diderot hace directamente la exaltación de las pasiones, de ahí salta lo que ellos van a llamar el derecho al amor que es una de las formas esenciales de la felicidad pero que hay que buscarlo libremente. Es un derecho que uno tiene que buscar libremente, sin ningún tipo de límites ni de compromiso. Fíjense ustedes: El derecho al amor sin límites ni compromiso. Esto dicho desde la segunda década del siglo XVIII a través de los ilustrados enciclopedistas en los cafés que eran por donde estaban los famosos ideólogos del siglo XVIII.
Como consecuencia de esto, en 1792, la Asamblea Nacional Francesa va a decretar el divorcio que es el primer momento, podríamos decir, de la revolución, porque apunta directamente a la familia y lo hace con este razonamiento rouseauniano del derecho a la libertad y al amor buscado absoluta y libremente. Cuando viene la contrarrevolución se va a ir hacia atrás y recién en 1903, a través de todo un movimiento cultural durante todo el siglo XIX donde van a estar los famosos intelectuales – estoy pensando en Marguerite, en Maurois, en Ibsen – se va a cambiar el gusto social – eso es una revolución cultural – y cuando haya cierto consenso, en 1903 se vuelve a dar el divorcio.
Fíjense ustedes ¿desde cuándo tenemos el divorcio en Argentina? En la época de Alfonsín se da el divorcio. Hubo un escándalo, más o menos como ahora por el aborto, una cosa terrible; todos los límites que había que poner, todo el debate, hubo un debate enorme. Veinticinco años después, gracias al código civil nuevo que tenemos, el divorcio es prácticamente un trámite express; es más, si yo me quiero divorciar de Pablo Villanueva, le mando un telegrama a la veterinaria y me doy por divorciada. Con un simple telegrama yo me puedo divorciar de la persona que tengo al lado. ¿Eso qué significa? Que ha perdido el valor el matrimonio y consecuentemente la familia. Esto es clarísimo, acá se ve claramente un proceso revolucionario: primero con un montón de límites y después ya no hay ningún problema. Lo mismo pasó, y discúlpenme que me vaya por las ramas, con el tema del aborto en España: Se puso la primera ley – no recuerdo bien el año – con montones de límites y de 3.000 abortos se pasó a 70.000 y en el 2010 cambia la ley, se abre mucho más. Se llegará entonces a los 110.000 abortos por año gracias a este proceso que fue jugando al gusto social, a la naturalización, “no hay problemas si esto es un aborto…”, hasta llegar a esta segunda ley que es prácticamente muy abierta, permite el aborto con distintos niveles pero es bastante benigna para el que quiera hacer el aborto. Entonces han logrado finalmente tener 110.000 abortos por año, lo cual les va a traer gravísimos problemas, no solamente morales sino también demográficos. Lo que quiero decir con esto es que la revolución empieza con una cosa y después va buscando su profundización.
Pero quizás más importante que la ilustración va a ser el freudismo. Fíjense que Freud tenía bastantes puntos en contacto respecto del pensamiento de los ilustrados y de la importancia de los instintos en el hombre, pero, a diferencia de los ilustrados que eran liberales – y ustedes saben que los liberales eran optimistas porque la historia iba hacia mayores niveles de libertad y de igualdad, era cuestión de darle rienda suelta al liberalismo – Freud, en realidad, con algunos aspectos en común y esta importancia que le da a los instintos, tiene una visión muy negativa del hombre. Él dice que hay dos estructuras en el hombre: El consciente, el preconsciente y el inconsciente. Al inconsciente es adonde tiene ir el terapeuta, el psicoanalista. La otra estructura – que es muy importante – es la del Ello, el Súper Yo y el Yo. ¿Qué es lo que hay en el Ello? – Él le va a ir cambiando el nombre – El Ello obedece al principio de placer sin ningún tipo de limitación y quiere, además, el Ello, este instinto que busca el placer, que ese placer sea satisfecho en forma inmediata. El Ello es en el fondo, lo que es el hombre para Freud, pero aparece el Súper Yo que está por encima, y son todas las normas morales que nosotros vamos receptando, que vamos recibiendo de nuestras familias, de la escuela, de la sociedad, que oprimen esos instintos que quieren ser rápidamente satisfechos y que tenemos en esa otra estructura que es el Ello. Entonces, el Súper Yo lo oprime y aparece como una tercera instancia el Yo, que es el que juega entre estas dos fuerzas y de cara a la sociedad.
