25 de Abril: San Marcos, evangelista y mártir
(✞ 64)
El glorioso evangelista y mártir de Cristo San Marcos fue hebreo de nación, y como algunos autores escriben, de la tribu de Leví y uno de los setenta y dos discípulos del Señor.
Acompañó al apóstol San Pedro, que le llama en sus epístolas hijo carísimo, y por su gran espíritu y gracia en el hablar, le tomó por intérprete para que explicase más copiosamente los profundos misterios de Cristo, que él en pocas palabras anunciaba.
Y como los fieles que por la predicación de San Pedro se habían convertido en Roma, deseaban tener por escrito lo que de él habían oído, rogaron a San Marcos que escribiese el Evangelio de la manera que lo habían oído de la boca de San Pedro; y el santo apóstol lo aprobó y con su autoridad lo confirmó y mandó que se leyese en la iglesia.
Habiendo pasado el santo evangelista algunos años en Roma, tomó la bendición de su padre y maestro San Pedro, y por su orden partió a Egipto, llevando consigo el evangelio que había escrito para predicarle a aquellas gentes bárbaras y supersticiosas.
Descubrió primero aquella luz del cielo a los de Cirene, Pentápoli y otras ciudades; y fue después a Alejandría como la cabeza de toda aquella provincia y más necesitada de aquella divina luz.
Allí edificó una iglesia al Señor con el nombre de San Pedro, su maestro que aún vivía; y fueron tantos los que se convirtieron a la fe de Jesucristo, tanto los judíos que moraban en aquellas partes, como de los mismos egipcios, que rápidamente se formó un admirable cristiandad, en la cual florecían maravillosamente todas las virtudes que el Señor enseñaba en su Santo Evangelio; porque todos los fieles vivían entre sí con gran paz y conformidad, no había entre ellos pobres, porque a todos se daba lo que necesitaban; ni ricos, porque los que lo eran dejaban sus riquezas para uso de los demás, y todos eran entre sí un alma y un corazón.
Otros muchos que habían repudiado a todas las cosas de la tierra poblaban los montes y desiertos de Egipto, y vivían con tan extrema santidad, que no parecían hombres, sino ángeles vestidos de carne mortal.
No pudieron soportar tanta luz los ojos flacos de los gentiles y determinaron dar muerte a San Marcos y destruir sus templos enemigos de sus dioses un 24 de abril, que era día de domingo para los cristianos, y para los gentiles una fiesta que celebraban a su dios Serapis, hallando al Santo evangelista diciendo Misa, lo atraparon y le echaron una soga al cuello y lo arrastraron por las calles, encerrándole después en la cárcel.
Al llegar la mañana siguiente le arrastraron de nuevo por lugares ásperos y fragosos hasta que el Santo entregó su espíritu al Señor.
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