Bree Olson, Vanessa Belmond y Shelley Lubben lograron triunfar en el mundo triple X y conviven con los recelos y las miradas que deja un trabajo estigmatizado por la sociedad. Cómo vivir con los efectos de exponerse ante las cámaras
Por Mauricio Luna
Fue solo al principio. Sucedió en el momento inicial, cuando la excursión en el mundo de las fantasías y las mujeres perfectas aún no había mostrado su verdadera faceta. La que, en la creencia popular, se traduce en un escape post adolescencia con el afán de ganar dinero, ser famoso y tener mucho sexo.
Los primeros kilómetros en el mundo del cine porno marcan el futuro de las actrices. Luego, los dilemas de la crisis del cuarto de vida son también un reflejo de la presión que la sociedad ejerce sobre las mujeres, por ejemplo, para que sean madres. Se enfrentan, sin querer serlo, a las miradas y opiniones que la sociedad ejerce sobre ellas. Son tres testimonios, pero podrían ser cientos más. Todas tienen algo en común: se inundaron en una cultura oscura, a la cual no quieren pertenecer más.
Vanessa Belmond
En Date My Porn Star, la ex actriz Vanessa Belmond confesó que, tras 7 años en el porno (y con solo 25 años de edad) la propia industria la llevó más lejos de lo que ella pensaba, al punto de convertirse en voluntaria en una organización que lucha contra la pornografía: antipornography.org.
Dijo Belmond: "Nadie quiere salir con una estrella porno, stripper o acompañante. En cuanto a tener una familia y tener hijos, yo estoy como: '¿quién va a querer tener hijos con una ex estrella porno?'. Y cuando yo tenga 60 años, aún voy a tener videos triple X en Internet. Es como tener un virus o algo que nunca se va".
"Enfermé de clamidia en mi primera escena. En cuanto a las enfermedades de transmisión sexual, tuve clamidia unas tres veces o más. Tuve gonorrea. Tuve infecciones bacterianas muchas veces, y llegué a pensar que las pruebas podían mantenerme a salvo, ya que ellos lo hacen parecer como que todos son sometidos a exámenes. La cosa es que es que sólo te haces la prueba una vez al mes y durante todo ese mes ellos todavía tienen un examen 'limpio', pero podrían haber conseguido algo", sostuvo.
Shelley Lubben
Shelley Lubben es otra de las activistas anti-porno que supo brillar en la industria erótica durante los 90. "La pornografía no es más que un círculo vicioso que te deja secuelas emocionales. De pronto, pasás a ser una trabajadora sexual a la que le mienten una y otra vez. Te dicen que vas a estar a salvo de las enfermedades de transmisión sexual y que vas a ganar mucho dinero fácil. Y al final, nada de eso termina siendo cierto", dijo la mujer de 49 años.
Lubben relató su terrible historia en el documental After Porn Ends, en donde narró algunas de las torturas físicas y psicológicas a las que fue sometida durante los años que trabajó para diferentes productoras. "Es un negocio tan feroz como la trata. Todos nosotros hemos sido obligados a hacer una escena que no queríamos hacer. Fuimos a los médicos fraudulentos o clínicas fraudulentas a las que nos enviaron para hacernos los exámenes".
La ex actriz expresó su disconformidad en base al desinterés legal de muchos estados norteamericanos en cuanto al cuidado sexual. "Nos obligaban a hacerlo sin protección. Yo no puedo decirles cuántas personas alteran sus pruebas para poder filmar. Se que más del 66% de los actores porno son portadores del virus del herpes".
Bree Olson
En Real Women Real Stories, Bree Olson -ex pareja del actor Charlie Sheen-expuso un video en donde explicó las serias dificultades con las que convive en su vida diaria luego de dejar el porno en 2011. "La gente me trata como si fuese una pedófila, no lo hacen como si fuese una antigua trabajadora del sexo, sino como si hiciese daño a los niños".
"He llegado a un punto en el que hay veces que paso días o semanas sin salir de casa, porque no tengo ganas enfrentarme al mundo. Me decepciona encontrarme con un amigo y darme cuenta que ya no quiere serlo. Es más fácil quedarme en casa", agregó.
Olson dijo que podía llegar a ganar más de USD 20 mil a la semana. Dejó la pornografía a los 24 y, con 30 años, se arrepiente de no haber aguantado cinco años más, "para poder vivir a gusto el resto de mi vida".
"Le mando un mensaje muy importante a las jóvenes: no hagan porno. Querrán abrazar su sexualidad y dirán 'puedo hacer lo que quiera con mi cuerpo'. Pero van a tener una vida de mierda por delante. Nunca podrán trabajar con niños después del porno, nunca podrán hacerlo en medicina. No vale la pena hacerlo, la gente te va a tratar muy mal el resto de tu vida", concluyó.
Infobae
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