Al ser informado de las nuevas Dubia presentadas al Payaso Malvado, no pude evitar la impresión de que las Dubia son las nuevas crisis. Cuando quieres quedar bien, y mostrar a tu gente que realmente estás haciendo algo, mientras que en realidad no haces nada, emites unas Dubia. Francisco no las contesta, o da una respuesta a medias que, además de herética, no se ajusta al funcionamiento de las Dubia, y los cardenales que han presentado dichas Dubia piensan, y dicen por ahí, que ya han hecho bastante. Aplausos por doquier. Oh, ¡qué valientes defensores de la fe tenemos!
Esto no funciona así. El trabajo de los obispos y cardenales es defender la fe -contra el papa si es necesario-, no producir gestos, en última instancia, vacíos de beneficio para la multitud.
Y surge una pregunta; de hecho, un grito: ¿por qué se emiten nuevas Dubia sin tratar el hecho de que las antiguas nunca fueron respondidas?
Cuando un papa se niega a defender la Verdad, debe haber consecuencias. Si no hay consecuencias, sino sólo más poses, esta acción sólo hace que los que lo iniciaron se vean más ridículos.
Francisco olfateó claramente la debilidad de esta nueva panda de gatitos (creo que un par de los nuevos gatitos son los antiguos), y los humilló sin piedad: se negó a responder a las Dubia en el formato adecuado, y en su lugar, los aleccionó con más herejías. ¿Crees que los cardenales reaccionarán y le censurarán, pidiéndole que se retracte o se atenga a las consecuencias? Yo tampoco....
Esto no es sólo débil, es patético. Es horripilante de ver. Enfurece aún más, que esta gente se autodenomine como “la resistencia” tan pronto como la temperatura corporal de Francisco comience a bajar. Entonces, el sucesor de Francisco será aún peor que él; entonces, los gatitos seguirán maullando, y ellos se sentirán bien mientras lo hacen. Conseguirán más aplausos, mientras la Iglesia se desfigura y es escupida.
Maullar no es una respuesta.
Lo que debería haber sucedido es una corrección fraternal a Francisco por, entre otras cosas, negarse a responder a la antigua Dubia; después de lo cual, se le debe decir a Francisco que necesita emitir una retractación formal, dura, de sus herejías - cuatro o cinco serán suficientes para empezar - o enfrentar la convocatoria de un concilio que lo declarará hereje y depuesto con la ayuda de los obispos y cardenales que se puedan encontrar.
Y entonces, que caigan las fichas donde caigan, y que la posteridad sepa que hubo gente dispuesta y preparada para defender la fe.
Hasta que esto no ocurra, todo seguirá igual.
Mundabor
Hasta que esto no ocurra, todo seguirá igual.
Mundabor
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