Por Shane Romig
El reverendo Julio Grassi, un conocido sacerdote que dirigía un refugio para jóvenes con problemas, fue condenado a prisión por un tribunal provincial de Buenos Aires el lunes por la noche, días después de que el sacerdote perdiera su apelación ante el tribunal superior de la provincia. El padre Grassi fue declarado culpable de abuso sexual agravado en 2009, pero se le permitió quedarse en su casa frente al centro mientras apelaba el caso.
El padre Grassi dijo que volvería a apelar el caso ante el Tribunal Supremo del país. “No tengo rastros de pederastia”, dijo a los jueces antes de que ordenaran su traslado al penal de Ituzaingó.
El portavoz del Vaticano, Federico Lombardi, declinó hacer comentarios.
Se trata del caso de abuso más destacado en la tierra natal del pontífice. El padre Grassi fue una figura de alto perfil en Buenos Aires durante las décadas de 1990 y 2000, dirigiendo la Fundación Felices los Niños. Se le vio con frecuencia en televisión y codeándose con celebridades, políticos y empresarios mientras buscaba respaldo para la fundación.
Ese estilo de vida terminó en 2002 cuando el noticiero local “Telenoche Investiga” transmitió un segmento en el que varios jóvenes dijeron haber sido abusados por el sacerdote.
Las acusaciones de dos de esos niños fueron desestimadas posteriormente, pero hace cuatro años fue condenado por agresión sexual a un niño de 13 años, perteneciente al grupo inicial que estuvo bajo su cuidado en 1996.
En 2002, el sacerdote dijo que los cargos fueron inventados por ex empleados descontentos de la fundación y acusó al menor de extorsión, y desde entonces ha mantenido su inocencia.
La Iglesia argentina de entonces respaldó al padre Grassi. En una entrevista de 2006 con la revista argentina “Veintitres”, el actual papa, entonces cardenal Jorge Bergoglio, dijo que “la justicia determinará si el padre Grassi es culpable o inocente. Pero hay una campaña mediática contra él, una condena en los medios”. Dijo que el padre Grassi no había sido suspendido de sus deberes sacerdotales porque su caso era “diferente” de otros casos de presunto abuso sexual que habían surgido en ese momento.
Tras la primera condena del padre Grassi en 2009, la Conferencia Episcopal Argentina, encabezada en ese momento por el cardenal Bergoglio, encargó un estudio jurídico en defensa del sacerdote. La introducción, escrita por un jurista argentino, decía que el padre Grassi era inocente y que muchos casos de abuso sexual eran parte de una estrategia para difamar a la Iglesia.
En un comunicado el martes, la diócesis de Morón, localidad donde Grassi era sacerdote, dijo que el estudio jurídico generaba “dudas sobre la culpabilidad” del padre Grassi, y que esperaría una sentencia definitiva para iniciar un proceso canónico que podría terminar en su pérdida del sacerdocio.
Las críticas al manejo del caso de Grassi por parte de la Iglesia Católica han sido duras. “Me da vergüenza que le digan Padre o Sacerdote a un pedófilo como Grassi. No es justo para los sacerdotes honestos que luchan y luchan contra esta cicatriz dentro de la iglesia”, dijo Hebe de Bonafini, presidenta del grupo argentino de derechos humanos “Madres de Plaza de Mayo”. dijo en una carta abierta.
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