lunes, 22 de enero de 2024

22 DE ENERO: SAN VICENTE DIÁC. y MR. y SAN ANASTASIO, MR.


Hoy el Santoral Tradicional recuerda a San Vicente, Diácono y mártir y a San Anastasio, mártir.


San Vicente, Diácono y mártir


(✝ 304)

El ilustrísimo diácono y mártir San Vicente nació en la ciudad de Huesca y crióse en la de Zaragoza, del reino de Aragón. Desde niño se inclinó a las obras de piedad y a las letras y finalmente fue ordenado como diácono por San Valerio, Obispo de Zaragoza, el cual por ser ya viejo e impedido de la lengua, encomendó a San Vicente del oficio de predicar.  Eran emperadores de este tiempo Diocleciano y Maximiano, y enviaron a España al presidente Daciano, el cual llegando a Zaragoza hizo grande estrago en la iglesia de Dios. Prendió al Obispo San Valerio y a San Vicente y los mandó llevar a la ciudad de Valencia a pie cruelmente atormentados. Tendieron a Vicente pues sobre el potro y con cuerdas a los pies y a las manos descoyuntáronle los sagrados miembros, rasgándole después el pecho y las espaldas con uñas aceradas hasta descubrirle los huesos. En todos estos suplicios no dio el santo mártir ni un gemido, ni derramó una lágrima; antes decía a los atormentadores:

- ¡Qué flacos sois! ¡Por más valientes os tenía! 

Entonces le extendieron en una cama de hierro ardiendo y abrasándole los costados con planchas encendidas, poniéndole sal en las llagas; y como siguiese el valeroso soldado de Cristo haciendo burla de los sayones y de Daciano, viéndose éste vencido, mandó que le echasen de nuevo a la cárcel. Descubrióse en aquella cárcel oscura y tenebrosa una luz venida del cielo, sintióse una fragancia suavísima y bajaron ángeles a visitar al santo mártir. Turbáronse los guardas creyendo que San Vicente se había huído, más él les dijo:

- No he huído, no, aquí estoy, aquí estaré; entrad, y gustad parte del consuelo que Dios me ha enviado; que por aquí conoceréis cuán grande es el Rey a quien yo sirvo; y después de haberos enterado de esta verdad, decirle a Daciano de mi parte, que prepare nuevos tormentos, porque yo estoy sano y dispuesto a nuevos martirios. 

Al día siguiente, Daciano, viéndole curado de sus heridas, le mandó a acostar una cama blanda y regalada y en ella le mostró al glorioso mártir, que aborrecía más las delicias que las penas, porque en aquel regalo, dio su espíritu al Señor. Arrojado el sagrado cadáver a los perros, y a las olas del mar, fue preservado milagrosamente y sepultado fuera de los muros de la ciudad en una iglesia que después se dedicó al Señor en honor del mártir.




San Anastasio, mártir


(✝ 628)

Anastasio nació en la aldea persa de Rasnouni, en una familia zoroastriana. Su nombre real era ماگندار, (romanizadoː Magundat). Su padre, Bau, era un sacerdote zoroástrico, que lo instruyó en las artes que practicaba.

Cuando tuvo la edad necesaria, se alistó en el ejército del emperador sasánida Cosroes II. Estando aún al servicio del emperador, se trasladó a Seleucia, a donde llegaron como prisioneros, unos cristianos, capturados durante la toma de Jerusalén, en el 614. Los persas trajeron consigo, también, las reliquias de la Santa Cruz, que los cristianos veneraban con fervor. La fe que despertaba la reliquia, intrigó a Anastasio, quien se interesó por la religión cristiana. Ansioso de saber el misterio de la Cruz, dijéronle que el Hijo de Dios había muerto en ella por salvar a los hombres. 

Se convirtió en el 620 y fue bautizado por el Obispo de Jerusalén, asociándose luego con los carmelitas. 

Padeció cárcel y azotes, y por fin, por el mismo rey a quien antes había servido, fue decapitado. Es venerado como santo, ya que padeció el martirio.


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