martes, 11 de abril de 2023

“INSTRUCCIÓN PERMANENTE DE LA ALTA VENDITA” PARA INFILTRAR LA SEDE ROMANA

Publicamos la “Instruccion Permanente” de la logia “Alta Vendita”, una sociedad secreta italiana vinculada a la Masonería, que, juntamente con ésta, fue condenada por la Iglesia Católica.


Los documentos de la “Instrucción Permanente”, fueron a parar a manos del Papa Gregorio XVI durante la primera mitad del siglo XIX. A pedido del Papa Beato Pío IX, la “Instrucción Permanente” fue publicada por el Cardenal Crétineau-Joly en su libro The Roman Church and Revolution [La Iglesia Romana y Revolución].

Por medio de su Breve Laudatorio, de 25 de febrero de 1861, dirigido al autor, el Papa Pío IX certificó la autenticidad de la “Instrucción Permanente” y de los demás documentos masónicos, pero no permitió que se divulgasen los nombres verdaderos de los miembros de la Alta Vendita mencionados en los documentos. 

El Papa León XIII pidió igualmente su publicación. Indudablemente, esos dos Papas actuaron con el propósito de evitar que ocurriese una tragedia. Estos grandes Pontífices sabían perfectamente que tal calamidad distaba mucho de ser imposible. (El Papa Pío XII también lo sabía, como se puede deducir de los comentarios proféticos cuando aún era Secretario de Estado del Vaticano).

El texto íntegro de la Instrucción Permanente también se encuentra en el libro de Mons. George E. Dillon, Grand Orient Freemasonry Unmasked [Desenmascarada la Masonería del Gran Oriente].

Cuando le entregaron al Papa León XIII un ejemplar del libro de Mons. Dillon, se quedó tan impresionado que mandó preparar a sus expensas una edición en italiano.

“Alta Vendita” era la logia más importante de los Carbonarios, una sociedad secreta italiana vinculada a la Masonería, que, juntamente con ésta, fue condenada por la Iglesia Católica.

El prestigioso historiador católico P. E. Cahill, S.J., al que no se puede tachar de “maníaco de las conspiraciones”, en su libro Freemasonry and The Anti-Christian Movement [La Masonería y el Movimiento Anticristiano], escribió que la Alta Vendita “era comúnmente considerada en la época como el gobierno central de la Masonería europea”. 

Los Carbonarios fueron muy activos en Italia y Francia [y en Portugal, principalmente de 1910 a 1926].

En su libro Athanasius and the Church of Our Time [Atanasio y la Iglesia de Nuestro Tiempo] (1974), el Obispo Rudolph Graber, otro experto objetiva y totalmente irreprochable, que escribió después del Vaticano II, citó a un ilustre masón, el cual había declarado que “el objetivo (de la Masonería) ya no es la destrucción de la Iglesia, sino utilizarla por medio de infiltración”. 

En otras palabras: como la Masonería no puede eliminar totalmente a la Iglesia de Cristo, pretende no sólo erradicar la influencia del Catolicismo en la sociedad sino también manipular la estructura de la Iglesia como un instrumento de “renovación”, “progreso” e “ilustración”; es decir, como un medio de promover muchos de los principios y objetivos masónicos.


Instrucción Permanente

“El Papa, sea quien sea, jamás vendrá a las sociedades secretas. Son las sociedades secretas las que deben dar el primer paso hacia la Iglesia, CON MIRAS A CONQUISTAR A AMBOS.

La tarea que nos disponemos a emprender no es de un día, un mes o un año. Podría durar muchos años, quizás un siglo. Entre nuestras filas los soldados mueren, pero la batalla continúa.

No intentamos ganar al Papa para nuestra causa, ni hacerlo adepto a nuestros principios o propagador de nuestras ideas. Sería un sueño absurdo; y si en el caso de los prelados y cardenales, por iniciativa propia o sorpresivamente, llegasen a conocer parte de nuestros secretos, sería motivo suficiente para no hacer deseable su elección al solio pontificio. Tal elección supondría nuestra ruina. La sola ambición lo llevaría a la apostasía, y para obtener el poder se vería obligado a sacrificarse. A lo que debemos aspirar, lo que debemos pedir y esperar como los judíos a su Mesías, es un papa que nos sea útil. […]

De esa forma podremos emprender un camino triunfal en el asalto a la Iglesia, mucho más que por medio de los escritos de nuestros hermanos o que con el oro inglés. ¿Sabéis por qué? Porque para destruir la poderosa roca sobre la que Dios ha edificado su Iglesia ya no tenemos necesidad del vinagre de Aníbal, de la pólvora, ni de nuestros ejércitos. Es preciso meter en el complot a la mano del sucesor de Pedro, y esa mano es tan valiosa para esta cruzada como la de todos los Inocentes, Urbanos o San Bernardos de la Cristiandad.

