jueves, 7 de diciembre de 2017

UNA EX SEGUIDORA DE CHARLES MANSON CUENTA CÓMO FUE SU VIDA EN LA SECTA


Cuando Charles Manson obligó a sus seguidores a asesinar a la actriz Sharon Tate y otras seis personas, Dianne Lake tenía sólo 16 años y llevaba desde los 14 abducida por la secta. Por suerte, no participó en los crímenes de Manson y sí testificó contra él en el juicio que terminaría con sus huesos en la cárcel. 


Ahora, en un libro de memorias titulado Mi historia con Charles Manson. La vida dentro de su secta y la oscuridad que terminó con los años 60, cuenta sus recuerdos de aquella experiencia, convertida hoy en uno de los capítulos más morbosos de la historia popular estadounidense. 

Lo cuenta Elena de los Ríos en Mujer Hoy

Lake confiesa que escribe ahora el libro, en parte porque su marido ha muerto y sus hijos son suficientemente mayores, y en parte por reconciliarse con su propia adolescencia. De hecho, durante el proceso de escritura se acompañó de un terapeuta que la ayudó a enfrentar todos sus recuerdos. El primer trago amargo ha sido reconocer que fue violada por Manson horas después de conocerle, una relación que ella siempre había considerado consentida, pero que legalmente sigue siendo violación debido a su edad. En el juicio, Dianne reconoció que Charles Manson era “guapo y amable” y que “te hacía sentir especial y amada”.

Después de que se produjeran los asesinatos de Abigail Folger, Wojciech Frykowski, Leno y Rosemary LaBianca, Steven Parent, Jay Sebring y Sharon Tate, Dianne Lake abandonó la secta. Había escuchado el relato de los crímenes de otros miembros del grupo, con los que también mantenía relaciones sexuales, y no pudo más que huir. 

Sin embargo, admitió incluso durante el juicio que seguía enamorada del psicópata. Sólo se desencantó cuando Manson se burló de ella frente al jurado, diciéndole que no sólo le amaba a él, sino a todos los demás también. “En ese momento me di cuenta de que sólo era un hombrecillo desaliñado con un gran ego”.

Por su parte, Rocío Ayuso cuenta en El País que la cálida noche californiana de su encuentro en una fiesta en las colinas de Topanga, a las afueras de Los Angeles (EE.UU.), continúa grabada en la memoria de Dianne Lake como si fuera ayer. Un recuerdo del que el miembro más joven de la familia Manson ha hablado ahora por primera vez. Lo hace en forma de libro. Un volumen titulado Member of the Family con el que quiere “iluminar un capítulo muy oscuro” de su vida y de la contracultura estadounidense. “Es una historia interesante pero también una llamada de atención”, señala Lake en el libro, que salió a la venta el pasado 24 de octubre pero del que la revista People publicó antes varios extractos.

La Lake de ahora está muy lejos de la adolescente que conoció a Manson por primera vez. Sigue viviendo a las afueras de Los Ángeles pero tiene 64 años, se ha casado, tiene tres hijos y es una profesora diplomada. Aun así recuerda como si fuera ayer al Manson que conoció en 1967, pocos meses después de emanciparse de su familia a los 14 años. “Era extremadamente inteligente. Tenía una habilidad increíble a la hora de percibir las debilidades, necesidades y deseos de los demás. Y sabía cómo corresponderlos”, rememora en el libro.

Durante dos años, Lake se convirtió en el miembro más joven de la familia Manson, la secta que sacudió la psique contracultural californiana un agosto de 1969. A lo largo de dos días Manson y varios miembros de su familia de seguidores asesinaron a siete personas, entre ellas la actriz Sharon Tate. Dianne no participó en los asesinatos, aunque para ese entonces se sentía bajo su influencia tras haber circulado anteriormente por otras comunas. “Necesitaba amor y cariño”, recuerda. Ella era la hija de un exsoldado de la Marina estadounidense que se sintió abandonada por sus padres durante la revolución sexual de los sesenta. “Necesitaba una familia. Necesitaba sentir que pertenecía a algo. Y él se dio cuenta enseguida”, confiesa ahora Lake.

Tras los asesinatos, Dianne Lake no volvió a ver a Manson ni a su familia de seguidores hasta un año más tarde. Había estado recluida en un centro psiquiátrico y el nuevo encuentro tuvo lugar durante el juicio, donde testificó en contra de Manson y del resto de la secta, un testimonio que resultó determinante en los resultados del juicio. A pesar de la influencia que Manson tuvo sobre ella durante dos años, tuvo el coraje de mirarle a los ojos durante el juicio. “Estaba loco”, recuerda. “Y yo me sentí segura”, añade en su libro.

Para Dianne Lake fue todavía más extraño el sentimiento que tuvo entonces al ver a sus correligionarias, mujeres a quienes consideraba familia, incluso amigas. En el juicio, y tras su paso por el centro de rehabilitación, ella no entendió la lealtad que las seguía uniendo a Manson. “¿Grabarse una X en la frente? No entendí cómo seguían estando colgadas de él”, se sorprende en el libro, que promete más descubrimientos sobre el asesino que se conoció con el sobrenombre de “El líder de Satán” y que hizo correr ríos de tinta en los años setenta.


Mujer Hoy – El País


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