La sociedad es la que prohíbe, en definitiva, estos instintos y estos placeres porque se consideran incorrectos y dice Freud: ¿Cuáles son esos placeres de lo que estamos hablando? Por ejemplo, el incesto, el homicidio, la homosexualidad, el canibalismo. Eso es el hombre, esos instintos que quiere satisfacer y que ese Súper Yo lo reprime. Justamente la enfermedad de la neurosis, de lo que él trata específicamente, se debe a esa opresión que el Súper Yo le produce a las personas; ese malestar, esa neurosis, esa ansiedad. En definitiva, porque no dejamos que el Ello se pueda expandir libremente es que estamos todos medianamente enfermos, pero no solamente cada uno de nosotros sino también la sociedad. ¿Por qué? Porque además de que nosotros tenemos el Súper Yo que nos dice “no hagas esto, no hagas lo otro”, tenemos que trabajar. La sociedad nos hacer trabajar para vivir. Además, lo tercero es que debemos obedecer a la autoridad. Esto crea, – dice Freud – un estado de falta de satisfacción, enfermedad no solamente personal, sino social; y es la causa de las guerras, de los conflictos, es este proceso que es tan negativo para el hombre. También, dice, hay otra forma de sublimar todo este proceso que estamos hablando: Todo este problema, todo este conflicto entre el Ello y el Súper Yo como la ciencia, el arte, el deporte, la pintura; son formas de sublimar este problema que tenemos con el Ello. Por ejemplo, un carnicero está sublimando su instinto asesino. Bueno, les voy a decir que esto es lo más cercano de lo que nos está pasando ahora.
Tenemos otra tradición, es el marxismo. Pero no tanto Marx. Marx no tenía problemas de este tipo. Él era un economista de nota, así que no le importaba esto, pero Federico Engels que lo va a continuar – va a vivir más tiempo – va a escribir un libro que es fundamental en todo esto y se va a llamar: “El origen de la familia, la propiedad privada y el estado”. Este es un libro de cabecera para todo lo que estamos viendo ahora. Él dice lo siguiente:
El primer antagonismo de clases en la historia coincide con el desarrollo del antagonismo entre el hombre y la mujer unidos en matrimonio monógamo, y la primera opresión de una clase por otra es la del sexo femenino por la del masculino.
Acá tenemos la base del segundo punto que dijimos del “combo”. ¿Se acuerdan qué es la enemistad entre el hombre y la mujer? Sale de acá, sale claramente del marxismo: ¿Qué es lo que él dice? No solamente se da una contradicción y un conflicto de clases entre aquellos que tienen los bienes de producción, es decir el empresario dueño de los bienes de producción y el proletario, sino que en la familia se reproduce ese mismo sistema donde el que hace el papel de dueño de los bienes de producción es el hombre porque es él el que tiene la autoridad en la familia, y la mujer es la que hace la figura del proletario. Entonces el marxismo clásico pensaba que una vez que se terminaba con la propiedad privada – que facilitará el divorcio y el amor libre como pasó en la Unión Soviética que forzará a la mujer a trabajar en el mercado laboral y que sobre todo colocará a los niños en instituciones estatales – todo esto iba a producir un cambio. Pero resulta que este cambio nunca se produjo. Entonces muchas marxistas compenetradas con todo esto, van a decir: ¿Saben por qué no se produjo el cambio? Porque ustedes se equivocaron: No tenía que empezar la cosa viendo cómo los proletarios se unían y hacían la revolución armada, la insurrección, la guerra popular; no, la revolución había que hacerla en el seno de la familia.
Y la revolución armada ¿Cuándo fracasó? – Por eso es tan importante relacionar las cosas – fracasa cuando cae el muro de Berlín en 1989. Entonces ahí es donde cobra una gran importancia esta otra contradicción, que es la contradicción dentro de la familia en la cual la mujer tiene que terminar odiando al marido o al hombre. Entonces se van juntando así los diferentes aspectos que conforman este “combo” que nosotros hemos definido “no exhaustivo.”
Pero, vamos un poquito más adelante y después de la segunda guerra mundial. Una de las corrientes filosóficas más importantes va a ser el “existencialismo”. Tenemos a Albert Camus, a Merleau Ponty, a Jean Paul Sartre, que tienen una enorme amplitud, según los autores, pero que ya a ellos no les interesa preguntar qué es el hombre, sino atacar los problemas concretos del hombre: La autenticidad, la angustia, la muerte. Esto tiene mucho que ver con lo que había pasado en Europa. Ustedes piensen que habían habido dos guerras que nosotros ni siquiera atinamos a pensar lo que fueron las guerras mundiales; entonces la posguerra va a producir una situación de enorme angustia, y aparecen estos filósofos existencialistas que tienen muchísimas posturas, no es que sea una sola, pero quizás el más importante va a ser Jean Paul Sartre que es un ateo, además era marxista – estaba afiliado al partido comunista, recibía apoyo de la Unión Soviética en ese momento – pero en este caso, más importante que Sartre es su mujer Simone de Beauvoir – acá la ven con el “ilustre héroe de Alta Gracia”, el “Che” Guevara, en Cuba – y con Simone de Beauvoir estamos ya ante una mujer que tiene claramente visos de perversión. Pero fíjense, ella va a escribir un libro que va a ser un Best Seller. ¿Saben cuándo lo escribe? En 1949, no lo escribe en el 2015, lo escribe en 1949. Ella como está muy asociada a la experiencia soviética y está muy influenciada con el marxismo, habla que la maternidad es una trampa que es utilizada egoístamente por los varones para privar a las esposas de la independencia. En consecuencia, una mujer moderna debe liberarse de las ataduras de su naturaleza y de las funciones maternales. Ella – Simone de Beauvoir – por supuesto, nunca tuvo hijos, ella recomienda, por ejemplo, en ese libro, las relaciones lesbianas, la práctica del aborto y, por supuesto, el desentendimiento absoluto de los hijos. Es decir, lo que nosotros estamos viendo, ya ha sido plasmado, dicho, a mediados del siglo pasado.
