Lo ha contado recientemente Monica Soriano en BBC Mundo. Según explica la redactora, en muchos casos, se aconseja a sus amigos y familiares que corten todos los lazos con los ex adeptos, con lo cual éstos quedan aislados.
Víctima de la “desasociación”
“No hablo con ningún miembro de mi familia”, le dice Sarah (no es su verdadero nombre) al programa de Victoria Derbyshire de la BBC. “Debido a que salí de la comunidad, no tengo ningún contacto”. El año pasado Sarah, de 20 años, fue excluida de los testigos de Jehová en un proceso conocido como “desasociación”. Esto, dice, sucedió cuando se negó a seguir viviendo en una relación abusiva. Alega que su novio en esa época había sido violento y que en una ocasión la dejó con costillas rotas.
Ir a la policía e involucrar a quienes no pertenecen a la secta es extensamente desalentado por los testigos de Jehová, afirma. Y asegura que los ancianos de la organización rehusaron castigar la conducta de su ex pareja. Cuando sus colegas de trabajo notaron los moretones y la convencieron de que no soportara más abuso, decidió huir de la relación. Sarah afirma que fue “desasociada” de la secta y que sus amigos y familiares cortaron todos los vínculos con ella. Esto se debe a que los testigos de Jehová creen que quienes no pertenecen a su movimiento pueden perjudicar su fe.
“Retirar a los malvados”
En una declaración, el grupo religioso le dijo a la BBC: “Si un testigo bautizado tiene la práctica de violar el código moral de la Biblia y no muestra evidencia de dejar esa práctica, él o ella serán apartados o desasociados”. “En lo que se refiere a apartarlos, los testigos se instruyen en la Biblia y sobre este tema la Biblia establece claramente: ‘Retiren al hombre malvado de entre nosotros’”.
La noche que Sarah fue desasociada dice que su madre se negó a hablarle. Su padre despertó a las 7 de la mañana para expulsarla de la casa. Al responder a los alegatos de Sarah, los testigos de Jehová indican que, aunque no pueden comentar sobre casos individuales, “la violencia, ya sea física o emocional, es fuertemente condenada en la Biblia y no tiene lugar en una familia cristiana”.
Experiencia de aislamiento
John (no es su verdadero nombre), se convirtió en testigo de Jehová en su niñez, cuando sus padres decidieron unirse al grupo. Pero hace dos años fue desasociado después de no asistir a un homenaje conmemorativo de los testigos de Jehová, considerado dentro del grupo como un evento importante. También había comenzado a tener dudas, en privado, sobre algunas de las enseñanzas de la secta. Cuestionaba la afirmación del grupo de que el fin del mundo es inminente y que sólo 144.000 seres humanos irán al cielo.
Su opinión sobre la secta también quedó manchada después de que uno de sus amigos murió porque no se le dio una transfusión de sangre, que están prohibidas por la doctrina jehovista, que lo habría salvado. “Fue la pérdida de una vida”, afirma. John asegura que después descubrió que su esposa había testificado en su contra durante el proceso que llevó a su desasociación, el cual, cree, colocó una enorme presión en su relación. Dejó la casa familiar y comenzó a vivir temporalmente en tiendas de campaña y caravanas.
“Fue una época de aislamiento. No tenía a nadie. Me sentía suicida”, dice. Ahora ha perdido el contacto con sus dos hijos adultos y con sus hermanos. “A veces les envío un mensaje diciendo: ‘los quiero, sigo pensando en ustedes’. Pero a menudo no tengo respuesta”, afirma. Según los testigos de Jehová, el grupo tiene más de 138.000 miembros en Reino Unido y más de 8 millones en todo el mundo.
Llegan hasta las tendencias suicidas
Terri O’Sullivan dejó la secta hace 17 años, cuando tenía 21 años y su madre la expulsó de su casa. Ahora dirige una red de apoyo para quienes han dejado o han sido excluidos de la organización. Dice que no ha encontrado a ningún antiguo testigo de Jehová que no haya experimentado depresión, alcoholismo o sentimientos suicidas. Y aunque no todos atraviesan un proceso formal de desasociación cuando dejan la secta, sus relaciones casi siempre se ven afectadas. “Con algunos ex testigos”, dice, “algunas de sus familias siguen hablándoles, pero la relación siempre se ve afectada”.
