Tanto las víctimas del “sacerdote” ex jesuita esloveno Marko Ivan Rupnik como los obispos de su Eslovenia natal han hablado sobre la situación del “artista” caído en desgracia.
A raíz de la decisión de Francisco el viernes de renunciar al plazo de prescripción del derecho canónico, cinco de las víctimas del padre Rupnik firmaron y publicaron una breve declaración que fue compartida en los medios italianos, diciendo que estaban “muy sorprendidas” por el anuncio.
Expresaron su esperanza de que “este sea un paso adecuado para que se conozca plenamente la verdad” y dijeron que están a la espera de “otros acontecimientos”.
Mientras tanto, obispos en Eslovenia expresaron su consternación por la incardinación de Rupnik en su diócesis de Kloper y reafirmaron su compromiso con la protección de los niños y los adultos vulnerables.
El “padre” Rupnik, que ha sido acusado de abuso sexual y mala conducta por al menos 25 mujeres adultas, y que el presunto abuso se extendió durante aproximadamente un período de 30 años, es uno de los “artistas” vivos más representativos de la secta del Vaticano II, cuyos murales adornan capillas y santuarios en todo el mundo, incluido el Vaticano y el santuario mariano de Lourdes.
Cuando surgieron por primera vez las acusaciones y fueron enviadas al Dicasterio para la Doctrina de la Fe del Vaticano, el departamento rechazó una solicitud de los jesuitas de abrir un juicio canónico basándose en que se aplicaba un plazo de prescripción porque las religiosas víctimas eran adultas.
Sin embargo, Rupnik fue expulsado de los jesuitas a principios de este año después de negarse a cumplir con una investigación interna que encontró un alto grado de credibilidad en los cargos, y por su negativa a obedecer las órdenes de transferirlo a otra comunidad.
Según informó InfoCatólica, el 25 de octubre, la Diócesis de Koper en Eslovenia anunció que el obispo Jurij Bizjak había aceptado a Rupnik en la diócesis con el argumento de que “no había sido sentenciado formalmente por ningún delito y que, hasta que eso sucediera, era libre de dedicarse al ministerio público”.
Dos días después, el Vaticano emitió un comunicado anunciando que la Comisión Pontificia para la Protección de Menores, organismo creado por Bergoglio en 2014, había señalado “graves problemas en la tramitación del caso”, lo que llevó al falso papa a levantar el plazo de prescripción.
En una declaración emitida el mismo día, el obispo Andrej Saje, de Novo Mesto y presidente de la Conferencia Episcopal Eslovena, afirmó que la Conferencia Episcopal Eslovena (SŠK) “no participó en el proceso de incardinación de Rupnik a la diócesis de Koper”.
“Cada obispo es autónomo e independiente a este respecto, por lo que no está obligado a informar al respecto a la SŠK”, dijo Mons. Saje, señalando que la SŠK ya tomó una posición sobre el caso Rupnik en diciembre de 2022.
En aquel momento, el 21 de diciembre de 2022, la SŠK convocó una sesión extraordinaria en Liubliana en la que expresaron su apoyo a las víctimas de Rupnik “en su búsqueda de la verdad y la justicia”.
“Nunca es culpa de las víctimas. Estamos del lado de las víctimas. Les expresamos nuestra simpatía y cercanía y nos comprometemos a ayudarlas. También queremos apoyar a la comunidad en general”, dijeron los obispos, lamentando que “los actos inadmisibles hayan permanecido ocultos durante tantos años” y que “las víctimas no hayan sido realmente escuchadas”.
En su declaración del 27 de octubre, el obispo Saje citó la Carta al Pueblo de Dios publicada por los miembros del sínodo de obispos diciendo: “La Iglesia de nuestro tiempo está obligada, en un espíritu de conversión, a escuchar a quienes han sido víctimas de abuso por parte de miembros del cuerpo eclesial, y a hacer un compromiso concreto y estructural para que esto no vuelva a suceder”.
En este espíritu, dijo el obispo Saje, “el compromiso de la Iglesia con una mayor transparencia y tolerancia cero hacia la violencia física, sexual, psicológica y espiritual continúa aplicándose”.
Refiriéndose a la expulsión de Rupnik de los jesuitas en junio, el obispo Saje dijo que “una medida tan extrema no puede entenderse de otro modo que como una sanción penal por actos graves e inadmisibles”.
Los obispos eslovenos, dijo, “están del lado de las víctimas, para que sean escuchadas y obtengan justicia”.
“Los responsables de la Iglesia supervisarán lo que sucede en nuestras comunidades eclesiales, para que en el futuro no haya abuso de autoridad por parte de personas que tienen algún papel de liderazgo en la Iglesia”, dijo, añadiendo que actualmente se están realizando preparativos para establecer una nueva entidad de apoyo y prevención.
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