Lo que pasa es que todo esto quedaba en élites. Miren la vida de esta mujer, es terrible, ella nunca se casó con Sartre, le llevaba chicas, – les cuento esto para que vean hasta dónde llega la degradación humana – Ella le escribía a Sartre contándole experiencias que tenía con otros hombres y con otras mujeres. Entonces estamos ante un caso de una degeneración moral. Ésta es como la madre Teresa de Calcuta de la gente que hace cuestiones sociales, ella es como si fuera del feminismo radical. En ella comienza a dar cuerpo toda esta ideología que hoy, yo por lo menos, lo siento como una presión, no como una liberación.
Bueno, otro más y estamos llegando al final de los antecedentes. Es uno de los atores más contemporáneos a este fenómeno: Herbert Marcuse. Él es de la escuela de Frankfurt, una escuela de filosofía de la década del 20, eran todos marxistas, y cuando viene Hitler se tienen que ir porque no solo son marxistas sino también judíos, y él se va a EEUU y ellos dejan el marxismo ortodoxo, se adscriben a una filosofía neo marxista que se va a llamar Filosofía Crítica, pensamiento crítico – cuando ustedes escuchen a alguien que dice “yo tengo pensamiento crítico”, se refiere a esto –. Marcuse se va a basar en Marx y también en Freud, y va a escribir un libro – uno de sus libros: “El hombre unidimensional”, otro: “La sociedad carnívora”, este libro lo leí yo cuando era adolescente, gracias a Dios no entendí nada, pero circulaba, no les voy a decir la edad que tengo, no hace tantos años –; él va a escribir un libro que es muy importante: “Eros y civilización”, cuya primera edición va a ser en 1953. ¿Cuál es el problema de estos marxistas? ellos se dan cuenta, él escribe en la década del 50, hay un enorme bienestar económico sobre todo en los EEUU y Europa también, se va saliendo de la guerra, no se produce la revolución, es decir, hay un mejoramiento económico y social de las clases proletarias, no se prevé la revolución que Marx dice “el capitalismo va a reventar en cualquier momento”. No sólo que no revienta sino que los proletarios se aburguesan, esa es la realidad; entonces ellos dicen que no se va a poder producir, por lo menos, en los países centrales, no se va a producir esa revolución que nosotros queremos; entonces, sí hace una crítica feroz a la sociedad capitalista y dice “el hombre de la sociedad burguesa, capitalista – es una sociedad opulenta, es la palabra que él usa, es muy importante y hace una crítica real – es un hombre que lo único que quiere es trabajar para tener más cosas, es lo único que le interesa y vive alienado". Esto es una categoría marxista que la Unión Soviética había dejado de lado pero que el neo marxismo la retoma y el alienado es aquella persona que no es consciente de sí mismo, que trabaja como una máquina.
Ya no podemos des-alienarnos a través de la revolución armada porque, ¿A quién van a convencer: a un obrero norteamericano que tiene un estandar de vida; tiene casa, coche, se puede ir de vacaciones? No le van a convencer a que tome un arma ni que haga nada. Entonces, la revolución que él propone es la revolución sexual. Solamente a través de la revolución sexual vamos a poder des-alienarnos y vamos a poder combatir esta sociedad que es una sociedad opulenta y pacata, – diríamos así – con cierta “moralina”, con una moral externa que en el caso de Norteamérica estaba muy unida al protestantismo también. Entonces, dice él:
Las nociones freudianas de felicidad y de libertad son eminentemente críticas, en cuanto que son materialistas y protestan contra la espiritualización del deseo – es decir – solamente con la completa libertad sexual podrá ser el hombre feliz y deconstruir1 y destruir esta sociedad de opulencia.
Fíjense que este autor va a tener una enorme importancia en la década del 60 cuando parece que se sueltan todos los demonios. ¿Se acuerdan? Es la época de sexo, droga y rock and roll, porque otra forma, paradójicamente, de des-alienarse va a ser la droga. Era la época de los hippies, del amor libre, de la música rock. Además se había descubierto la pastilla anticonceptiva que podía desprender la sexualidad de la procreación, es decir, tomaban pastillas y de esa manera no se quedaban embarazadas. Era amor libre, no tenías que pensar que ibas a tener un chico.
Y este proceso que va a ser propio de la década del 60’ y principio del 70’ va a ser profundamente contracultural en el sentido de ir contra esa cultura que ellos están criticando, que es la cultura burguesa en la cual meten todo: no solamente la cuestión materialista-económica sino también – piensen ustedes – la religión; y todos son materialistas, son ateos.
