El
psicólogo Álvaro Farías y el presbítero Miguel Pastorino, miembros de la Red
Iberoamericana de Estudio de las Sectas (RIES) han respondido a estos
interrogantes en el programa televisivo uruguayo “Calidad de vida” (emitido por
Teledoce).
Preguntado
por el presentador del programa, el presbítero Miguel Pastorino dijo que ni la
Masonería ni el Opus Dei son sectas, puesto que la primera es un amplio
conglomerado de logias y obediencias muy distintas; y el segundo movimiento
forma parte de la Iglesia católica, no se trata de un grupo aislado. Pero
también señaló que puede pasar que alguien dentro de la religión actúe
sectariamente, ya que hay seres humanos detrás. “La religión como hecho humano
es ambiguo: ha generado cosas muy buenas en la historia y también cosas
destructivas. ¿Por qué? Porque, obviamente, hay seres humanos detrás”, afirmó.
El
psicólogo Álvaro Farías, también de Montevideo, fue preguntado sobre la misma
cuestión, y se mostró de acuerdo con el sacerdote. Además, señaló que “desde el
punto de vista de la psicología y desde la psicopatología se define como secta
aquel grupo que utiliza la manipulación psicológica o el ‘lavado de cerebro’
para la captación y el reclutamiento de adeptos”.
“El
discurso sectario lo que busca es una adhesión total, completa, radical”,
explicó Farías, y puso algunos ejemplos, como la negación de los padres o el
cambio de nombre. “Por eso es difícil salir, debido al grado de adhesión tan
fuerte”. Hoy en día al fenómeno de las sectas “se lo estudia como una adicción social,
donde no hay sustancia”, pero es tan pesada como la pasta base o la cocaína
agrega. La sustancia, en este caso, sería la doctrina de la secta, la doctrina
del líder.
Farías
dijo que semanalmente recibe consultas vinculadas al fenómeno de las sectas,
especialmente relacionadas al tema más candente de las terapias New Age.
Asegura que se han visto personas muy afectadas y familias destruidas. “Generan
la misma dinámica que hace años podía producir un Jim Jones (líder del Templo
del Pueblo), por ejemplo”, señaló el psicólogo.
Según
el psicólogo hay personas que han tenido que recibir atención psiquiátrica e
internación debido a la influencia de las sectas. “En algún momento colocaron
la confianza, y se vieron estafados, y se vieron dañados en su salud psíquica”,
aclaró Farías. La explotación a la cual son sometidos es económica pero también
sexual, ya que en un estudio realizado en la Universidad Autónoma de Madrid el
75% de los afectados por sectas tuvieron relaciones sexuales con el líder.
Finalmente,
preguntado por la postura de la Iglesia católica ante el grupo “Pare de
Sufrir”, el padre Miguel Pastorino dijo que “la Iglesia Universal del Reino de
Dios es una mezcla de elementos evangélicos, afro-umbandistas, espiritistas y
católicos, todos mezclados en una estrategia de márketing muy bien presentada a
lo largo del mundo, porque está en muchos países, hasta en Japón y en Rusia… y
con esa pantalla, muchas comunidades e iglesias evangélicas se han visto
estigmatizadas, porque ser pastor evangélico y estar en un cine no te hace ser
una secta, y hay muchos cristianos evangélicos auténticos que, por los daños
que ha generado y por el impacto mediático que tiene Pare de Sufrir, han sido
metidos en la misma bolsa”.
Por
eso Pastorino aclaró que “cuando se habla de pentecostales, no estamos hablando
de Pare de Sufrir, sino de iglesias serias evangélicas. El problema es que este
tipo de ‘iglesias’ que han tenido tanto impacto mediático en el mundo, sobre
todo en América y en Uruguay concretamente, se mete todo en la misma bolsa y
eso genera grandes injusticias a la hora del análisis”. También se refirió a la
corriente denominada “teología de la prosperidad” y dijo, citando a un
estudioso metodista brasileño, que en estos ámbitos a los pobres se les quita
lo único que tienen, la esperanza.
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