Por Carol Glatz
“No puedo imaginarme a Dios abofeteándonos”, dijo el papa. “Regañándonos, sí, eso veo, porque él sí hace eso, pero nunca, nunca nos lastima”.
Dios muestra amor y ternura, “incluso cuando debe regañarnos; lo hace con una caricia porque es (nuestro) padre”, dijo el papa en su homilía el 12 de noviembre durante su misa matutina en Domus Sanctae Marthae.
“Pongámonos en las manos de Dios, como un niño se pone en las manos de su papá. Esa es una mano segura”, dijo el papa, según un informe de Radio Vaticano.
“Las personas deben poner su confianza en Dios, quien es confiable, amoroso y firme, y trae a las personas vida y sanación”, dijo el papa Francisco.
“Muchas veces escuchamos de personas que no saben en quién confiar: 'Me pongo en las manos de Dios'”, lo cual es bueno porque ofrece “la máxima seguridad”, dijo. “Es la seguridad de nuestro padre que nos quiere mucho”.
“Hemos estado en las manos de Dios desde el principio”, dijo el papa. La Biblia “da una hermosa imagen” de Dios modelando al hombre de barro con sus manos - “Dios el artesano”, quien creó a la humanidad y nunca abandonará su creación.
Y las historias bíblicas muestran cómo, como un padre, Dios acompañaba a sus hijos, caminando con ellos, tomándolos de la mano, dijo. Dios, “padre nuestro, como un padre con su hijo, nos enseña a caminar. Nos enseña a recorrer el camino de la vida y de la salvación”.
Dios también usa sus manos para consolar a las personas, dijo el Papa. “Nos acaricia en los momentos de dolor” porque “nos quiere mucho”.
Ese amor tuvo un precio cuando Jesús murió por los pecados de la humanidad, dijo; “las manos de Dios son manos heridas por amor y esto nos da mucho consuelo”.
“Pensamos en las manos de Jesús cuando tocaba a los enfermos y los sanaba. Son las manos de Dios: nos sanan”, incluso curando la “enfermedad espiritual” de las personas.
National Catholic Reporter
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