Por Carlos Esteban
El obispo Franz-Josef Bode ha renunciado por sorpresa, y no menos rápida ha sido la aceptación de su renuncia por parte del Vaticano, pese a que solo cuenta con 72 años.
El obispo Georg Bätzing, presidente del episcopado, ha declarado que con él pierde “a mi compañero de armas más cercano en el camino sinodal, que todavía nos reserva muchas etapas”.
Como vicepresidente de la Conferencia Episcopal Alemana, Bode desempeñó un papel clave en el camino sinodal alemán. Después de la última asamblea sinodal en marzo, declaró:
“Las resoluciones de las últimas asambleas sinodales, apoyadas por una abrumadora mayoría de obispos y laicos, nos dan el impulso que necesitamos para cambios concretos en nuestra diócesis”.Bode admitió el sábado:
“En los casi 32 años de mi servicio episcopal, casi 28 de ellos como obispo de Osnabrück, asumí la responsabilidad en una iglesia que no solo trajo bendiciones sino también culpa. Especialmente cuando se trata de casos de violencia sexualizada por parte de clérigos, durante mucho tiempo yo también tenía el ojo puesto en los perpetradores y la institución más que en los afectados. He juzgado mal los casos, a menudo he actuado con vacilación y he tomado algunas decisiones equivocadas, y no he cumplido con mis responsabilidades como obispo en estos puntos”.
“¡Reconozco expresamente mi responsabilidad y mis errores personales y hoy solo puedo pedir perdón a todos los afectados!”, dijo Bode.
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