domingo, 13 de mayo de 2012

UN CURA ROCKERO

César Scicchitano, más conocido como el Padre César, es un sacerdote católico que decidió escapar del ámbito religioso convencional a través de su segunda pasión: el rock.

Por María Laura Abeijón Sarquís (*)

Su último disco Volvé…está saliendo el sol!, junto a su banda Los Pecadores , cuenta con la participación especial del Pity Álvarez y fue presentado  el jueves pasado en el Paseo La Plaza. La obra incluye covers de Pappo,  Alejandro Lerner y Facundo Cabral. Además, la banda será telonera de Viejas Locas en el show del próximo 26 de junio en la cancha del club  Ferrocarril Oeste.

Dueño de un look informal y de un carácter afable y alegre, el Padre César resulta un curioso personaje que no reniega de su profesión de músico y se siente orgulloso de haber podido encontrar el equilibrio necesario entre las dos grandes vocaciones de su vida.

Cuenta con una discografía de 18 discos y también trabajó con reconocidos artistas como Fabiana Cantilo, Soledad Pastorutti, León Gieco, entre otros. Fue convocado para realizar el responso de Pappo en la Chacarita y, Ángel Stalo, uno de los guitarristas de Los Pecadores, fue el primer guitarrista que tocó con el legendario Carpo.

Inicios rockeros

El Padre César empezó a escuchar rock durante la época del último gobierno militar y admite que lo que más lo atrapó de este estilo musical fue que le despertaba internamente una filosofía de libertad. “El rock no tiene fachada, es muy honesto. Yo tenía muchas ganas de ser auténtico de pibe y estos músicos me mostraban que su arte tenía precisamente esa autenticidad que yo buscaba”, cuenta César. Charly García, León Gieco, Litto Nebbia, Pappo y Luis Albeto Spinetta son algunas de sus influencias musicales.

Fue precisamente en un recital a beneficio que inició su acercamiento a la fe cristiana. Un grupo de gente de una parroquia que lo organizaba consiguió atrapar su atención. “Sentí que yo venía de hablar y nada más; pero en ese momento me di cuenta de que había una forma de plasmar todo lo que tenía dentro de mí”, explica. Tiempo después, estaría misionando en Santiago del Estero dándole rienda suelta al sacerdocio.

Facetas compatibles

El estudio que el seminario le demandaba, lo mantuvo alejado por un tiempo de su vocación musical. Sin embargo, antes de concluir sus estudios, reavivó su pasión y le reveló al Cardenal que la música formaría parte de su vida para siempre. Las instituciones donde colabora actualmente -la Parroquia Sacratísimo Corazón de Jesús en Villa Luro y dos colegios de la Ciudad de Buenos Aires– apoyan por completo ambas facetas del Padre César.

“En aquel entonces estudiaba música sagrada o clásica pero poco a poco fui retornando a este mundo que me pertenece y que me permite alcanzar el equilibrio entre el músico y el sacerdote que soy”, señala.

El Padre César reparte así su tiempo entre el sacerdocio, las misas, las obras benéficas, las clases de canto y de piano y el rock. “No lo hago porque me queda bien sino porque verdaderamente tiene que ver con mi vida y cuando hacés algo desde adentro no hay fuerza que lo pueda derribar”, concluye.

(*) Especial para Perfil.com



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