No tenemos la menor duda de que nuestros esfuerzos se verán coronados por el éxito y alcanzaremos ese fin. ¿Cuándo?. ¿Cómo?. Todavía no nos es dado saberlo. A pesar de ello, como nada ni nadie debe apartarse del plan que se ha trazado tan meticulosamente, y como todos deberán empeñarse en su realización, como si ya a partir de mañana se pudiera realizar la labor que ahora esbozamos, queremos dar en estas instrucciones -que serán secretas para los iniciados novicios- consejos para los oficiales a cargo de la Alta Vendita, los cuales deberán inculcarlos a todos sus hermanos, en forma de instrucción o memorando. […]

Ahora bien, para tener un papa acorde con nuestras necesidades, es necesario formarlo primero. […] Para ese Papa, se moldea una generación digna del reino que soñamos. Dejemos pasar a los ancianos y los adultos. Empecemos a partir de los jóvenes y, de ser posible, hasta por los niños. […] Sin esfuerzo nos ganaremos la reputación de buenos católicos y grandes patriotas.

Esa reputación difundirá nuestra doctrina entre los sacerdotes jóvenes, e incluso en los monasterios. En pocos años, será inevitable que ese clero nuevo y joven llegue a ocupar todos los cargos, que forme el consejo reinante y se lo llame a elegir el Pontífice que deberá regir la Iglesia. Y como muchos de sus contemporáneos, ese pontífice estará forzosamente empapado de los principios patrióticos y humanitarios que comenzamos a poner en circulación. Es una diminuta semilla de mostaza que estamos sembrando. Mas el amanecer de la justicia nos conducirá a los más elevados poderes, y veréis la cosecha tan copiosa que habrá producido tan pequeña semilla.

A lo largo del camino que estamos trazando, para los nuestros será necesario superar numerosos obstáculos y dificultades, pero triunfaremos gracias a la experiencia y la perspicacia. Más, el destino es tan espléndido, que se hace necesario desplegar todas las velas para llegar. Si queréis revolucionar Italia, observad atentamente al Papa que acabamos de describir. Si queréis fundar el reino de los elegidos sobre el trono de la prostituta de Babilonia, hacedlo de modo que el clero marche tras vuestra bandera creyendo que sigue la de la Fe apostólica. Si queréis hacer desaparecer el último vestigio de tiranía y opresión, echad las redes como lo hacía Simón bar Joná. Echadlas en las sacristías, seminarios y monasterios en vez de en el mar. Y si no os apresuráis, os prometemos una pesca más milagrosa que la suya. El pescador de peces se vuelve pescador de hombres. Colocaréis a vuestros amigos en torno a la silla de San Pedro. Habréis predicado una revolución vestida con la tiara y la capa pluvial que marcha con la bandera de la cruz. Una revolución que basta con encender mínimamente para que estalle en un fuego que se extienda a todos los rincones de la Tierra”

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Preparado desde la infancia, Montini fue el fruto de un siglo de preparación. Tal como se “profetizó” por la masonería luciferina en la “Instrucción Permanente de la Alta Vendita”


El testimonio de Mark Winckler, oficial-intérprete del Vaticano

En el libro “¿La iglesia eclipsada?” se recoge el relato de M. Winckler, oficial-intérprete:

“Diversas circunstancias, en mi deseo de reunir el ejército Leclerc, hicieron que me encontrara en Túnez durante su ocupación por las tropas del Eje (…) y después de haber pasado a Trípoli, Casablanca y Argelia, desembarqué en el E.M.F. de Roma, como oficial-intérprete… Usted sabe que es tradición en Roma confiar las finanzas de San Pedro a católicos de origen judío. Con la reputación que yo tenía, éstos me recibieron con todos los honores debidos a un hermano que ha sufrido… Ellos me presentaron al gran hermano Montini y yo le ayudé en la misa que él decía el jueves a los diplomados de la universidad. A la orden del día: “La apertura al mundo”, pero muy hábilmente, y con palabras muy, muy encubiertas.

“Los participantes se molestaban menos, pero yo no fui verdaderamente “puesto al corriente” más que por Mons. Sergio Pignedoli… Él me confirmó que la madre de Montini, Judith Alghisi, se había convertido cuando su matrimonio con Georges Montini, él también de origen judío… Animado por Gasparri, sostenido por muy altas instancias mundialistas, “obligado” por sus costumbres contra-natura, él llegó a ser ¡el ‘futuro Papa’!”

