martes, 13 de mayo de 2025

PIER GIORGIO FRASSATI, ¿UN SANTO O UN LAICO COMO CUALQUIERA DE NOSOTROS?

Pier Giorgio Frassati fue un joven laico dominico italiano miembro de la Acción Católica, institución en la que ingresó a los 15 años de edad; fue un gran montañista, escaló los Alpes y el Valle de Aosta.


Nació en Turín, el 6 de abril de 1901 en el seno de una familia acomodada: su padre fue Alfredo Frassati, fundador y director del periódico La Stampa, senador del Reino de Italia y embajador en Berlín en 1922. Su madre, Adelaida Ametis, era una pintora notable.

Estudió primero privadamente, ingresando luego en una escuela estatal; pero al no demostrar entusiasmo por los estudios, fue suspendido. Fue inscrito en el Liceo clásico Massimo D'Azeglio.

Era un joven muy vivaz, solía afrontar con los amigos excursiones de montaña (se hizo famosa una fotografía que lo representa en una escalada: le gustaba estar en contacto con la naturaleza). 


En 1914 Europa estaba inmersa en la Primera Guerra Mundial, y al año siguiente Italia entró en el conflicto. A una camarera que había perdido un hermano en el frente, le preguntó: “Natalina, ¿no darías la vida por hacer terminar la guerra?”, y ante su duda, él le respondió: “Yo sí que la daría, ya mismo!” 

Se inscribió en diversas asociaciones participando activamente: Acción Católica, Apostolado de la oración, Liga eucarística, Asociación de jóvenes adoradores universitarios, etc. En 1917 -1918 frecuentó el liceo cerca del instituto social, la prestigiosa escuela turinense dirigida por padres jesuitas.

Después se inscribió en el Politécnico de Turín -donde empezó a interesarse por el carisma de la Orden de Predicadores-, y ante el parecer contrario de sus padres, se decidió por Ingeniería Industrial Mecánica.

En 1919, cuando todavía era menor de edad, Pier Giorgio se inscribió en el Cesare Balbo, el círculo universitario de la FUCI (Federación Universitaria Católica Italiana, dependiente de la AC), que comprendía también las Conferencias de San Vicente de Paúl (a la que donaría luego 1000 liras, enorme suma para la época). Fue en ese año cuando se alistó en la Sociedad de San Vicente de Paúl y dedicó parte de su tiempo libre a cuidar de los pobres, los desamparados y los enfermos, así como a los militares que regresaban de la Primera Guerra Mundial.

Durante el período que había pasado en la universidad, Pier Giorgio conoció y frecuentó a Laura Hidalgo, relación que, debido a la diferencia de clase social y para no disgustar a su familia, prefirió no concretar. 

En 1922, después de meditarlo mucho, se decidió a ingresar en la rama laica de los dominicos. Tras un año de iniciación, realizó sus votos como laico dominico en mayo de 1923. Al emitir sus votos, tomó el nombre de Fray Jerónimo, en recuerdo del Fraile dominico Girolamo Savonarola, figura que le había cautivado desde el inicio de su vocación en la Orden de Santo Domingo de Guzmán.

El 6 de marzo de 1925 le escribió a su amigo Isidoro Bonini: “En mi lucha interna me he preguntado a mí mismo ¿por qué debo estar triste? ¿Debería sufrir, soportar a regañadientes este sacrificio? ¿Quizás he perdido la fe? No, gracias a Dios mi fe está todavía suficientemente firme y entonces reforzamos, fortalecemos esta que es la única alegría, de la cual uno puede ser pago en este mundo. Cualquier sacrificio vale solo por ella...”

Con sus amigos más cercanos fundó un círculo denominado Compagnia Dei Tipi Loschi (Los Tipos Fastidiosos), cuyos miembros, “estafadores y estafadoras”, se ponían apodos divertidos (el de Pier Giorgio era “Robespierre”...). Se dedicaban a hacer viajes y bromas, y su máxima era: “pocos pero buenos como los macarrones”. Pier Giorgio escribió a uno de sus amigos el 15 de enero de 1925: “Yo quisiera que nosotros jurásemos un pacto que no conoce confines terrenos ni límites temporales: la unión en la oración”

Sus amigos se burlaban de su empeño social y lo llamaban “Empresa de Transportes Frassati” porque siempre iba a los techos de las cuevas de los pobres, en las periferias de Turín. A estas personas les proveía de comida, ropa, madera, carbón, muebles. En estos indigentes Pier Giorgio gastaba todo el dinero que su familia le daba, y por esa causa estaba siempre sin dinero, ya que sus padres comenzaron a darle lo mínimo necesario. Probablemente fue visitando a los pobres que contrajo una poliomielitis fulminante, enfermedad que lo llevó a la muerte. 

El 30 de junio de 1925 toda la familia Frassati estaba preocupada por la deteriorada salud de la abuela Linda que estaba moribunda, y nadie prestó atención a Pier Giorgio, que acusaba un fuerte dolor de cabeza y no tenía apetito. Se dieron cuenta de la seriedad de su malestar sólo en el día del funeral de la abuela, cuando Pier Giorgio ya no pudo ni levantarse de la cama. 

Pier Giorgio murió pocos días después, el 4 de julio de 1925.

A su funeral acudieron sus amigos y, sobre todo, muchísimos pobres, siendo la mayoría de ellos, personas a las que había ayudado materialmente con su actividad social.

Fue sepultado en la Catedral de Turín.



Su primer “milagro”

Tras su muerte, su padre (que era ateo) quedó muy deprimido y no hallaba consuelo. Lentamente, el vacío que quedó tras la desaparición de Pier Giorgio, se fue llenando con la fe. Murió en 1961 después de una maravillosa conversión que muchos consideraron el “primer milagro” de Pier Giorgio.

El primer “milagro oficial” atribuido a la intercesión de Pier Giorgio Frassati

La Iglesia reconoció oficialmente la curación de Domenico Sellan en 1933. En ese momento, Domenico tenía 40 años y padecía una enfermedad tuberculosa de la columna vertebral, estaba paralizado y se encontraba próximo a la muerte. Un sacerdote lo visitó el 28 de diciembre de 1933 y le llevó una pequeña estampa de Pier Giorgio (cuya causa de canonización se abrió poco después de su muerte). Domenico se curó milagrosamente y vivió 35 años más.

Beatificación de la iglesia conciliar

Juan Pablo II lo beatificó en Roma el 20 de mayo de 1990. 

Pier Giorgio Frasatti hoy es patrono de la Confraternidad Católica Italiana, de los Jóvenes de Azione Cattolica Italiana y de los jóvenes de la Comunidad del Cordero.

Desde 2017 es patrono internacional de los Jóvenes de la Confederación Internacional de la Sociedad de San Vicente de Paúl.

En la frontera entre Argentina y Chile existe el cerro Piergiorgio nombrado en su honor.

El 25 de noviembre de 2024 Jorge Bergoglio aprobó un “milagro” atribuido a “su intercesión ante Dios”, abriendo el camino para su canonización, que ocurrirá durante el Jubileo de los Jóvenes que tendrá lugar del 28 de julio al 3 de agosto de 2025.
 

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