jueves, 6 de julio de 2017

EL OBISPO CATÓLICO ATACADO POR GRUPOS LGTBI SE PLANTA FIRME Y SE NIEGA A RETRACTARSE

Por su negativa a dar la comunión y entierros católicos para las personas en «matrimonios» del mismo sexo, el obispo Thomas Paprocki sufre el furioso ataque de colectivos y defensores LGTBI.

Ni entierros ni comunión para las personas en «matrimonios» del mismo sexo

El obispo Thomas Paprocki ha estado sometido a un intenso ataque de parte de colectivos y defensores LGTBI por negar la comunión y los funerales católicos a las personas de «matrimonios del mismo sexo» que no viven en castidad y no están arrepentidas.

Ante las continuas críticas de su reciente decreto sobre el «matrimonio» entre personas del mismo sexo, la respuesta del obispo Paprocki ha sido plantarse firme y hacer una declaración clarificadora donde vuelve a reafirmar la enseñanza de la Iglesia.

La aprobación de Dios en primer lugar

Cuando Catholic World Report le preguntó en una entrevista si el ser denunciado tan fuertemente en los medios de comunicación había sido difícil para él, su respuesta puso en evidencia su liderazgo pastoral y respondió:

«Tomaré la respuesta de esa pregunta de mi santo patrón, Santo Tomás Moro, quien dijo: “No me importa lo que digan los hombres de mí, siempre que Dios me apruebe”.

En su decreto del 12 de junio sobre el «matrimonio» entre personas del mismo sexo y cuestiones pastorales relacionadas explicó que el matrimonio es entre un hombre y una mujer, aclarando que el clero diocesano y sus empleados no pueden participar de ninguna manera en un «matrimonio» homosexual y también que las instalaciones diocesanas u objetos dedicados al culto católico no pueden ser utilizados para tales eventos.

El decreto también dejó claro que los individuos en relaciones del mismo sexo no debían presentarse o ser admitidos a la comunión, y en situaciones de peligro de muerte, solo pueden recibirla en forma de Viaticum siempre y cuando expresen arrepentimiento por su estilo de vida.

Además, aquellos en las relaciones del mismo sexo pueden no tener un funeral católico a menos que mostraran algunos signos de arrepentimiento antes de su muerte. No pueden ser padrinos de Bautismo o Confirmación, ni deben servir en el «ministerio público litúrgico», siendo lectores en la Misa o ministros extraordinarios de la Sagrada Comunión.

Atacado también desde el seno de la Iglesia

Pero las críticas no solo le han llovido de parte de colectivos LGTBI sino también desde el seno mismo de la Iglesia, entre ellos, el sacerdote jesuita James Martin, nombrado recientemente por el Papa Francisco como asesor de la Secretaría de Comunicaciones de la Santa Sede, y conocido por su defensa de la ideología LGTBI en un libro: «Building A Bridge: How the Catholic Church and the LGBT Community Can Enter into a Relationship of Respect, Compassion, and Sensitivity».
El sacerdote James Martin citó una parte de un pasaje del Catecismo para afirmar que el obispo estaba discriminando a las personas LGBTI porque, según él, sin un enfoque similar en el comportamiento moral y sexual de las personas heterosexuales, el decreto era un «signo de discriminación injusta».

El padre Martin también había salido en defensa del estilo de vida LGBTI alegando que «casi todo el estilo de vida de todos es inmoral».

Pero a esta objeción el obispo Paprocki respondido:

«El padre Martin está sumamente equivocado en esas observaciones. Todos somos pecadores, pero no todos estamos viviendo de manera impenitente en un estilo de vida inmoral. Puesto que todos somos pecadores, todos estamos llamados a la conversión y al arrepentimiento».
El obispo explicó cómo su posición sobre negar los funerales católicos a personas en «matrimonios del mismo sexo», que no han dado signos de arrepentimiento antes de su muerte, es una cita textual del canon 1184 del Código de Derecho Canónico, por lo que el padre Martin no le contradice a él, sino al propio Código de Derecho Canónico.

El obispo Paprocki también dijo que el Padre Martin ayudó a ilustrar, sin embargo, que la enseñanza de la Iglesia sobre las situaciones de pecado grave y la recepción de la Santa Comunión no se aplica sólo a las personas en «matrimonios del mismo sexo».

«Se puede decir que todos aquellos que tienen relaciones sexuales fuera del matrimonio válido, sean heterosexuales o homosexuales, no deben recibir la Sagrada Comunión a menos que se arrepientan, confiesen y enmiendan sus vidas», dijo el Obispo Paprocki.

Se le preguntó sobre los comentarios de Francis DeBernardo, director ejecutivo de los grupos LGBTI «New Ways Ministry», que dijo que el decreto alejaría a aquellos con atracción del mismo sexo fuera de la Iglesia, a lo que respondió:

«El verdadero problema no es cuánta gente vendrá a la iglesia», dijo el Obispo Paprocki, «sino cómo llegar a vivir en gracia de Dios y cómo llegar a ser un santo».

«La Iglesia es un medio en el camino hacia la santidad», continuó. «Jesús nos enseña cómo ser santos, pero no todos aceptaron su enseñanza».

«Muchas personas parecen haber perdido de vista la importancia de la llamada al arrepentimiento y a la conversión», dijo el obispo Paprocki. «Parecen pensar que el decreto es una condena general de las personas que son gays y lesbianas. Pero no es así»

«Mi decreto no se centra en las personas con atracción homosexual, sino que viven en lo que llaman “matrimonio homosexual”, que es un estatus legal público».

Para aclarar más, explicó que 
«a nadie se le niega nunca los sacramentos o un funeral cristiano simplemente por tener una orientación homosexual, y que alguien que entró en un «matrimonio del mismo sexo» podría recibir los sacramentos y recibir un rito fúnebre eclesiástico si se arrepiente y renunciar al “matrimonio”».

No está solo

El obispo Paprocki dijo que también ha recibido numerosos comentarios de apoyo y las oraciones de sus compañeros obispos diocesanos. También ha recibido una respuesta positiva de los sacerdotes por su claridad al reafirmar la enseñanza de la Iglesia.

Pero también ha sufrido acoso

Los activistas gay han acosado no sólo a él, sino también a su personal a través de «llamadas telefónicas obsenas, mensajes de correo electrónico y cartas usando lenguaje grosero y blasfemo, supuestamente en nombre del amor y la tolerancia».

«Lamento que la gente que me rodea haya sido sometida a un lenguaje tan odioso y malicioso», dijo el obispo.

(LifeSiteNews/InfoCatólica) 


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