28 de Mayo: San Germán, Obispo y confesor
(✞ 576)
San Germán de París nació en el año 496 cerca de Autun, Saône-et-Loire y falleció en París el 28 de mayo de 576.
Estudió en Avalon y también en Luzy guiado por su primo Scapilion, quien era sacerdote. A la edad de 34 años fue ordenado sacerdote por San Agripino de Autun, siendo nombrado Abad de Saint-Symphorien, cerca de esa misma localidad. Su virtud característica fue el amor por los pobres, manifestándose tan fuertemente su entrega por los demás, que sus monjes se rebelaron, temiendo que regalara todo lo que tenían. Debido a que estaba en París en el año 555, cuando el obispo Eusebio murió, Childeberto I lo retuvo y, con el consentimiento unánime del clero y del pueblo, fue consagrado a la sede vacante.
Bajo su influencia, el rey, quien se había entregado a la vida mundana, se convirtió y desde entonces llevó una vida de acuerdo a los valores cristianos. En su nuevo cargo, el obispo continuó la práctica de las virtudes y las austeridades de su vida monástica, y trabajó para disminuir los males causados por las incesantes guerras y la vida licenciosa de los nobles. Asistió al tercero y cuarto Concilios de París en los años 557 y 573 respectivamente, y también al segundo Concilio de Tours en el año 566. Convenció al rey de que erradicara las prácticas paganas que aún existían en el país franco, y también para que prohibiera los excesos que se llevaban a cabo en la mayoría de las celebraciones cristianas.
Los milagros que hizo fueron innumerables, y no parecía sino que el Señor le había dado señorío e imperio sobre las criaturas. Finalmente a los ochenta años de edad llamó a un notario suyo y le mandó que escribiese sobre su cama: “A los 28 de mayo”. Y aunque entonces no se entendió lo que quería decir, se adivinó después cuando en ese día entregó su preciosa alma al Señor.
Fue sepultado con gran llanto y solemnidad de toda la ciudad de París, en la capilla de San Sinforiano que él mismo había mandado a construir, y luego confirmó el Señor con nuevos milagros la santidad de su siervo.
Más tarde Lanfrido, el abad, trasladó el sagrado cuerpo a la iglesia de San Vicente con asistencia del rey Pipino y de Carlos, su hijo, que fueron testigos de muchas maravillas.
Buena parte de nuestra información sobre Germán de París procede de Gregorio de Tours, de los poemas de Venancio Fortunato y de la Vita Germam, que fue compuesta por el mismo Fortunato.
San Germán, obispo de París, fue canonizado en el año 754.
Reflexión:
Dice el rey Childeberto en unas letras patentes: “Nuestro padre y señor Germán, obispo de París y hombre apostólico, nos han enseñado en sus sermones que mientras estemos en esta vida hemos de pensar mucho en la otra y hacer muchas limosnas. Habiendo sabido que estábamos enfermos en el castillo de Celles, y que no nos habían aprovechado todos los medios humanos, vino a visitarnos y pasó toda la noche en oración. Por la mañana puso sobre nosotros sus santas manos y apenas nos tocó cuando nos hallamos con plena salud, por lo cual donamos a la iglesia de París y al obispo Germán la tierra de Celles donde recibimos esta misericordia de Dios”. Mira tú cuán poderosos son los santos, y cuán provechosos a los reyes y a los reinos y a todos sus devotos.
Oración:
Te rogamos, Señor, que oigas benignamente las súplicas que te hacemos en la solemne fiesta de tu bienaventurado confesor y pontífice Germán, y que por sus méritos nos libres de todos nuestros pecados. Por Jesucristo, Nuestro Señor. Amén.
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