Por David López Frías
"Llegué a esta asociación tras varios meses buscando dónde realizar mis prácticas universitarias. Iba un poco atrasada con respecto a mis compañeros y no me cogían en ningún sitio. Busqué en las entidades que tenían convenio con mi universidad (la Rey Juan Carlos de Madrid) y así encontré a ASPASI (Asociación para la Sanación del Abuso Sexual Infantil). Les escribí un email viendo que, además, en su página web ofertaban prácticas de manera activa. Más tarde descubrí porqué les interesaba tanto acoger alumnos..."
Así empieza la historia de Marina, una estudiante de la Universidad Rey Juan Carlos. Buscaba una entidad para hacer sus prácticas universitarias y se acogió al convenio que su facultad mantiene con distintas asociaciones. Entre ellas ASPASI, la asociación protagonista de esta historia. Una agrupación fundada en 2007 por la psicóloga Margarita García Marqués, que tiene como objetivo, según su web, "proteger al menor ante un posible ASI (Abuso Sexual Infantil), defender los derechos de los niños y niñas y conseguir su credibilidad ante un abuso sexual infantil, además de apoyar y acoger en la sanación de los mismos a través de profesionales especializados".
¿Suena bien? A las alumnas que se acogieron a estas prácticas también les sonaba bien. No imaginaban que a lo que iban era a hacer constelaciones familiares, según denuncian. Se trata de una peligrosa pseudoterapia, sin ningún tipo de respaldo científico, que ha proliferado en los últimos años en la sociedad española. Y que, poco a poco, se ha colado en las universidades españolas. EL PERIÓDICO DE ESPAÑA ha podido hablar con varias de las alumnas afectadas, que estudian en distintos centros. Desde la mencionada Universidad Rey Juan Carlos hasta la Universidad Complutense, que tenía estos cursos disponibles desde el año 2011, según han revelado ex alumnos que los recibieron. En esta última universidad, a petición de este diario, se negaron a precisar si los siguen impartiendo o no. "No tenemos constancia", aseguraron en un correo electrónico.
"COSAS RARAS"
Explica que, además, "dentro de la dinámica de prácticas, nos insistieron en que hiciésemos un curso en el Centro Hara, que es una empresa de terapias de Margarita García Marqués, la fundadora de ASPASI". Unos cursos a los que también asistió su compañera Irene, que fue una de las primeras alumnas de aquel grupo sometido a esta pseudoterapia. Irene cuenta que "el problema vino al final de esa primera sesión: nos dieron unas figuritas de Playmobil y nos hicieron representar con ellas a nuestra familia. Yo no quería exponer allí mi historia familiar, porque sabía que me iba a poner a llorar y así se lo dije. Pero me presionaron y acabé contando la historia de mi familia y llorando".
No fue la única afectada. Irene desveló esa información sensible "delante de 10 personas a las que no conocía de nada. Acabé con un ataque de ansiedad y la profesora, Margarita, lo único que me dijo era que no pasaba nada por llorar y que necesitaba mucha terapia. Que si mi abuelo había tenido problemas con la bebida y mi padre también, era muy probable que yo también acabase con adicciones. Lo mismo que a mí le pasó a otra chica que también acabó llorando explicando la historia de su familia mediante muñequitos de Playmobil", narra vía telefónica. Sin saberlo, acababan de meterse de lleno en las constelaciones familiares. Y como ella, otras cuatro alumnas que han denunciado el caso a este diario.
LA ESTAFA DEL NAZI
Llegados a este punto, toca un paréntesis para explicar qué es eso de las constelaciones familiares. Se trata de una pseudoterapia, sin fundamentos científicos, creada por Bert Hellinger, "un antiguo combatiente alemán del ejército nazi y antiguo sacerdote. Inventó su pseudoterapia mezclando ideas psicoanalíticas con versiones distorsionadas de la antropología cultural y la evolución humana. No tuvo absolutamente ninguna formación ni en medicina ni en psicología sanitaria, lo cual se evidencia en el total desapego existente entre sus ideas y el conocimiento científico. Él y sus seguidores gozan, además, de cierta fama en Alemania debido a sus ideas exculpatorias de Hitler y la cúpula nazi, alegando que fueron víctimas de sus constelaciones familiares. También por sus tendencias ultraconservadoras respecto a la homosexualidad y por tener una actitud extremadamente indulgente respecto al abuso infantil".
