Por Leonardo Guerra
Reconstruir el panorama general, mirar de frente al corazón del problema y a su verdadera naturaleza es, sin duda, el primer paso para contrarrestarlo y superarlo eficazmente.
Estamos en medio de la mayor operación psicológica global de la historia de la humanidad, con implicaciones inquietantes. La obsesión primordial por dominar a todo el mundo de estos globalistas continúa, eliminando poco a poco la libertad de todos. Para lograrlo, deben demoler identidades, civilizaciones y culturas milenarias, es decir, las “defensas inmunitarias” de los pueblos.
Los informes Eudravigilance y Euromomo con sus datos insinúan escenarios poco tranquilizadores. Tras la llamada სαcunα C-l9, el número de muertos, si se corrige con un factor de ajuste razonable por la escasa precisión del sistema de detección (<1%), pone literalmente los pelos de punta. Muchos resultaron heridos. Muchos de ellos desarrollaron discapacidades permanentes y perdieron sus empleos como consecuencia de ello.
La sucesión de hechos clave en este punto no puede ser casual. He aquí algunos de ellos:
♦ Reunión en octubre de 2019 de “los poderosos del mundo”, entre ellos Bill Gates y ex altos mandos de la CIA, universidades y gobiernos del mundo occidental (Evento 201), donde se simuló una pαndem1α de coronαv1rus
♦ Elección de la espiga como antígeno (¿por qué la espiga y no una de las otras 20?);
♦ Uso de terapia génica, nunca antes utilizada en humanos, para lograr la producción endógena de la glicoproteína viral modificada, hecha más estable
♦ Cápsulas lipídicas de PNL como “caballo de Troya”, para pasar indemne por el sistema inmunitario, y distribuirse en todos los órganos y dentro de todas sus células
♦ Secreto militar sobre la composición del preparado
♦ Relación temporal entre la administración de la სαcunα y el aumento de la miocarditis en los jóvenes y la trombosis; etc.
El pasado 3 de mayo, durante la “Cumbre Internacional Coს1d”, el Dr. David Martin reconstruyó con precisión toda la historia del v1rus CoV 1 y 2 del SRAS y de las llamadas “სαcunαs” que utilizan la espiga como antígeno en su presentación ante el Parlamento Europeo, aportando pruebas objetivas. Entre sus afirmaciones destaca una en la que afirma que las primeras “სαcunαs” basadas en este antígeno datan de 1990 y que nunca se ha demostrado que funcionaran en todos estos años. Esto desmentiría por completo la narrativa oficial de que se fabricarían en 6 meses partiendo de cero en 2020.
El resultado de estos últimos tres años para la población, hasta la fecha, es un progresivo debilitamiento físico, mental, moral y espiritual nunca antes visto. Cada vez más gente confundida, deprimida, con menos energía física y mental. Casi parecería que la “Operación Cov1d” ha servido como prueba para evaluar y preparar el nivel de aceptación de la población para las siguientes etapas del plan globalista. De hecho, se vislumbra una fuerte voluntad de implantar un sistema de vigilancia y control continuos, con un condicionamiento total. No sólo sobre los comportamientos, los movimientos y los espacios físicos concedidos, sino también y sobre todo sobre los pensamientos, las emociones y los sentimientos. Yuval Noah Harari, ideólogo del Foro Económico Mundial, lo ha manifestado públicamente en sus entrevistas y conferencias.
Las “ciudades S.M.A.R.T.” o “ciudades 15 minutos”, punto final de la Agenda 2030, son guetos camuflados que ya existen. Son la reproposición de una vieja utopía socialista, nunca abandonada, embellecida y reenvasada como “solución necesaria” para “salvar el planeta”. Son modernos campos de concentración en los que quieren confinarnos. China e Israel hace tiempo que los introdujeron. Manejados “militarmente”, en su versión tecnológica, por sistemas de reconocimiento facial y/o postural de las personas.
Gracias al DNI Digital, que todas las instituciones, corporaciones, etc. están impulsando tremenda e increíblemente, y a un código QR asignado a cada ser humano, quieren hacernos equivalentes a bienes inventariables y monitorizables en todo momento y en todos los aspectos privados de nuestras vidas. Dejaremos de tener derechos, libertades y privacidad. Cerraremos el círculo con el dinero electrónico (CBDC), quizá con validez caducada. Nuestras ciudades metropolitanas ya se están preparando silenciosamente para estar listas pronto. En Italia, Roma y Milán serán las primeras.
Así que, si nos conformamos con esta suave tiranía de los “poderosos” del mundo, los “normales” acabaremos perdiendo nuestra libertad y todos nuestros derechos, pero sobre todo, nuestra humanidad y probablemente incluso nuestras vidas. Esto es lo que les ocurrirá a todos aquellos que, a pesar de darse cuenta de que han sido engañados, y siguen siéndolo, optarán por no hacer nada.
Urge, por lo tanto, actuar para reconstruir ese “sentido de comunidad” y ese “buen sentido humano”, útiles para restaurar una visión común y una unidad de propósito. Sobre todo, para desarrollar una dirección compartida. Necesitamos un plan y un programa comunes coordinados. Si los conseguimos, podrá surgir por fin una presión social perceptible y útil en la opinión pública, que se dirigirá, en primer lugar, hacia un poder judicial adormecido e inmediatamente después, sobre el resto de la clase dirigente de nuestro país, que sigue comportándose como cómplice de este plan militar-industrial.
