He escrito muy recientemente sobre el enorme tamaño del Payaso Malvado y el hecho de que pronto habrá que transportarlo en un camión para permitirle llegar a cualquier parte.
Esto es, en sí mismo, bastante triste, y aunque esperaba que lo alejara de sus payasadas del Jueves Santo, parece que no fue así. Hasta ahora, tan... gordo.
Sin embargo, hoy me han informado que este tipo no ha celebrado ni una sola misa desde hace meses. Ni una. Ni una. Nada. Nada.
Había leído y comentado sobre el hecho de que Francisco dice que está bien y (ahora puedo citar el mismo artículo vinculado) “no tiene ningún problema físico lo suficientemente grave como para impedir su ministerio”.
¿De verdad? ¿Este tipo no puede celebrar una misa y no considera esto un impedimento para su ministerio? ¿Quién se cree que es? ¿el maldito gordo Fidel Castro?
Desde siempre, sé que no hay nada más importante para un sacerdote que ofrecer el sacrificio de la Misa. Estoy bastante seguro de que todo sacerdote que no haya perdido completamente de vista lo que hace –incluso entre los sacerdotes Novus Ordo del Vaticano II– dirán que el fundamento mismo de lo que hacen es la celebración de la Misa.
Los sacerdotes no están obligados a asistir a reuniones “ecuménicas” todos los días. No están obligados a participar todos los días en mesas redondas “interconfesionales”. No están obligados a tomar el té todos los días con los miembros de los comités parroquiales. Pero están obligados a celebrar misa todos los días. La ofrenda del Sacrificio de la Misa constituye el núcleo mismo de lo que es un sacerdote. Pero este tipo puede renunciar a esto por completo y considerarlo completamente irrelevante para su “ministerio”.
No sé si esto es simplemente el resultado de que el Gordo Francisco considera la Misa tan poca cosa, que simplemente se olvida de dar cuenta de ello cuando habla de su salud, o simplemente desea enfadar a los católicos haciéndoles notar intencionadamente la poca consideración que tiene por el Sacrificio de la Misa. Ni siquiera sé qué sería peor, ya que en ambos casos la arrogancia es pasmosa. Pero además, ambas hipótesis coinciden plenamente con el carácter y talante de Francisco.
Francisco Gordo.
Entorpece las mentes hasta el final.
Mundabor
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