Dirigiéndose a los presentes en la capilla de la pensión Santa Marta del Vaticano, Bergoglio centró sus palabras en la lectura del Evangelio del día, tomada de Juan, en la que la multitud busca a Jesús después de haber alimentado a cinco mil personas con solo dos panes pan y pescado.
Bergoglio destacó la respuesta de Jesús a la gente cuando dijo: “Amén, amén, les digo, no me buscan porque vieron señales, sino porque comieron los panes y se saciaron. No trabajen por la comida que perece, sino por la comida que permanece para la vida eterna, que el Hijo del Hombre les dará”.
“Este pasaje nos invita a pensar si realmente estamos siguiendo al Señor por amor, o si tenemos motivaciones egoístas como la vanidad y la sed de poder o dinero”.
Refiriéndose específicamente a “aquellos en cargos públicos que ayunan o dan limosna para ser vistos haciéndolo”, el papa dijo que “Esta no es la actitud correcta. La vanidad no es buena, la vanidad hace que nos deslicemos sobre nuestro orgullo y todo termina ahí”.
“Entonces me hago la pregunta: ¿y yo? ¿Cómo sigo a Jesús? Cuando hago el bien, ¿lo hago bajo la mirada del público o lo hago en privado?”
Continuando, Bergoglio señaló que “esto también le hace pensar en los pastores de la Iglesia, porque un pastor vanidoso no hace bien al pueblo de Dios: aunque sea sacerdote o obispo, no sigue a Jesús si está enamorado de la vanidad”.
Advirtiendo contra la tentación de buscar el poder, Bergoglio observó que “hay muchos que siguen a Jesús con esta motivación, y quizás no lo hagan con plena conciencia”.
“Un claro ejemplo de esto se encuentra en Juan y Santiago, los hijos de Zebedeo que le pidieron a Jesús que los sentara en lugares de honor, uno a Su derecha y otro a Su izquierda en su Reino”, y agregó que "en la Iglesia hay escaladores, gente impulsada por la ambición".
“Si te gusta escalar ve a las montañas y súbelas: ¡es más saludable! ¡No vengas a la Iglesia a escalar! Jesús regaña a las personas con este tipo de actitud ambiciosa en la Iglesia”.
Llamando la atención sobre cómo fue solo una vez que vino el Espíritu Santo que los apóstoles cambiaron, Bergoglio advirtió que "el pecado todavía existe y que debemos preguntarnos ¿de qué manera sigo a Cristo?"
“¿Sólo por Él, hasta la Cruz, o lo hago por poder? ¿Utilizo la Iglesia, la comunidad cristiana, la parroquia, la diócesis para ganar algo de poder?”
Bergoglio dijo que también “hay quienes siguen a Jesús por afán de dinero y tratan de sacar provecho económico de la parroquia, de la diócesis, de su comunidad cristiana, del hospital o del colegio”.
“Ha sido una tentación desde el principio”, observó Bergoglio, señalando que “hemos oído hablar de tantos buenos católicos, buenos cristianos, amigos y bienhechores de la Iglesia que -se ha revelado- actuaron en beneficio personal”.
Lamentando cómo estas personas "se presentaban a sí mismas como benefactores de la Iglesia y ganaban dinero", Bergoglio concluyó orando para que todos pudieran tener la gracia de “seguir a Jesús con intenciones puras, sin vanidad, ansia de riqueza o sed de poder”.
Catholic News Agency
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