A nivel personal, debemos reaccionar interrumpiendo voluntariamente el “círculo vicioso de terror-ansiedad” desencadenado, mantenido y sostenido por los medios de comunicación dominantes y redes sociales, que quieren mantener paralizadas las facultades mentales de las masas. Se recomienda encarecidamente descartar, si se puede, o limitar el uso de teléfonos S.M.A.R.T. y redes sociales.
Debemos subvertir, por lo tanto, las constantes maquinaciones y manipulaciones de las conciencias, promulgadas por el actual sistema que se disfraza de “benefactor” mientras viste una grotesca “piel de oveja”.
Debemos rechazar sin vacilaciones y con firmeza los siguientes pasos del plan para subyugar a las masas y no adoptar sus instrumentos de control. En primer lugar, el documento de identidad digital, en sus diversas denominaciones, que pronto nos impondrán con las técnicas habituales de engaño o con un sistema de chantaje progresivo o amenazas, como ya ha ocurrido con la estratagema de la “სαcunα contra el coს1d”.
Debemos rechazar enérgicamente todas las demás falsas ideologías (ecologismo, lgbt+, cαlentam1ento global, inmigración salvaje, transhumanismo, etc.) que pretenden desquiciar y demoler las mentes de las masas y nuestra cultura solidaria.
Debemos reconstruir redes de conocimiento, inteligencia y solidaridad humana en nuevas comunidades en todas partes, completas en todos los aspectos de la vida, guiadas por una dirección común y alternativa de desarrollo que vuelva a poner al ser humano, los valores humanos y el propósito de la existencia humana en el centro de todo.
En cuanto estemos preparados y organizados, debemos invitar a los “poderosos”, incluidos los locales, a una confrontación pública constructiva sobre todos los aspectos relevantes y urgentes de nuestras vidas: mascarillas, hisopados, plan de სαcunac1ón, políticas sanitarias, gestión de recursos, nivel y calidad del servicio y la atención en los servicios de salud. Y luego, sobre todo lo demás.
La inteligencia humana, individual y colectiva, es la única variable que los globalistas temen de verdad más que a ninguna otra, más que a las plazas enfadadas. Porque es imprevisible, incontenible y mucho más “contagiosa” a la hora de propagar y despertar otras mentes humanas, que sus supuestos “ს1rus”. Por lo tanto, debe reactivarse lo antes posible y lo más ampliamente posible.
Así que, si nos conformamos con esta suave tiranía de los “poderosos” del mundo, los “normales” acabaremos perdiendo nuestra libertad y todos nuestros derechos, pero sobre todo, nuestra humanidad y probablemente incluso nuestras vidas. Esto es lo que les ocurrirá a todos aquellos que, a pesar de darse cuenta de que han sido engañados, y siguen siéndolo, optarán por no hacer nada.
Urge, por lo tanto, actuar para reconstruir ese “sentido de comunidad” y ese “buen sentido humano”, útiles para restaurar una visión común y una unidad de propósito. Sobre todo, para desarrollar una dirección compartida. Necesitamos un plan y un programa comunes coordinados. Si los conseguimos, podrá surgir por fin una presión social perceptible y útil en la opinión pública, que se dirigirá, en primer lugar, hacia un poder judicial adormecido e inmediatamente después, sobre el resto de la clase dirigente de nuestro país, que sigue comportándose como cómplice de este plan militar-industrial.
A nivel personal, debemos reaccionar interrumpiendo voluntariamente el “círculo vicioso de terror-ansiedad” desencadenado, mantenido y sostenido por los medios de comunicación dominantes y redes sociales, que quieren mantener paralizadas las facultades mentales de las masas. Se recomienda encarecidamente descartar, si se puede, o limitar el uso de teléfonos S.M.A.R.T. y redes sociales.
Debemos subvertir, por lo tanto, las constantes maquinaciones y manipulaciones de las conciencias, promulgadas por el actual sistema que se disfraza de “benefactor” mientras viste una grotesca “piel de oveja”.
Debemos rechazar sin vacilaciones y con firmeza los siguientes pasos del plan para subyugar a las masas y no adoptar sus instrumentos de control. En primer lugar, el documento de identidad digital, en sus diversas denominaciones, que pronto nos impondrán con las técnicas habituales de engaño o con un sistema de chantaje progresivo o amenazas, como ya ha ocurrido con la estratagema de la “სαcunα contra el coს1d”.
Debemos rechazar enérgicamente todas las demás falsas ideologías (ecologismo, lgbt+, cαlentam1ento global, inmigración salvaje, transhumanismo, etc.) que pretenden desquiciar y demoler las mentes de las masas y nuestra cultura solidaria.
Debemos reconstruir redes de conocimiento, inteligencia y solidaridad humana en nuevas comunidades en todas partes, completas en todos los aspectos de la vida, guiadas por una dirección común y alternativa de desarrollo que vuelva a poner al ser humano, los valores humanos y el propósito de la existencia humana en el centro de todo.
En cuanto estemos preparados y organizados, debemos invitar a los “poderosos”, incluidos los locales, a una confrontación pública constructiva sobre todos los aspectos relevantes y urgentes de nuestras vidas: mascarillas, hisopados, plan de სαcunac1ón, políticas sanitarias, gestión de recursos, nivel y calidad del servicio y la atención en los servicios de salud. Y luego, sobre todo lo demás.
La inteligencia humana, individual y colectiva, es la única variable que los globalistas temen de verdad más que a ninguna otra, más que a las plazas enfadadas. Porque es imprevisible, incontenible y mucho más “contagiosa” a la hora de propagar y despertar otras mentes humanas, que sus supuestos “ს1rus”. Por lo tanto, debe reactivarse lo antes posible y lo más ampliamente posible.
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