sábado, 27 de diciembre de 2025

NO A LAS VAQUERAS DE RODEO, SÍ A LA ESCARAMUZA

Aquí tenemos una demostración de que es posible que las chicas sean deportistas sin ser masculinas ni vestir de forma inmoral.

Por Marian T. Horvat


No soy fan de la Asociación Femenina de Rodeo, que organiza competiciones para “vaqueras” similares a las pruebas cronometradas de sus homólogos masculinos. Las mujeres la crearon en la década de 1950 con el objetivo de demostrar a los hombres que eran tan duras y resistentes como los vaqueros. La asociación despegó, impulsada por el feminismo, y hoy en día las vaqueras pretenden ser como los hombres, atando terneros, montando toros y luchando con novillos en competiciones, algunas de ellas con importantes premios económicos.

Ahora bien, dado que estas vaqueras suelen llevar maquillaje y los vaqueros y blusas más ajustados posibles, me parece que intentan más atraer a los hombres que parecerse a ellos. En cualquier caso, ni la vestimenta ni los eventos son apropiados para las mujeres y están lejos de ser contrarrevolucionarios. En pocas palabras, es antinatural y anormal en cualquier circunstancia que una mujer se parezca a un hombre.

A diferencia de esta competición feminista en Estados Unidos, me alegró encontrar otro tipo de entretenimiento para mujeres en México que exige grandes habilidades ecuestres. Se trata de la escaramuza, que se traduce aproximadamente como “competición de destreza” o “escaramuza”. De hecho, este evento ecuestre se corresponde con el espíritu femenino en una agradable combinación de habilidad y belleza.


Un amigo me envió un enlace a este video de escaramuza con la nota “Creo que te gustará”. Y así fue, y creo que a mis lectores también les gustará.

Las chicas, en grupos de ocho, montan a caballo con faldas largas de encaje y sombreros mexicanos de ala ancha. Cada equipo realiza figuras coreografiadas de forma intrincada. Las maniobras requieren mucha práctica para ejecutarse con una sincronización perfecta. Dado que los ejercicios se realizan a un galope corto, las jinetes deben ser muy hábiles. Las maniobras son ligeras y elegantes, acordes con las encantadoras jóvenes que las ejecutan.

El rodeo, o charrería, es un deporte muy popular en México. El rodeo mexicano tiene algunas pruebas muy distintivas y muy masculinas, como aquella en la que los hombres atrapan toros y los derriban. O la prueba del Paso de la Muerte, en la que un charro (vaquero) a caballo salta a la espalda de un caballo salvaje sin riendas mientras otros charros persiguen al caballo salvaje. En la década de 1950, cuando las hijas de los charros se sintieron tentadas de entrar en la arena del rodeo junto a sus hermanos, se encontró una solución mucho mejor que la Asociación Femenina de Rodeo. Se introdujo una exhibición de belleza apropiada para las jóvenes, en lugar de pruebas de fuerza bruta: la escaramuza.

Las chicas dejaron a sus hermanos para practicar el enlazar novillos. Se vistieron elegantes, dominaron la montura de amazona y practicaron horas al día durante varios meses para realizar sus femeninas escaramuzas.

“¿Por qué os involucrasteis?”, preguntó un entrevistador a las chicas, de entre 12 y 18 años, que actuaban en una escaramuza mexicana. “Porque es muy bonito”, respondieron esas hijas de familias de rodeo. Llevaban montando a caballo desde que eran niñas y sus padres habían encontrado una forma de desafiarlas de manera adecuada a su naturaleza femenina.

Sin duda, estas jóvenes se muestran elegantes y hábiles. La sincronización y simetría de las maniobras exigen prudencia, agilidad, presencia de ánimo y un dominio perfecto de la montura. El uso de la silla de amazona no impide el galope, sino que despierta una mayor admiración por parte del público ante la destreza, el dominio y la elegancia de las jinetes.

Aquí tenemos una demostración de que es posible que las chicas sean deportistas sin ser masculinas ni vestir de forma inmoral.
 

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