lunes, 6 de mayo de 2024

6 DE MAYO: SAN JUAN, ANTE PORTAM LATINAM


6 de Mayo: San Juan, ante Portam Latinam

(Año 92)

La Santa Madre Iglesia celebra en este día la fiesta de San Juan ante Porta Latinam, y en ella el asombroso martirio que padeció el discípulo del Señor junto a una puerta de Roma, llamada Latina, por salirse por ella a los pueblos del Lacio.

Estaba el gloriosísimo San Juan en la ciudad de Efeso gobernando las iglesias de Asia, cuando en la persecución de Domiciano fue preso y a pesar de su mucha edad le llevaron a Roma, donde por no querer obedecer a Domiciano y adorar los falsos dioses, fue condenado a ser echado en una tina de aceite hirviendo, para que con aquel tormento acabase su dichosa vida.

Se señaló el día para hacer aquel sacrificio, que fue el 6 de Mayo.

Estuvo el senado presente en el espectáculo, al cual concurrió toda la ciudad por la gran fama del Santo Apóstol, y habiéndolo primero azotado, como era costumbre de los romanos con los que condenaban a muerte, lo desnudaron y echaron en la tina de aceite hirviendo que allí tenían dispuesta.

Entró con grande alegría y seguridad el glorioso evangelista, acordándose que Cristo nuestro Señor le había dicho a él y a su hermano Santiago que beberían el cáliz de su pasión; más el Señor obró entonces un maravilloso prodigio que espantó a toda la ciudad; porque las llamas perdieron su fuerza y el aceite que ardía se convirtió en un rocío del cielo; y aunque se abrasaron algunos de los ministros impíos que atizaban el fuego, el venerable apóstol de Cristo salió resplandeciente, como suele salir el oro fino del crisol.

El emperador le mandó después a desterrar a una isla apartada que se llamaba Pathmos, donde el glorioso evangelista tuvo las grandes revelaciones que escribió en el Sagrado libro del Apocalipsis, que, como dice San Jerónimo, tiene tantos misterios como palabras.

Estuvo San Juan en este destierro hasta la muerte de Domiciano, y en este tiempo convirtió a aquellos isleños de Pathmos a la fe de Cristo.

Luego que mataron en Roma a Domiciano, con el aborrecimiento que todos le tenían, el senado revocó sus decretos y condenaciones, y con esto el santo evangelista volvió de su destierro a Asia, y fue recibido por los cristianos como si viniera del cielo, mirándole como a apóstol tan querido del Señor, y como a profeta y mártir que había padecido por Él, y a quien no había faltado la voluntad y ocasión de morir por Cristo, sino el efecto de la muerte que no le quiso conceder el Señor para que escribiese después el Sagrado Evangelio, y volase como águila a lo más alto del cielo para declararnos la eterna generación del Verbo Divino.

Del martirio de San Juan hacen mención Tertuliano y San Jerónimo.


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