Sarah afirma que la pérdida de sus lazos familiares más cercanos ha sido “muy, muy difícil”. Está comprometida y sabe que “tiene que planear una boda a la que sus padres no asistirán”. “Me clasifico como huérfana y eso es bastante triste”, afirma. Su red de apoyo está con sus amigos del trabajo. Cuando dejó la secta, dice, ellos “se reunieron para ayudarla”, lo cual es algo que no esperaba. “(La religión) me había dicho que estas personas eran horribles, que eran vínculos malos, y que Dios los iba a destruir en el Armagedón. Y sin embargo, estas personas me abrieron sus hogares”.
“No me invitarán al funeral de mis padres”
Sarah, sin embargo, todavía se muestra halagadora sobre la mayoría de las personas dentro de su antigua fe. “Hay buenas personas en la religión que creen que están salvando la vida de la gente (predicando el mensaje de la fe)”, afirma. “Tengo algunos recuerdos felices, porque son los últimos recuerdos que tengo de mi familia y hermanos. Pero también miro al pasado y siento mucha tristeza porque nunca volveré a sentarme con ellos en una comida dominical. Cuando se mueran, probablemente tampoco me invitarán al funeral”.
Qué son los testigos de Jehová
Es un grupo fundado en Estados Unidos a fines del siglo XIX, bajo el liderazgo de Charles Taze Russell. La sede del movimiento está en Nueva York. Aunque está basado en el cristianismo, el grupo cree que las iglesias cristianas tradicionales se han desviado de las verdaderas enseñanzas de la Biblia y no trabajan en total armonía con Dios.
No es considerada una denominación cristiana porque rechaza la doctrina cristiana básica de la Trinidad. Los testigos de Jehová creen que la humanidad está ahora en “sus últimos días” y que la batalla final entre el bien y el mal ocurrirá pronto.
Víctima de la “desasociación”
“No hablo con ningún miembro de mi familia”, le dice Sarah (no es su verdadero nombre) al programa de Victoria Derbyshire de la BBC. “Debido a que salí de la comunidad, no tengo ningún contacto”. El año pasado Sarah, de 20 años, fue excluida de los testigos de Jehová en un proceso conocido como “desasociación”. Esto, dice, sucedió cuando se negó a seguir viviendo en una relación abusiva. Alega que su novio en esa época había sido violento y que en una ocasión la dejó con costillas rotas.
Ir a la policía e involucrar a quienes no pertenecen a la secta es extensamente desalentado por los testigos de Jehová, afirma. Y asegura que los ancianos de la organización rehusaron castigar la conducta de su ex pareja. Cuando sus colegas de trabajo notaron los moretones y la convencieron de que no soportara más abuso, decidió huir de la relación. Sarah afirma que fue “desasociada” de la secta y que sus amigos y familiares cortaron todos los vínculos con ella. Esto se debe a que los testigos de Jehová creen que quienes no pertenecen a su movimiento pueden perjudicar su fe.
“Retirar a los malvados”
En una declaración, el grupo religioso le dijo a la BBC: “Si un testigo bautizado tiene la práctica de violar el código moral de la Biblia y no muestra evidencia de dejar esa práctica, él o ella serán apartados o desasociados”. “En lo que se refiere a apartarlos, los testigos se instruyen en la Biblia y sobre este tema la Biblia establece claramente: ‘Retiren al hombre malvado de entre nosotros’”.
La noche que Sarah fue desasociada dice que su madre se negó a hablarle. Su padre despertó a las 7 de la mañana para expulsarla de la casa. Al responder a los alegatos de Sarah, los testigos de Jehová indican que, aunque no pueden comentar sobre casos individuales, “la violencia, ya sea física o emocional, es fuertemente condenada en la Biblia y no tiene lugar en una familia cristiana”.