“Sus mejores partidarios se encontraban en un grupo iniciático cuyos grandes antepasados tienen nombres que no dicen nada a las personas que llegan a ignorar hasta la existencia del mysterium iniquitatis, por ejemplo, H.P.Blavatsky, H.S.Olcoot, Theodore Reuss, etc. Pignedoli me condujo, el 2 de enero de 1945, a casa del sobrino del cardenal Rampolla (quien era muy amigo de Montini) el cual, sin el veto (motivado por su pertenencia a la O.T.O., Logia de Zurich), nos habría privado de San Pío X, “niente meno” (nada menos!)”.

“Vendiendo la piel de oso antes de haberme … subyugado, Pignedoli me “descubrió el pastel”: me contó toda la historia del complot Rampolla y me aseguró que esta vez, el asunto estaba chupado con Montini. El Venerable de la Logia (el príncipe E. De Naples Rampolla, sobrino del difunto cardenal) perdió el tiempo y yo tomé mis distancias con Don Sergio, así como con Mons. Montini”.

“A causa de esto, por conducto de Maritain, se me dijo que yo no era grato en Roma y se me repatrió. El odioso filósofo se había hecho amigo del obispo traidor, mentiroso y sodomita (Montini). Yo no puedo confirmaros que pertenezca a la B’naï B’rith; sólo sé que el asunto se arreglaba en las más altas esferas de cierto proyecto judío mundialista, dentro de cualquier otro sector como el sionismo (Latour, Loubier y Alexandre: ¿Quién ocupa la sede de Pedro?, pp.61-62, Cahiers de Cassiciacum, 1 de mayo de 1979, p.101) 


Sergio Pignedoli en la Ceremonia de la Campana (Trento)

Mark Winkcler, en calidad de intérprete del italiano para los Estados Mayores de los Aliados vivió en Roma varios años en tiempos de S.S. Pío XII y conoció del “cardenal” Sergio Pignedoli el fracaso del complot para entronizar a Mariano Rampolla y el nuevo intento a realizarlo con un joven descendiente de la misma rama, llamado Giovanni Batista Montini Alghisi.

Winkcler continúa explicando:

“…los católicos de origen judío que trabajaban en una Secretaría Especial del Vaticano que era una especie de departamento financiero, y que esas personas le buscaron, y le invitaron a pertenecer a una llamada “Asociación de Diplomados de la Universidad”, el capellán de la cual era Monseñor Juan B. Montini, en aquel entonces Substituto de la Secretaría de Estado de Pío XII. Que sus nuevos amigos le habían dicho significativamente refiriéndose a Montini: “ÉL ES DE LOS NUESTROS”…(1)

Y “por esos años precisamente arribó también a Roma a estudiar teología Karol Wojtyla…” (2)

“Monseñor Pignedolli le habló de una gran revancha que se preparaba. Le hizo la reseña de todo el suceso del veto de Austria, cuyo resultado, según Monseñor había sido el de volver a hundir a la Iglesia durante más de medio siglo en el oscurantismo y en el aislamiento de la Edad Media; insistió en la necesidad de una apertura y de una adaptación de la Iglesia; finalmente le hizo entrever que se aproximaba una NUEVA ERA, y esto para muy pronto, gracias al éxito ya seguro (notemos que esto lo decía Pignedolli en 1945) gracias a uno que tendría éxito ahí donde Rampolla había tenido la desgracia de fracasar…” 

“¿Quién es él?” le había preguntado Winckler; Pignedolli había respondido: “Usted le sirve en la misa todos los días”… Se trataba de Juan Bautista Montini.” (3)

Según Winckler, el grupo que había creído a principios de siglo dar en el blanco con el cardenal Rampolla o sea colocar a uno de los suyos en la cima de la Iglesia para remodelarla a su propia imagen, ese grupo de presión nunca se encontró desarmado “¿Quién -dice Winckler- tuvo la posibilidad de preparar las elecciones de Roncalli y Montini con mucha anticipación, de modo que la primera hiciera posible la siguiente?”… ¿Y las siguientes? añadimos nosotros.

Por los resultados que están a la vista la entrevista Pignedolli-Winckler no puede ser tachada de ficticia. Sergio Pignedolli falleció en 1980 y era quien hacía comunes las fiestas musulmanas del Ramadán para los católicos, convencido de la igualdad de las “tres grandes religiones monoteístas”.

(1, 2 y 3) Comentario a la obra “Su Santidad”, B. Kostas, Editorial Veritas, Santa Fe de Bogotá, Colombia, pags. 161-168.


Foro Católico


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