Así lo advierten desde la Asociación para Proteger al Enfermo de Terapias Pseudocientíficas (APETP). Una entidad que, como su propio nombre indica, trata de alertar a enfermos y pacientes de este tipo de peligros. Hellinger, tal y como advierten, fue soldado nazi. Formó parte de la Whermatch, una sección del ejército de Hitler durante la II Guerra Mundial. Fue apresado y encarcelado en una prisión belga de la que se fugó en 1945. Regresó a Alemania y se hizo fraile, sacerdote y teólogo. Fue destinado a Sudáfrica en 1953, observó los rituales de la tribu Zulú, a partir de los cuáles dio forma a su propuesta terapéutica. En 1970, Hellinger dejó la orden religiosa y se estableció en Austria y en Alemania como terapeuta sin apropiada calificación para ejercer como tal. A pesar de ello, se inmergió en el mundo de las pseudoterapias, que fue lo que le encumbró a la popularidad ya en el siglo XXI.
Polémicas son muchas de sus declaraciones en el ámbito de los abusos sexuales, la homosexualidad o el incesto: "Violación o incesto crea una relación; el perpetrador debe recibir un 'debido respeto' antes de que la víctima pueda establecer relación con otro alguien", era una de sus máximas. "La homosexualidad puede resultar porque un niño asume de manera inconsciente los sentimientos de una tía o una tía-abuela fallecidas cuando no hay descendencia femenina en la línea descendente familiar" es otra de las perlas de Hellinger, que incluso se atrevía con el cáncer: "Una víctima de cáncer de mama puede querer morir secretamente por un conflicto inconsciente con su madre".
Hellinger murió en 2019, pero su escuela permanece y sigue la senda del despropósito. Porque las constelaciones familiares están de moda y proliferan los gurús que ofrecen cursos y formaciones en esta pseudoterapia, con precios que pueden llegar a sobrepasar los 900 euros y títulos otorgados sin el aval de un organismo científico detrás.
El procedimiento de las constelaciones familiares es una especie de rolplaying grupal. En esta pseudoterapia, se trata de que alguno de los participantes exponga sus problemas. A continuación el constelador (la persona que dirige la dinámica) escoge a los otros participantes de la dinámica que interpretarán a la familia actual o los factores a combatir. Los va colocando y les pide que se muevan o actúen de acuerdo a las energías que perciban mientras están interpretando el papel, acompañando este rol con frases sanadoras.
El arco de posibilidades de esta pseudoterapia es enorme. El rol se puede desarrollar con personas, dibujando a la familia o mediante muñequitos de juguete, como es el caso del testimonio que habla con este periódico. Incluso los participantes pueden tener que desempeñar roles de sustancias. "Yo una vez fui a una formación de constelaciones familiares, abordamos el caso de un adicto a las drogas y tuve que interpretar el papel de un porro. No he vuelto a ir a ninguna", cuenta Patricia, una psicóloga catalana que rechaza esta pseudoterapia como método científico.
Y es que este procedimiento no es inocuo. Desde numerosas asociaciones que luchan contra las pseudoterapias ya han alertado de los peligros de esta práctica: "Son varios. El primero es evidente: el riesgo económico. Estás yendo a una falsa terapia donde te harán pagar alrededor de 50-100€ la hora. A veces, la primera es gratis, como en las drogas. Y te convencerán de que tienes que asistir muchas más veces para tratar el motivo que te lleva allí. También es evidente el riesgo de salud. Estás yendo a una falsa terapia. Vas a salir de allí con el mismo problema con el que entraste, mal tratado, y probablemente te hayan generado conflictos o recelos con miembros de la familia", explica Emilio Molina, director de la Asociación para Proteger al Enfermo de Terapias Pseudocientíficas (APETP).
Pero eso no es todo. Emilio Molina alerta de otros dos daños colaterales más: "El moral, porque estás yendo a una falsa terapia. Esto significa que alguien te ha convencido de que las cosas son de una forma que no son en realidad, con lo que conculcan tu derecho constitucional a la información veraz y a la salud y, como resultado, el de tu derecho a la autodeterminación sanitaria".
Y por último, señala "el daño social: estás yendo a una falsa terapia permitida y avalada por las mismas entidades y profesionales que deberían estar luchando contra ellas. Esto, aparte de redundar en la vulnerabilidad del individuo, generará en él, cuando conozca el engaño al que le han sometido, una terrible y merecida desconfianza sobre toda la profesión de la Psicología y las Autoridades Sanitarias y el Gobierno en su conjunto, lo cual a su vez le puede abocar todavía más a las garras de otros pseudoterapeutas".
