El volumen recoge las intervenciones de tres teólogos, las religiosa salesiana Linda Pocher, Lucia Vantini y don Luca Castiglioni convocados a participar en el Consejo de Cardenales reunidos para reflexionar sobre el papel de la mujer en la Iglesia junto con la “obispa” anglicana.
Bergoglio -escribe en el prólogo del citado libro- que “la presencia y la contribución de las mujeres a la vida y al crecimiento de las comunidades eclesiales a través de la oración, la reflexión y la acción son realidades que siempre han enriquecido a la Iglesia y constituyen su identidad”.
Según Francisco se dieron cuenta de que “especialmente durante la preparación y celebración del sínodo, no habíamos escuchado lo suficiente la voz de las mujeres en la Iglesia y que la Iglesia todavía tiene mucho que aprender de ellas”.
“Es necesario escucharnos unos a otros para “desmasculinizar” la Iglesia, porque la Iglesia es una comunión de hombres y mujeres que comparten la misma fe y la misma dignidad bautismal”, escribió Bergoglio.
Además, “escuchando verdaderamente a las mujeres, los hombres escuchamos a alguien que ve la realidad desde otra perspectiva y así nos vemos llevados a revisar nuestros proyectos, nuestras prioridades. A veces estamos perdidos. A veces lo que escuchamos es tan nuevo, tan diferente a nuestra forma de pensar y de ver, que nos parece absurdo y nos sentimos intimidados. Pero esta desorientación es saludable, nos hace crecer”.
“Precisamente por eso quería pedir a una mujer, teóloga, que ofreciera al Consejo de Cardenales un camino de reflexión sobre la presencia y el papel de la mujer en la Iglesia”, escribe Francisco.
Para Bergoglio, “el punto de partida de este camino es la reflexión de Hans Urs von Balthasar sobre los principios marianos y petrinos en la Iglesia, reflexión que inspiró el magisterio de los últimos pontificados en el esfuerzo por comprender y valorizar las diferentes presencias eclesiales de hombres y mujeres”.
Por otro lado, el jesuita argentino explicó que “el punto de llegada, sin embargo, está en manos de Dios” por lo que dice pedir “al Espíritu que nos ilumine y nos ayude a comprender, a encontrar un lenguaje y un pensamiento eficaz para dirigirnos a las mujeres y a los hombres de hoy, en la Iglesia y en el mundo, para que crezca la conciencia de la reciprocidad y la práctica de la colaboración entre hombres y mujeres”.
InfoVaticana
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