Diríamos, acá tenemos todos los elementos para poder entender este “combo” del cual nosotros hemos iniciado esta charla. Fíjense ustedes que en la década del 70’, alguno sabe de la famosa revuelta del '68 en Francia, que no solamente fue en Francia, fue en Méjico, en Berkeley, en Córdoba, en montones de lugares del mundo; ellos tenían como emblema las tres M “Marx, Mao y Marcuse”.
Nos acercamos ya a aquellas ideólogas mujeres que ya empiezan a darle forma a lo que nosotros hemos visto, con muy poca originalidad –no vayan a creer que van a encontrar alguna cosita nueva– por ejemplo, hay una mujer terrible que es Shulamith Firestone –yo he visto por Internet que se murió en el 2012, estaba loca, la tuvieron que internar varias veces– ella va a escribir una obra en 1970: “La dialéctica del sexo”, donde va a decir que el embarazo es una atrocidad – ¿Vieron lo que vimos al principio? La familia tradicional es mirada en clave marxista, la mujer es una oprimida; ella cambia un poco el concepto: La mujer tiene que empoderarse y hacerse dueña de la reproducción. Tenemos que ir en contra del matrimonio – digamos – de la familia patriarcal. Tenemos que destruir la familia patriarcal, y lo hacemos empoderándonos de nuestra reproducción; eso quiere decir, no teniendo hijos, haciéndonos abortos, etc.
¿Por qué este odio a la maternidad que es absolutamente contrario de los instintos – ya que hablamos de instintos – de todas las especies? Miren: yo puedo vestirme de hombre o un hombre puede vestirse de mujer. Un transexual puede tener un cuerpo maravilloso, puede ser un bombón pero, ¿Saben lo que no puede hacer un transexual? No puede tener hijos. La maternidad es lo que nos lleva a la naturaleza, es lo que nos muestra realmente la diferenciación – no de naturaleza, todos somos personas – entre el hombre y la mujer, porque yo puedo manejar un camión, puedo hacer cuestiones de electricidad; un hombre puede hacer de comer, ¿Qué problema hay? ¿Puede planchar? Sí, puede planchar, pero solamente la mujer puede tener hijos, solamente la mujer puede dar de mamar. Una mujer que tiene un hijo lo quiere -a no ser que tenga un problema psicológico que está descripto por los psiquiatras- quiere a ese hijo. Entonces el mayor enemigo de estas mujeres es la maternidad.
Pero, vamos un poquito más adelante y después de la segunda guerra mundial. Una de las corrientes filosóficas más importantes va a ser el “existencialismo”. Tenemos a Albert Camus, a Merleau Ponty, a Jean Paul Sartre, que tienen una enorme amplitud, según los autores, pero que ya a ellos no les interesa preguntar qué es el hombre, sino atacar los problemas concretos del hombre: La autenticidad, la angustia, la muerte. Esto tiene mucho que ver con lo que había pasado en Europa. Ustedes piensen que habían habido dos guerras que nosotros ni siquiera atinamos a pensar lo que fueron las guerras mundiales; entonces la posguerra va a producir una situación de enorme angustia, y aparecen estos filósofos existencialistas que tienen muchísimas posturas, no es que sea una sola, pero quizás el más importante va a ser Jean Paul Sartre que es un ateo, además era marxista – estaba afiliado al partido comunista, recibía apoyo de la Unión Soviética en ese momento – pero en este caso, más importante que Sartre es su mujer Simone de Beauvoir – acá la ven con el “ilustre héroe de Alta Gracia”, el “Che” Guevara, en Cuba – y con Simone de Beauvoir estamos ya ante una mujer que tiene claramente visos de perversión. Pero fíjense, ella va a escribir un libro que va a ser un Best Seller. ¿Saben cuándo lo escribe? En 1949, no lo escribe en el 2015, lo escribe en 1949. Ella como está muy asociada a la experiencia soviética y está muy influenciada con el marxismo, habla que la maternidad es una trampa que es utilizada egoístamente por los varones para privar a las esposas de la independencia. En consecuencia, una mujer moderna debe liberarse de las ataduras de su naturaleza y de las funciones maternales. Ella – Simone de Beauvoir – por supuesto, nunca tuvo hijos, ella recomienda, por ejemplo, en ese libro, las relaciones lesbianas, la práctica del aborto y, por supuesto, el desentendimiento absoluto de los hijos. Es decir, lo que nosotros estamos viendo, ya ha sido plasmado, dicho, a mediados del siglo pasado.
Lo que pasa es que todo esto quedaba en élites. Miren la vida de esta mujer, es terrible, ella nunca se casó con Sartre, le llevaba chicas, – les cuento esto para que vean hasta dónde llega la degradación humana – Ella le escribía a Sartre contándole experiencias que tenía con otros hombres y con otras mujeres. Entonces estamos ante un caso de una degeneración moral. Ésta es como la madre Teresa de Calcuta de la gente que hace cuestiones sociales, ella es como si fuera del feminismo radical. En ella comienza a dar cuerpo toda esta ideología que hoy, yo por lo menos, lo siento como una presión, no como una liberación.
