El testimonio quedó plasmado en una emotiva carta que esta madre ha enviado al ginecólogo que le recomendó abortar cuando comprobó que el bebé que venía en camino tenía Síndrome de Down.
El nombre de esta madre es Courtney Baker y reside en Sanford (Florida). Esta joven mujer se negó rotundamente a considerar el aborto como una opción. Esta mujer que ahora, gracias a su decisión, tiene una vida feliz y plena junto a su hija.
La pequeña, Emersyn Faith, ya cuenta con quince meses de vida y, independientemente de que tenga Síndrome de Down, se ha convertido en la alegría y en el motor de toda su familia.
Hace dos años atrás, Courtney vivió uno de los momentos más felices de su vida al descubrir que estaba embarazada. Al poco tiempo supo que esperaba una niña y aumentó su alegría, pues era lo que deseaba. Sin embargo, semanas después y dentro de las rutinarias citas médicas a las que acudía para poder tener bajo control el periodo de gestación, su médico le dio una noticia que no esperaba: la pequeña tenía Síndrome de Down.
En esa situación, la mujer se quedó bloqueada en un primer momento, porque no se esperaba recibir esa información. Pero a esa incredulidad inicial se sumó la estupefacción por la reacción de su ginecólogo, pues le aconsejó que abortara. Una recomendación que no salió de su boca una sola vez sino en varias ocasiones, apoyándose en el argumento de que si no interrumpía el embarazo, Courtney y su familia iban a tener una mala calidad de vida por la alteración genética que sufría la pequeña.
Sin embargo, la gestante se negó rotundamente a seguir el consejo de su doctor. Decidió continuar con su embarazo y tener a su pequeña, Emersyn.
Ahora, quince meses después de todo lo ocurrido y sintiéndose plenamente feliz por contar con esa niña en su vida, la joven mamá no ha dudado en escribir y enviar una misiva al citado facultativo. Se trata de una carta en la que le da su visión de todo lo que sucedió y en la que expone qué siente al no haberle hecho caso.
La carta
Estos pasados días fue cuando Courtney no dudó en ir al buzón de correos para echar la carta que ha escrito a su antiguo ginecólogo y lo hizo en compañía de su hija. De eso ha quedado buena muestra a través de unas fotografías que ha subido a las redes sociales junto a la mencionada misiva, que ha querido compartir con todo el mundo en esas plataformas y que se ha convertido en un auténtico “boom”.
En concreto, este es el contenido del citado documento:
“Querido doctor,
Un amigo me dijo hace poco que cuando el especialista en ecografías y sonogramas vio a su hijo le dijo: “Es perfecto”. Cuando su hijo nació, lo hizo con Síndrome de Down, por lo que fue a visitar a ese mismo médico. Este miró al pequeño y dijo: “Te lo dije, es perfecto.”
Su historia me desgarró. Aunque estaba agradecida por la historia de mi amigo, me llenó de dolor no haber tenido a ese médico. Me hubiera gustado que ese fuera usted.
Vine a usted en el momento más difícil de mi vida. Estaba completamente aterrorizada, ansiosa y desesperada. Aún no sabía la verdad sobre mi bebé, y eso es lo que necesitaba desesperadamente. Pero, en lugar de apoyo y aliento, usted sugirió que interrumpiera el embarazo de nuestra hija. Le dije su nombre, y usted nos preguntó si entendíamos la baja calidad de vida que tendríamos con un niño con Síndrome de Down. Sugirió que reconsideráramos la decisión de continuar con el embarazo.
Desde esa primera visita, temíamos todas las que le siguieron. El momento más difícil de mi vida se hizo casi insoportable, ya que nunca me contó usted la verdad. Mi hija era perfecta.
No estoy enfadada. No estoy amargada. Estoy muy triste. Estoy triste porque esos pequeños corazones palpitantes que ve todos los días no le llenen de una admiración perpetua. Estoy triste porque los intrincados detalles y el milagro de esos dulces dedos de manos y pies, pulmones, ojos y oídos no le hayan hecho reflexionar. Estoy triste porque dijera que un niño con Síndrome de Down disminuiría nuestra calidad de vida. Y se me rompe el corazón con la posibilidad de que se lo diga, hoy en día, a otra madre. Pero, sobre todo, estoy triste porque nunca hubiera tenido el privilegio de conocer a mi hija, Emersyn.
Porque, como ve, Emersyn no sólo ha aumentado nuestra calidad de vida, sino que ha tocado los corazones de miles de personas. Ella nos ha dado un propósito y una alegría que es imposible expresar. Ella nos ha dado sonrisas más grandes, más risas y los besos más dulces que jamás hayamos conocido. Ella nos abrió los ojos a la verdadera belleza y al amor puro.
Así que rezo para que ninguna otra madre pase por lo que yo pasé. Mi oración también es para que usted vea la verdadera belleza y el amor puro en cada ecografía que haga. Y mi oración es para que cuando vea al próximo niño con Síndrome de Down aún escondido en el vientre de su madre, mire a esa madre y le diga la verdad: “Su hijo es perfecto.”
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