Lo menos que podemos decir es que difícilmente es una actividad monástica correspondiente con su vocación de estar apartadas del mundo, esforzándose con su forma de vida, oración y ejemplo para corregir a la Iglesia y a la sociedad de su apego a la riqueza, la rebeldía y la impureza, por sus votos de pobreza, obediencia y castidad.
Estas imágenes demuestran bien el espíritu de frivolidad y el mundo moderno que entró incluso en las Órdenes supuestamente conservadoras después del Concilio Vaticano II.
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