Experiencia de aislamiento
John (no es su verdadero nombre), se convirtió en testigo de Jehová en su niñez, cuando sus padres decidieron unirse al grupo. Pero hace dos años fue desasociado después de no asistir a un homenaje conmemorativo de los testigos de Jehová, considerado dentro del grupo como un evento importante. También había comenzado a tener dudas, en privado, sobre algunas de las enseñanzas de la secta. Cuestionaba la afirmación del grupo de que el fin del mundo es inminente y que sólo 144.000 seres humanos irán al cielo.
Su opinión sobre la secta también quedó manchada después de que uno de sus amigos murió porque no se le dio una transfusión de sangre, que están prohibidas por la doctrina jehovista, que lo habría salvado. “Fue la pérdida de una vida”, afirma. John asegura que después descubrió que su esposa había testificado en su contra durante el proceso que llevó a su desasociación, el cual, cree, colocó una enorme presión en su relación. Dejó la casa familiar y comenzó a vivir temporalmente en tiendas de campaña y caravanas.
“Fue una época de aislamiento. No tenía a nadie. Me sentía suicida”, dice. Ahora ha perdido el contacto con sus dos hijos adultos y con sus hermanos. “A veces les envío un mensaje diciendo: ‘los quiero, sigo pensando en ustedes’. Pero a menudo no tengo respuesta”, afirma. Según los testigos de Jehová, el grupo tiene más de 138.000 miembros en Reino Unido y más de 8 millones en todo el mundo.
Llegan hasta las tendencias suicidas
Terri O’Sullivan dejó la secta hace 17 años, cuando tenía 21 años y su madre la expulsó de su casa. Ahora dirige una red de apoyo para quienes han dejado o han sido excluidos de la organización. Dice que no ha encontrado a ningún antiguo testigo de Jehová que no haya experimentado depresión, alcoholismo o sentimientos suicidas. Y aunque no todos atraviesan un proceso formal de desasociación cuando dejan la secta, sus relaciones casi siempre se ven afectadas. “Con algunos ex testigos”, dice, “algunas de sus familias siguen hablándoles, pero la relación siempre se ve afectada”.
Sarah afirma que la pérdida de sus lazos familiares más cercanos ha sido “muy, muy difícil”. Está comprometida y sabe que “tiene que planear una boda a la que sus padres no asistirán”. “Me clasifico como huérfana y eso es bastante triste”, afirma. Su red de apoyo está con sus amigos del trabajo. Cuando dejó la secta, dice, ellos “se reunieron para ayudarla”, lo cual es algo que no esperaba. “(La religión) me había dicho que estas personas eran horribles, que eran vínculos malos, y que Dios los iba a destruir en el Armagedón. Y sin embargo, estas personas me abrieron sus hogares”.
“No me invitarán al funeral de mis padres”
Sarah, sin embargo, todavía se muestra halagadora sobre la mayoría de las personas dentro de su antigua fe. “Hay buenas personas en la religión que creen que están salvando la vida de la gente (predicando el mensaje de la fe)”, afirma. “Tengo algunos recuerdos felices, porque son los últimos recuerdos que tengo de mi familia y hermanos. Pero también miro al pasado y siento mucha tristeza porque nunca volveré a sentarme con ellos en una comida dominical. Cuando se mueran, probablemente tampoco me invitarán al funeral”.
Qué son los testigos de Jehová
Es un grupo fundado en Estados Unidos a fines del siglo XIX, bajo el liderazgo de Charles Taze Russell. La sede del movimiento está en Nueva York. Aunque está basado en el cristianismo, el grupo cree que las iglesias cristianas tradicionales se han desviado de las verdaderas enseñanzas de la Biblia y no trabajan en total armonía con Dios.
No es considerada una denominación cristiana porque rechaza la doctrina cristiana básica de la Trinidad. Los testigos de Jehová creen que la humanidad está ahora en “sus últimos días” y que la batalla final entre el bien y el mal ocurrirá pronto.
BBC Mundo
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