Bueno, otro más y estamos llegando al final de los antecedentes. Es uno de los atores más contemporáneos a este fenómeno: Herbert Marcuse. Él es de la escuela de Frankfurt, una escuela de filosofía de la década del 20, eran todos marxistas, y cuando viene Hitler se tienen que ir porque no solo son marxistas sino también judíos, y él se va a EEUU y ellos dejan el marxismo ortodoxo, se adscriben a una filosofía neo marxista que se va a llamar Filosofía Crítica, pensamiento crítico – cuando ustedes escuchen a alguien que dice “yo tengo pensamiento crítico”, se refiere a esto –. Marcuse se va a basar en Marx y también en Freud, y va a escribir un libro – uno de sus libros: “El hombre unidimensional”, otro: “La sociedad carnívora”, este libro lo leí yo cuando era adolescente, gracias a Dios no entendí nada, pero circulaba, no les voy a decir la edad que tengo, no hace tantos años –; él va a escribir un libro que es muy importante: “Eros y civilización”, cuya primera edición va a ser en 1953. ¿Cuál es el problema de estos marxistas? ellos se dan cuenta, él escribe en la década del 50, hay un enorme bienestar económico sobre todo en los EEUU y Europa también, se va saliendo de la guerra, no se produce la revolución, es decir, hay un mejoramiento económico y social de las clases proletarias, no se prevé la revolución que Marx dice “el capitalismo va a reventar en cualquier momento”. No sólo que no revienta sino que los proletarios se aburguesan, esa es la realidad; entonces ellos dicen que no se va a poder producir, por lo menos, en los países centrales, no se va a producir esa revolución que nosotros queremos; entonces, sí hace una crítica feroz a la sociedad capitalista y dice “el hombre de la sociedad burguesa, capitalista – es una sociedad opulenta, es la palabra que él usa, es muy importante y hace una crítica real – es un hombre que lo único que quiere es trabajar para tener más cosas, es lo único que le interesa y vive alienado". Esto es una categoría marxista que la Unión Soviética había dejado de lado pero que el neo marxismo la retoma y el alienado es aquella persona que no es consciente de sí mismo, que trabaja como una máquina.
Ya no podemos des-alienarnos a través de la revolución armada porque, ¿A quién van a convencer: a un obrero norteamericano que tiene un estandar de vida; tiene casa, coche, se puede ir de vacaciones? No le van a convencer a que tome un arma ni que haga nada. Entonces, la revolución que él propone es la revolución sexual. Solamente a través de la revolución sexual vamos a poder des-alienarnos y vamos a poder combatir esta sociedad que es una sociedad opulenta y pacata, – diríamos así – con cierta “moralina”, con una moral externa que en el caso de Norteamérica estaba muy unida al protestantismo también. Entonces, dice él:
Las nociones freudianas de felicidad y de libertad son eminentemente críticas, en cuanto que son materialistas y protestan contra la espiritualización del deseo – es decir – solamente con la completa libertad sexual podrá ser el hombre feliz y deconstruir1 y destruir esta sociedad de opulencia.
Fíjense que este autor va a tener una enorme importancia en la década del 60 cuando parece que se sueltan todos los demonios. ¿Se acuerdan? Es la época de sexo, droga y rock and roll, porque otra forma, paradójicamente, de des-alienarse va a ser la droga. Era la época de los hippies, del amor libre, de la música rock. Además se había descubierto la pastilla anticonceptiva que podía desprender la sexualidad de la procreación, es decir, tomaban pastillas y de esa manera no se quedaban embarazadas. Era amor libre, no tenías que pensar que ibas a tener un chico.
Y este proceso que va a ser propio de la década del 60’ y principio del 70’ va a ser profundamente contracultural en el sentido de ir contra esa cultura que ellos están criticando, que es la cultura burguesa en la cual meten todo: no solamente la cuestión materialista-económica sino también – piensen ustedes – la religión; y todos son materialistas, son ateos.
Diríamos, acá tenemos todos los elementos para poder entender este “combo” del cual nosotros hemos iniciado esta charla. Fíjense ustedes que en la década del 70’, alguno sabe de la famosa revuelta del '68 en Francia, que no solamente fue en Francia, fue en Méjico, en Berkeley, en Córdoba, en montones de lugares del mundo; ellos tenían como emblema las tres M “Marx, Mao y Marcuse”.
Nos acercamos ya a aquellas ideólogas mujeres que ya empiezan a darle forma a lo que nosotros hemos visto, con muy poca originalidad –no vayan a creer que van a encontrar alguna cosita nueva– por ejemplo, hay una mujer terrible que es Shulamith Firestone –yo he visto por Internet que se murió en el 2012, estaba loca, la tuvieron que internar varias veces– ella va a escribir una obra en 1970: “La dialéctica del sexo”, donde va a decir que el embarazo es una atrocidad – ¿Vieron lo que vimos al principio? La familia tradicional es mirada en clave marxista, la mujer es una oprimida; ella cambia un poco el concepto: La mujer tiene que empoderarse y hacerse dueña de la reproducción. Tenemos que ir en contra del matrimonio – digamos – de la familia patriarcal. Tenemos que destruir la familia patriarcal, y lo hacemos empoderándonos de nuestra reproducción; eso quiere decir, no teniendo hijos, haciéndonos abortos, etc.
