miércoles, 22 de febrero de 2017

EL JEFE JESUITA RELATIVIZA A JESÚS: "NO SABEMOS LO QUE REALMENTE DIJO"

El padre Arturo Sosa Abascal subraya la necesidad de dar prioridad al discernimiento con respecto a la doctrina, que "es una palabra que no me gusta".

Por Matteo Matzuzzi

El Padre Arturo Sosa Abascal, hace unos meses elegido Superior General de la Compañía de Jesús, otorgó al periodista de Ticino Giuseppe Rusconi por el sitio rossoporpora.org una entrevista reveladora. Muchos pasajes tocan la discusión sinodal sobre el matrimonio y la familia. El punto de partida es lo que dijo el cardenal Gerhard Ludwig Müller, prefecto de la congregación para la Doctrina de la Fe, en cuyo juicio "las palabras de Jesús son muy claras y ni un ángel ni el Papa, ni un Consejo ni una ley tienen derecho a modificar".

El padre Sosa respondió: "Debemos comenzar una hermosa reflexión sobre lo que Jesús realmente dijo. En ese momento nadie tenía una grabadora para grabar las palabras. Lo que se sabe es que las palabras de Jesús deben contextualizarse, se expresan en un lenguaje, en un entorno preciso, están dirigidas a alguien de definido". Y luego, agrega el General, "en el siglo pasado en la iglesia ha habido un gran florecimiento de estudios que tratan de entender exactamente lo que Jesús quiso decir. Esto no es relativismo, pero certifica que la palabra es relativa, el Evangelio está escrito por seres humanos y es aceptado por la iglesia que está compuesta de personas humanas".

"Por lo tanto, es cierto que nadie puede cambiar la palabra de Jesús, ¡pero es necesario saber cuál era!". En cuanto a la declaración en Mateo (19: 3-6) de que "el hombre no divide lo que Dios se ha unido", Sosa responde: "Me identifico con lo que dice el papa Francisco. No duda, se pone a sí mismo en discernimiento"

"El discernimiento es fundamental y tiene prioridad sobre la doctrina misma", incluso si esta última "es parte del discernimiento y un discernimiento verdadero no puede separarse de la doctrina". En cualquier caso, explica el padre Sosa, "la doctrina es una palabra que realmente no me gusta, trae consigo la imagen de la dureza de la piedra. En cambio, la realidad humana es mucho más matizada, nunca es blanca o negra, está en desarrollo continuo".

Il Foglio


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