domingo, 5 de marzo de 2023

EL OCTAVO CÍRCULO DEL INFIERNO DE DANTE

Por su idílica ubicación en la cotizada Costa Amalfitana, ya verán lo que tardan en transformar el Monasterio de Santa Chiara de Ravello, en un Hotel Cinco Estrellas.

Por Antonio Gil-Terrón Puchades


Que un jesuita se disfrace de franciscano, no es nada anormal, (aunque sí inmoral), ya que va con su naturaleza; con su ADN jesuita.

Y si para ello hay que cambiarse el nombre por el de Francisco, en honor al fundador de la orden de los humildes franciscanos, pues se cambia y punto.

No voy a repetir ahora la ristra de “bergogliadas” habidas en su pontificado, ya que las he ido desenmascarando una a una, en diferentes artículos.

Simplemente voy a referirme a una de las últimas; porque con este hombre nunca se puede decir que vaya a ser la última.


HISTORIA DE UN DESPROPÓSITO:

1. Dos monjas de clausura, junto a otra hermana de 97 años, pertenecientes a la orden franciscana de Santa Clara, Orden que fue fundada por San Francisco de Asís y Santa Clara en 1212, se negaron a abandonar el Monasterio de Santa Chiara de Ravello, ante las intenciones del Vaticano de finiquitar el convento.

2. Las tres monjas de clausura, para evitar el traslado y cierre del convento, donaron al Vaticano el patrimonio inmobiliario del Monasterio, valorado en unos 50 millones de euros, en una carta dirigida al papa Francisco con la esperanza de que la Santa Sede revisara su idea sobre el Monasterio para salvarlo de una posible supresión y sus consecuentes fines especulativos.

3. Francisco aceptó la donación, al mismo tiempo que les trasmitió a las tres monjas que hagan las maletas y se vayan a donde las manden.

4. Las tres monjas se negaron a abandonar el monasterio, e intentaron deshacer la donación y recuperar la propiedad del edificio. Sus superiores inmediatos les respondieron que la donación no se podía recurrir, ya que el documento de aceptación de la donación estaba firmado por el papa Francisco y por lo tanto, eta inapelable.

5. Se les comunicó a las clarisas franciscanas, que a tenor de una comunicación firmada por el propio papa Francisco, a partir de ahora ya no son monjas. En otras palabras, que fueron expulsadas. O dicho de una manera jesuíticamente elegante, “fueron dispensadas de las obligaciones derivadas de la sagrada ordenación”.

Pero no seamos mal pensados, ya que posiblemente lo único que pretende el papa francisco, es sumar. Sumar tres bajas más a la imparable disminución de religiosos consagrados desde su llegada al papado. Valga como ejemplo que solo en España se están perdiendo una media de 1.000 religiosos al año. El diablo estará encantado.

Por su idílica ubicación en la costa amalfitana, ya verán lo que tardan en transformar el Monasterio de Santa Chiara de Ravello, en un Hotel Cinco Estrellas. No es casualidad que los pueblos más cotizados en esa idílica costa, sean: 

1. Maiori
2. Ravello
3. Atrani
4. Amalfi
5. Positano


Periodista Digital


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