martes, 8 de octubre de 2024

8 DE OCTUBRE: SANTA BRÍGIDA, VIUDA


8 de Octubre: Santa Brígida, viuda

(✞ 1373)

La gloriosa Santa Brígida, tan celebrada por su revelaciones, fue hija de Birgerio, príncipe de sangre real de Suecia y de Sigrida, princesa de casa no menos ilustre.

Siendo niña de siete años, hablaba ya altamente de las cosas de Dios y practicaba las más heroicas virtudes.

Estando un día recogida en sus aposentos, se le apareció la Virgen cercada de celestiales resplandores, con una corona de inestimable valor en las manos, que recibió la santa niña con indecible consuelo de su alma; y el gozo de este soberano favor le duró todo el tiempo de su vida.

A la edad de diez años vio al Redentor Divino del mismo modo que estuvo en la cruz, cubierto todo de llagas y sangre, y quedó tan impresa en su alma aquella dolorosa imagen, que de allí en adelante no podía pensar en la Pasión de Cristo sin lágrimas de gran sentimiento.

Se levantaba varias veces en las noches para orar y usaba extrañas invenciones para mortificarse, y como en cierta ocasión la reprendiese por ello su tía, le respondió:

- No temáis, amada tía, porque mi Divino Salvador que se me apareció en la cruz me enseña lo que he de hacer para amarle.

Cuando cumplió los trece años, su padre la casó con un caballero joven llamado Wolfango, príncipe de Nericia, y el Señor le concedió cuatro hijos y cuatro hijas, cuya singular virtud fue el fruto de los ejemplos de tan santa madre.

Persuadió después a su marido que se retirase de la corte, que comulgase todos los viernes, que sustentase a muchos pobres como si fueran sus hijos y les fundase un hospital.

Hizo con él una peregrinación a Santiago de Galicia, y, de vuelta a Suecia, Wolfanfo tomó el hábito en el monasterio de Albastro de la Orden del Císter, donde murió santamente.

Entonces, la santa se vistió con un traje de penitencia, repartió sus bienes a los pobres y tomó por único Esposo a Jesucristo, el cual desde aquel día le regalaba frecuentes apariciones y celestiales comunicaciones.

Fundó en Wastein un monasterio de Religiosas, a quienes dio unas constituciones llenas de espíritu de Dios; y se retiró allí por espacio de dos años, después de los cuales fue con una de sus hijas a Roma para visitar los sepulcros de los Santos Apóstoles y luego a Palestina para venerar los Sagrados Lugares de Jerusalén.

Finalmente, volviendo la santa a Roma, supo por divina revelación el día y la hora de su muerte, y a la edad de setenta y un años, colmada de méritos, entregó su espíritu al Señor en los brazos de su hija Santa Catalina.

A los muchos milagros que hizo en su vida, le siguió una multitud de milagros que Dios obró a través de ella después de muerta. San Antonio cuenta entre otras maravillas, que la santa resucitó diez muertos.

Reflexión:

Tenemos un volumen entero de las revelaciones de Santa Brígida repartidos en ocho libros, las cuales fueron aprobadas por los Padres del Concilio de Basilea, después de haberlas examinado, por orden del mismo Concilio, el sabio Juan de Torquemada, quien declaró no haber hallado en dichas revelaciones cosa contraria a la Sagrada Escritura, a la regla de las buenas costumbres, ni a la Doctrina de los Santos Padres. Seamos, a imitación de esta Santa, tiernamente devotos de la Pasión y Muerte de Jesucristo: porque si consideramos los tormentos del cuerpo y los dolores del espíritu que padeció, nos encenderemos en gran amor por nuestro Redentor Divino, y su santísima cruz será nuestro refugio, nuestra esperanza y nuestra gloria.

Oración:

Dios y Señor Nuestro, que por medio de tu Unigénito Hijo revelaste a la bienaventurada Brígida muchos secretos celestiales; concede por su intercesión a tus siervos el gozo beatífico en la perpetua revelación de tu gloria. Por Jesucristo, Nuestro Señor. Amén.

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