¿Por qué este odio a la maternidad que es absolutamente contrario de los instintos – ya que hablamos de instintos – de todas las especies? Miren: yo puedo vestirme de hombre o un hombre puede vestirse de mujer. Un transexual puede tener un cuerpo maravilloso, puede ser un bombón pero, ¿Saben lo que no puede hacer un transexual? No puede tener hijos. La maternidad es lo que nos lleva a la naturaleza, es lo que nos muestra realmente la diferenciación – no de naturaleza, todos somos personas – entre el hombre y la mujer, porque yo puedo manejar un camión, puedo hacer cuestiones de electricidad; un hombre puede hacer de comer, ¿Qué problema hay? ¿Puede planchar? Sí, puede planchar, pero solamente la mujer puede tener hijos, solamente la mujer puede dar de mamar. Una mujer que tiene un hijo lo quiere -a no ser que tenga un problema psicológico que está descripto por los psiquiatras- quiere a ese hijo. Entonces el mayor enemigo de estas mujeres es la maternidad.
El otro día veía, con todo este tema del aborto, una chica “verde” que estaba embarazada y que la habían echado del grupo porque había decidido tener a su hijo, porque ella tenía que hacerse el aborto. Entonces esto es muy importante: el mayor odio que tiene esta gente es el odio a la maternidad.
Otra feminista, Alison Jaggar dice:
La igualdad feminista radical significa no simplemente igualdad bajo la ley y ni siquiera igual satisfacción de necesidades básicas sino más bien que las mujeres no tengan que dar a luz.
¿Qué hacemos? Es una cosa de locos. Y Firestone es discípula de Beauvoir – les repito, terminó loca, la vi en una entrevista que le han hecho en una casa que estaba llena de animales, una cosa horrorosa, se notaba que estaba demente –. En 1976, siguiendo a Marcuse va a decir que la infancia es también un constructo, porque acá, justamente, al negar el concepto de naturaleza, todo son construcciones. Dice que la infancia es un constructo, ergo, si es una construcción cultural, ¿Por qué no podemos darles a los niños la emancipación sexual? ¿Cuál es el problema? Si ya no existe naturaleza, todo es una convención que nosotros creamos. Entonces ella hace, como tantos otros, defensa de la pedofilia, porque cuando nosotros rompemos con el concepto de naturaleza, cuando rompemos con el concepto de que la moral sigue a la naturaleza, nos desprendemos de eso y todo es una cuestión de elucubración, y todo es construcción por fuera de la realidad, es ideología. Esto no tiene límites y aparece el aquello de Freud donde en definitiva se puede permitir cualquier cosa – el bestialismo, el canibalismo – por eso es tan grave, por eso es inédito, ninguna cultura rompe con la moral como con esta ideología. Esto no es un problema de voluntad, es un problema de inteligencia, no es que a mí me guste hacer algo malo pero yo sé que está mal, no. ¿Saben cuál es el problema? Es que está mal y yo digo que está bien.
La Ideología de género
Ahora, el concepto propiamente de género ¿Por qué surge? El concepto de género viene de la discusión, que se da mucho en la antropología, sobre el peso de la biología y de la cultura en la conducta humana. Por ejemplo, cuando estudié en la facultad, tuve antropología y me dijeron que el hombre era cultura, que no tenía esencia. Entonces el profesor se pasó toda la hora escribiendo características del hombre porque no podía decir su esencia – porque no podés, si sos antropólogo, no podés hablar de esencia – es su filosofía pero todo esto se superó cuando apareció el genoma humano, porque ya sabemos que el hombre tiene una carga genética impresionante. Esto tuvo su momento a partir de la década del 50’, tenemos algunos antecedentes interesantes, por ejemplo, este señor Alfred Kinsey que era un pervertido y pagado por la universidad de Indiana, tenía un departamento de conducta sexual y va a escribir dos libros: “Comportamiento sexual del hombre y la mujer”, y va a decir que el 10% de la población mundial era homosexual. Va a mentir, después se va a descubrir todo. Era un blef 2 más o menos como Rubinstein en el senado, pero para que ustedes vean, la ley de matrimonio igualitario en España se va a basar en los datos que va a dar Kinsey aún cuando éstos habían sido totalmente refutados con base científica.
Y esta idea de que el hombre es cultura y por lo tanto la naturaleza, la fuerza de la biología, no tiene ningún peso, va a tener… – Ustedes deben conocer el experimento del Dr John Money con los hermanos Reimer –. Él le dice que a este niñito que le habían hecho mal una circuncisión y tuvo problemas con su miembro viril que había de vestirlo de mujer, que no iba a haber ningún problema. Dice esto porque está convencido que toda la conducta humana masculina y femenina es cultural, entonces: ¿Qué problema habría? Le hicieron una operación, lo vistieron de nena, y el pobre chico era varón y quería ser varón porque su naturaleza se lo estaba gritando y finalmente, después de un proceso largo, termina suicidándose.
