Con la aprobación del Senado, el gobierno de la primera ministra de Italia, Giorgia Meloni, logró el pasado miércoles hacer realidad su promesa de convertir la “maternidad subrogada” en un delito universal.
A partir de ahora las parejas italianas heterosexuales u homosexuales que recurran a esta práctica en otros países que sí la permiten –ya que en Italia está prohibida la también llamada “gestación para otros” (GPO)–, serán castigados. La nueva ley, que, de hecho, les impide a las parejas homosexuales “convertirse en padres”, pasó a ser una de las más restrictivas de Occidente.
Propuesta por Carolina Varchi, líder de Hermanos de Italia, el partido de Meloni– en la comisión de la Cámara de Diputados, la ley había sido aprobada en julio del año pasado con 166 votos a favor, 109 en contra y 4 abstenciones. Y el pasado miércoles en el Senado obtuvo el sí definitivo con 84 votos a favor, 58 en contra y ninguna abstención, en medio de las habituales polémicas y en una sesión al rojo vivo, que debió ser interrumpida varias veces.
La oposición de izquierda argumentó que consideraba la nueva legislación como “inconstitucional”, “de la Edad Media” y “contraria a los niños y a las familias arco iris”, como llaman en Italia a las pseudo “familias” formadas por “parejas” homosexuales.
Eugenia Roccella, ministra para la Familia, la Natalidad y la Igualdad de Oportunidades del gobierno de Meloni dijo: “Hoy con el voto del Parlamento italiano los derechos no han sido negados, sino que, al contrario, han sido reafirmados y hechos efectivos”.
La nueva ley consta de un solo artículo, que prevé que la maternidad subrogada sea un delito aún si cometido en el exterior y que, por lo tanto, “el ciudadano italiano sea castigado según la ley italiana”.
La maternidad subrogada o GPO era una técnica de fecundación asistida en la que una mujer llevaba adelante un embarazo por cuenta de personas que luego se convertían en “los padres del niño que nace”, llamados “padres intencionales”. En Italia esta práctica ya estaba prohibida por una ley de 2004 contra la procreación artificial, cuya penalización es “la reclusión de tres meses a dos años y con una multa de 600.000 a un millón de euros” a quienes la “realicen, organicen o publiciten”. La maternidad subrogada, de hecho, es considerada por el ordenamiento jurídico una forma de explotación y una práctica degradante para las mujeres que llevan un embarazo por cuenta de otros.
Más allá de esta prohibición del año 2004, muchas parejas italianas solían viajar al exterior para poder concretar “su negocio”, que es legal en otros países ya sea de forma “altruista” o “comercial”.
Según informó el Corriere della Sera, en Europa la gestación subrogada está permitida de forma “altruista” en Gran Bretaña, Holanda, Dinamarca y Portugal (estos países prohíben o desalientan el uso de la gestación subrogada por parte de extranjeros no residentes).
En Bélgica, Ucrania, Grecia y Georgia, sin embargo, existe en una zona gris, donde no está regulada ni prohibida: en Bélgica se practica sólo de forma “altruista” (y sólo para residentes), mientras que Ucrania, Grecia y Georgia se han convertido en el principal destino de la gestación subrogada comercial.
También es “una práctica legal” en Estados Unidos y Canadá tanto para parejas heterosexuales como para homosexuales y para solteros, aunque sean extranjeros: en EE.UU. de forma “comercial”, y en Canadá sólo de forma “altruista”. Otro país que permite la subrogación, pero sólo para residentes heterosexuales o madres solteras infértiles es Israel.
En el debate en el Senado, una de las intervenciones más impactantes fue la de Lucio Malan, jefe de la bancada de Hermanos de Italia: “La oposición acusa a Hermanos de Italia de 'ideología' y estamos de acuerdo si por ideología se entiende defender la dignidad de las personas, de las madres, de los niños, que tienen derecho a saber quién es su padre, quién es su madre y tienen derecho a no ser mercadería”.
Los europarlamentarios italianos de izquierda, muy indignados ante esta nueva ley que ilumina con un poco de sensatez esta sociedad enferma de perversión y corrupción, organizaron “una protesta” en el Parlamento de la UE.
Carolina Morace, del Movimiento Cinco Estrellas dijo: “Colocar la maternidad subrogada como un delito universal es un ataque a la ciencia, a la comunidad lgbt, a los niños, pero también a todas las mujeres que por problemas médicos no pueden tener hijos y que ven en esta práctica una esperanza para realizar su sueño”.
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