lunes, 4 de marzo de 2024

4 DE MARZO: SAN CASIMIRO, PRINCIPE


4 de Marzo: San Casimiro, Príncipe

(✞1484)

Fue el purísimo joven San Casimiro hijo del rey Casimiro de Polonia y de Isabel de Austria, hija del emperador Alberto. Se crió muy temeroso de Dios y devoto, y no gustando de ricos vestidos ni de los regalos del palacio, dormía en la tierra desnuda y afligía su inocente cuerpo por imitar a nuestro Redentor Jesús en sus dolores.

Muchas veces estaba en larga oración, enajenado de los sentidos del cuerpo y con el alma unida a Dios. De noche se levantaba a escondidas y con los pies descalzos se iba a orar en alguna iglesia, postrándose a los umbrales de ella, los cuales regaba con muchas lágrimas perseverando de este modo toda la noche, hasta que le encontraban así por la mañana.

Era notablemente devoto a la Virgen María y tiernísimo hijo suyo, y la saludaba cada día de rodillas con unos versos latinos que él mismo había compuesto con grande artificio y elegancia.

Fue modestísimo en el hablar, y jamás permitió hablar delante de sí cosa que pudiera mancillar la reputación de un tercero.

Tenía gran celo de la fe y la santa Iglesia, y para esto hizo que el rey mandase por un riguroso decreto que ninguna iglesia de los que no eran católicos y obedientes al pontífice romano, se edificase de nuevo, ni reparasen las suyas los herejes, los cuales en su tiempo anduvieron muy oprimidos, y en gran disminución, no atreviéndose ninguno a levantar la cabeza.

Coronaba estas y otras virtudes con la caridad, que es la reina de todas ellas. Daba a los pobres grandes limosnas, consolaba a los afligidos, era el amparo de las viudas, padre de los huérfanos y él mismo mandaba a buscar a los necesitados, y se informaba de los más desvalidos para ayudar a todos; y así era muy querido en el reino, y aunque tenía otro hermano mayor, le quisieron señalar como rey, más no se pudo contar con él, por más que su padre deseó fuese elegido. 

Su padre, el rey, quiso hacerlo casar, tanto por la sucesión que esperaba, como por el evidente peligro que corría su vida, a juicio de los médicos, pero el santo y angelical mancebo quiso antes perder la vida que violar la flor de su virginidad, diciendo que no conocía la vida eterna, quien con algún menoscabo de ella, quiere alargar la vida temporal.

Finalmente, habiendo tenido revelación del día de su muerte, a la edad de veinticuatro años y 5 meses, entregó su purísimo espíritu al Señor y fue recibido entre los coros de los ángeles.

Fueron innumerables los milagros que hizo Nuestro Señor para honrarle y dar a conocer cada día más, su santidad.


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