Ahora, él usa, crea el concepto de “género”. ¿Qué quiere decir el concepto de género? Nosotros usamos “género” en gramática y es convencional: la sal en español es femenino y en italiano es masculino. El género masculino y el género femenino en las lenguas son convencionales. Él Lleva este concepto de “género”, que es convencional a las lenguas, a la sexualidad como algo convencional. Eso lo dice Money y lo inaugura en 1951, no en el 2010.
Ustedes saben bien lo que dice la teoría de género, que las diferencias de las maneras de pensar, obrar y valorarse a sí mismo son el producto de la cultura – esto que decía Money – y de una época determinada, que les asigna a cada grupo de personas una serie de características que se explican por las estructuras sociales que oprimen y que impone esa sociedad, y esta conducta que a nosotros nos pone se llama “estereotipo”. Entonces acá está perfectamente definido lo que dice una de las grandes teóricas del feminismo, Judith Butler que dice: “El género es una construcción radicalmente independiente del sexo”, es un artificio libre de ataduras. En consecuencia “hombre” y “masculino” podría significar tanto un cuerpo femenino como uno masculino; mujer y femenino tanto un cuerpo masculino como uno femenino, es decir, la ruptura entre lo que nosotros somos biológicamente y como nosotros nos queremos comportar. Ya no es el ser varón o el ser mujer algo natural, deja de serlo, es algo construido. Yo decido lo que quiero ser: Un patito, un árbol, un nene que quiere ir a la escuela o un hombre; y hay que respetarlo. Soy autónoma absolutamente de mi naturaleza y de mi ideología.
Ahora, esto va a tomar cuerpo sobre todo después de la caída del muro de Berlín, en la década del 90, y se va a llamar el Movimiento de lesbianas, gays, bisexuales y transexuales: El Movimiento LGBT. Esto viene de muchos años atrás y va a alcanzar un momento muy importante cuando esta ideología se incorpora a las Naciones Unidas. Esto ocurre en 1995, en la Conferencia de la Mujer en Pekín, donde se incorpora el aborto como un derecho, o sea, la anticoncepción, el aborto y la perspectiva de género. Cuando este “combo ideológico” con alguna diferencia, lo asume las Naciones Unidas, inmediatamente empieza a bajar línea a los distintos países, y esto entonces, empieza a tomar vuelo porque acá hay plata; porque si sos una ONG y querés recibir plata te obligan a incorporar la perspectiva de género, a dar pastillas anticonceptivas, a aprobar en general los derechos reproductivos. Entonces, esto que había quedado en élite, comienza a tomar un vuelo enorme, y en eso estamos ahora, son 23 años que esto va creciendo ininterrumpidamente.
En argentina, fíjense ustedes que esto se ha implantado, excepto el aborto que era la última instancia, que por ahora se ha parado. Durante el kirchnerismo se han implantado todas estas perspectivas de género; esto no pasa en EEUU, no pasa en en Francia. Pasa acá porque tenemos la ley de Educación Sexual Integral, ESI, que ahora se tiene que poner con perspectiva de género – sabrán los sacerdotes y aquellos que trabajan en colegios que es una espada de Damocles que tienen –. La ley de matrimonio igualitario. A lo mejor puede caer en algún colegio religioso un señor vestido de mujer, con nombre de mujer, y que quiere dar clases y cree ser mujer, aunque sea un señor.
Y finalmente, la última, que es terrible: la identidad de género. Lo único que queda, digamos, para que este “combo” tome cuerpo son dos cosas: Por un lado la ley del aborto que es lo que por ahora se ha parado, y por otro lado la voluntad política del gobierno o de los gobiernos – porque esto, a veces, depende de las provincias – de implantar hasta las ultimas consecuencias estas leyes. Repito, está el “combo” en Argentina, excepto el aborto y solamente depende de la voluntad política del estado provincial o nacional que esto realmente nos empiece a golpear directamente. Pero nosotros no nos quedamos acá porque ha aparecido una nueva teoría que, a lo mejor, alguno de ustedes la conoce: Es la teoría Queer.
En 1984 el filósofo Michel Foucault escribió su “Historia de la sexualidad” – no se la recomiendo – Él proponía deconstruir, que es una palabra que significa desmontar, – muchos de ustedes que estudian filosofía la deben conocer – no solo la distinción entre varón y mujer sino también las categorías de “varón” y “mujer”, de “masculino” y “femenino”, que también se da en el género. Porque en la teoría de género se da esto: Yo soy un hombre biológicamente hombre, pero quiero ser mujer, entonces sigue existiendo la categoría “masculino” y “femenino”. Foucault dice que lo que nosotros tenemos que desmontar es la condición misma de la diferencia entre el hombre y la mujer, entre lo masculino y lo femenino. ¿Por qué? porque cuando hay identidad, hay desigualdad; y cuando hay desigualdad hay opresión. Lo que ellos proponen es lo que se llama la sexualidad polimorfa – que también la describe Freud en las etapas tempranas del niño – que significa “sin distinción de masculino y femenino”. Después de todo dice Kate Bornstein: “Los hombres no gozarían del privilegio masculino si no hubieran hombres, y las mujeres no serían oprimidas si no existiera tal cosa como la mujer.” Acabar con el género es acabar con el patriarcado, es decir, lo que hay que acabar – como todo son construcciones: La mujer es una construcción, no tiene nada que ver con la biología – terminemos con la construcción “mujer”, terminemos con la construcción “hombre” y démosle esta nueva sexualidad que es la sexualidad polimorfa. Dice ella: “la forma en que se propaga la especie es determinada socialmente.” Yo no sé qué otra forma social hay de propagar la especie de la que conocemos, pero ella dice que es social.
