Por Xavier Celtillos
El alemán Rainer Maria Woelki, que pronto cumplirá 58 años, es el cardenal más joven de la Iglesia Católica. Ha sido nombrado por el papa Francisco Arzobispo de Colonia, la diócesis más grande e importante de Alemania; fue hasta entonces arzobispo de Berlín. Debe su ascenso rápido a Benedicto XVI, que lo convirtió en arzobispo y cardenal en 2011 y 2012.
Algunas personas quieren recordar de este prelado las palabras comprensivas hacia los jóvenes pobres de Alemania, haciendo grandes discursos humanitarios sobre estos pobres indigentes.
La realidad es que el cardenal Rainer Maria Woelki es un pequeño soldado del Nuevo Orden Mundial. Él está contra la pobreza, -¿quién no lo estaría?- y a favor de los inmigrantes, repitiendo como todas las "élites" depravadas del continente, que Alemania es hasta el infinito una "tierra de recepción". El caso se vuelve muy serio cuando el cardenal aborda la homosexualidad.
El cardenal es naturalmente contrario a la discriminación, especialmente, se supone, que afectaría a los homosexuales. Apenas promovido cardenal en 2012, no dudó en comparar la fidelidad conyugal con la de un par de homosexuales, incluso hablando de "igualdad de valor en la relación" y haciendo un llamamiento a la Iglesia para que "reflexione sobre las ventajas" de su actitud hacia los invertidos.
Obviamente, tal posición está en línea con la del ultraprogresista cardenal Martini, el ex obispo de Milán, quien dijo en el mismo período que su colega:
"Creo que la familia debe defenderse porque es realmente lo que apoya a la sociedad de manera estable y permanente, y por el papel fundamental que desempeña en la educación de los niños. Sin embargo, no está mal que en lugar de las relaciones homosexuales ocasionales, dos personas tengan cierta estabilidad y, en consecuencia, en este sentido, el Estado también podría favorecerlas".
Sin embargo, cuando fue nominado en 2011, mons. Rainer Maria Woelki fue considerado un "duro Ratzingueriano", ¡un "ultraconservador"!
Obviamente, tal posición está en línea con la del ultraprogresista cardenal Martini, el ex obispo de Milán, quien dijo en el mismo período que su colega:
"Creo que la familia debe defenderse porque es realmente lo que apoya a la sociedad de manera estable y permanente, y por el papel fundamental que desempeña en la educación de los niños. Sin embargo, no está mal que en lugar de las relaciones homosexuales ocasionales, dos personas tengan cierta estabilidad y, en consecuencia, en este sentido, el Estado también podría favorecerlas".
Sin embargo, cuando fue nominado en 2011, mons. Rainer Maria Woelki fue considerado un "duro Ratzingueriano", ¡un "ultraconservador"!
¡Cómo el conservadurismo se ha vuelto tan relativo en esta Iglesia después del Vaticano II... y además con Francisco!
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