En una publicación en su cuenta de Instagram han denunciado lo siguiente:
Queridos hermanos en Cristo:
Paz y bien.
A día de hoy nos volvemos a ver impelidas a desmentir los extremos en que los medios de comunicación están describiendo la realidad que estamos viviendo. Se habla de “la paciencia que D. Mario Iceta” está teniendo en la gestión de la situación, “dándonos tiempo para reflexionar, para dialogar... ”
Lo cierto es que nuestro Manifiesto Católico y nuestras declaraciones posteriores son claras, y deberían haber tenido como consecuencia automática nuestra exclusión del ámbito de aplicación del Derecho Canónico.
Pero, ante la confusión creada por los medios de comunicación y el propio D. Mario, este último aprovechó para usurpar nuestra representación legal accediendo a la administración de las propiedades y al control de las cuentas bancarias, a las que dejamos de tener acceso el día 4 de junio pasado.
En la misma línea, el día 6 de junio han hecho presencia en el monasterio de Belorado varios representantes de la Iglesia conciliar para exigir la entrega de las llaves y la documentación del monasterio, incluyendo hasta las nóminas, así como para citarnos a declarar ante el Tribunal Eclesiástico del Arzobispado de Burgos, para defendernos por un delito de cisma, con amenaza de excomunión en caso de no acudir al mismo.
Aprovechando una visita autorizada recibida en el locutorio, han irrumpido en el mismo de forma no autorizada el secretario de D. Mario Iceta, la secretaria Federal, y el apoderado de D. Mario.
Como ya se ha explicado, exigían llaves y documentación del monasterio, y que la secretaria Federal pudiese entrar en el mismo, todo ello de viva voz, sin documento alguno que lo avale.
Así mismo, ofrecen una “ayuda económica”, puesto que han usurpado la titularidad de las cuentas corrientes, dejándonos sin acceso a los fondos obtenidos con nuestro trabajo, y donados por nuestros benefactores.
Previa a la entrada al locutorio, ya habían sobrepasado la prohibición de entrar en propiedad privada que figura a la entrada del perímetro del monasterio.
Ante tales hechos, se conminó a los “visitantes” inesperados a abandonar las dependencias.
Ante tales hechos, se conminó a los “visitantes” inesperados a abandonar las dependencias.
En el caso del apoderado de D. Mario, fue necesaria la presencia de la Guardia Civil para conseguirlo.
Realmente nos resulta difícil calificar todos estos hechos como “signos de paciencia y diálogo”.
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