Si biológicamente la gente fuera sexual polimorfa, es decir, sin diferencia, hoy me gustaría una o me gustaría la otra o cualquier cosa. Y la sociedad estaría organizada de modo que se permitiera por igual toda forma de expresión sexual. La reproducción sería el resultado solo de algunos encuentros sexuales, los heterosexuales, y en sociedades más imaginativas la reproducción biológica podría asegurarse por otras técnicas. Es decir que ellas apuestan en este experimento, que es un experimento civilizatorio, que es de destrucción de la civilización occidental, no solamente cristiana sino occidental e inédita, en hasta pensar en una máquina que logre, no sé, a través de la implantación del óvulo, terminar con la formación de un niño. Fíjense hasta dónde llega esto que es Frankenstein. Ustedes dirán: Pero esto ¿De dónde lo sacó? Bueno, yo les cuento, en el 2015, en la facultad de Ciencias Sociales de la UBA, hicieron una experiencia un grupo de chicos, un movimiento que se llama pos pornografía. Decía así:
Pos porno se pasea por los pasillos de la facultad y va sexualizando todo a su alrededor. Una propuesta para ampliar el imaginario pornográfico y experimentar otras formas sexualizadas, de habitar el espacio universitario
No les voy a contar lo que pasó porque esto lo hicieron el día que los chicos recibían la graduación. Entonces hacían todo en los pasillos y había gente que había ido con los hijos a recibir el diploma. Y al decano lo único que le molestó es que habían dejado sucio y algunas cositas, algunos profilácticos tirados por el piso, y esto es el movimiento Queer, es, diríamos, una instancia nueva en esta imaginación al poder.
También tenemos los chicos transgéneros, que ustedes sabrán que tienen problemas, hay más de 1000 que se están haciendo tratamiento en Inglaterra porque han decidido que quieren saber si son varón o mujer… Una cosa dantesca.
Vamos llegando, ya termino.
En una oportunidad, yo leía al Arzobispo que era de Polonia, miembro pontificio del consejo para la familia y la Academia de la vida, que era Monseñor Caffarra – que ya murió – y en una entrevista en 2015 a un diario italiano “Tempi”, hablaba largo y tendido sobre la actual crisis moral del mundo occidental. Ustedes saben que en Europa se habla de una instancia pos cristiana; y él dice lo siguiente – en Europa el consejo europeo discutía la cuestión del matrimonio igualitario que nosotros ya lo teníamos y habíamos avanzado respecto de ellos –:
Me han surgido distintos pensamientos a raíz de la moción votada por el Parlamento europeo. El primer pensamiento ha sido este: «es el fin, Europa se está muriendo, y tal vez ni siquiera tiene ganas de vivir pues no ha habido civilización que haya sobrevivido al ensalzamiento de la homosexualidad, no digo al ejercicio de la homosexualidad, digo al ensalzamiento de la homosexualidad»
Es decir, no un problema de la voluntad sino un problema de la inteligencia. Ante el panorama presente, el cardenal, en voz alta, se pregunta:
¿Cómo es posible que en la mente del hombre se oscurezcan evidencias tan originarias? – Su respuesta fue contundente –: todo esto es obra diabólica, literalmente, es el último desafío que el diablo lanza a Dios Creador, diciéndole «yo te enseño como construyo una creación alternativa a la tuya y verás que los hombres dirán ‘se está mejor’. Tú les prometes libertad, yo les propongo arbitrio. Tú les das amor, yo les ofrezco emociones. Tú quieres justicia, yo, la igualdad perfecta que anula toda diferencia».
Estamos sin duda en un combate muy duro y muy largo, y él se pregunta, y yo les pregunto a ustedes: ¿Quiénes serán los actores de una empresa para la que se necesitará tiempo, capacidad y mucho sacrificio? Éstos, sin duda, tienen que ser ustedes, sabiendo, como dice Santo Tomás, que los vicios contra natura, que es de todo de lo que hemos estado hablando, son la contra cara de las virtudes heroicas – fíjense, virtudes heroicas dice Santo Tomás – pero sin duda, con la gracia de Dios y la intermediación de nuestra Señora del Cielo, estoy segura que ustedes van a poder resistir, y vamos a poder reconquistar aunque sea una porcioncita de la cristiandad.
Muchas gracias
Profesora Patricia Barrio de Villanueva. Tercera conferencia del encuetro de jóvenes de Córdoba sobre los "ataques al jóven moderno". 18 de agosto de 2018.
FSSPX Fraternidad San Pío X
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