El problema es que las constelaciones familiares se han colado por la puerta de atrás en universidades y colegios oficiales de psicología de toda España. Los testimonios recogidos por EL PERIÓDICO DE ESPAÑA han permitido identificar a varios profesionales colegiados que están ejerciendo esta pseudoterapia, así como universidades que han formado convenios con entidades como ASPASI, que aunque niegan realizar este tipo de prácticas, ya han visto sus convenios rotos con algunos de los centros educativos que recurrían a ellos para las prácticas.
Uno de ellos es la Universidad Rey Juan Carlos, que ha informado en primicia a este periódico de que ya ha dado por finalizada la relación con ASPASI: "Nuestra universidad suspendió la colaboración con ASPASI el curso pasado por considerar que dicha asociación no cumplía con los requisitos necesarios para ofrecer unas prácticas de calidad a nuestros/as estudiantes. Para poder acoger estudiantes en prácticas se pide que una entidad, aparte de estar constituida legalmente y estar al corriente de sus obligaciones tributarias, garantice una tutela real y efectiva al estudiantado y que estas prácticas, que son de carácter formativo, les permitan desarrollar las competencias específicas adquiridas en el grado o máster que estudien", han respondido a las preguntas de EPE.ES.
Este periódico también ha hallado grupos de trabajo de constelaciones familiares en varios colegios de psicología de España, algunos activos (como el del Colegio Oficial de Psicología de Cataluña) y otros ya inactivos, como el del Colegio de Psicólogos de Valencia, que a requerimiento de EL PERIÓDICO DE ESPAÑA ha rechazado esta práctica: "Es acientífico y no está comprobado empíricamente, no es una técnica de intervención psicológica. Nuestros colegiados y colegiadas no la deben utilizar". Sobre qué medidas adopta el colegio, declaran que "una de las funciones del órgano colegial es ejercer las acciones que las leyes establecen para evitar el intrusismo. En este sentido, el intrusismo profesional se persigue desde el COPCV previa denuncia de cualquier ciudadano/a o colegiado/a".
EL PERIÓDICO DE ESPAÑA también se ha puesto en contacto con ASPASI, desde donde han confirmado que el convenio con la Universidad Rey Juan Carlos está roto, "pero podríamos decir que lo hemos roto a medias". "No hablaré más porque estoy bastante enfadada con ellos. En esa universidad no son correctos", explica Cristina, la portavoz de la asociación.
Sobre si su centro imparte constelaciones familiares, lo niegan taxativamente: "Nosotros somos una entidad contra el abuso sexual infantil y no hacemos constelaciones. No tenemos nada que ver con el Centro Hara", explican, aunque admiten que la dueña de ese centro es también la fundadora de ASPASI, y que Centro Hara "nos presta una salita para hacer nuestras actividades, porque si no estaríamos en la calle".
Reconoce asimismo que en ASPASI se ofrece información sobre los cursos del Centro Hara, pero concluye diciendo que la relación entre ambas entidades "es una casualidad y no tiene nada que ver". Tampoco ha querido explicar los motivos por los que la universidad ha roto el convenio con ellos. EL PERIÓDICO DE ESPAÑA también ha llamado a Margarita García Marqués, fundadora de ASPASI y Centro Hara, pero no hemos obtenido respuesta.
Mientras, los consteladores se siguen forrando. Cobran hasta 80 euros por cada sesión. Pero además comercializan cursos que llegan a costar hasta 900 euros, para enseñar a constelar. Un dinero fácil para charlatanes. Estos cursos, además, no están regulados por ningún colegio oficial, por lo que controlar su distribución es prácticamente imposible.
EPE
EL LEGADO PERMANECE
Hellinger murió en 2019, pero su escuela permanece y sigue la senda del despropósito. Porque las constelaciones familiares están de moda y proliferan los gurús que ofrecen cursos y formaciones en esta pseudoterapia, con precios que pueden llegar a sobrepasar los 900 euros y títulos otorgados sin el aval de un organismo científico detrás.
El procedimiento de las constelaciones familiares es una especie de rolplaying grupal. En esta pseudoterapia, se trata de que alguno de los participantes exponga sus problemas. A continuación el constelador (la persona que dirige la dinámica) escoge a los otros participantes de la dinámica que interpretarán a la familia actual o los factores a combatir. Los va colocando y les pide que se muevan o actúen de acuerdo a las energías que perciban mientras están interpretando el papel, acompañando este rol con frases sanadoras.
El arco de posibilidades de esta pseudoterapia es enorme. El rol se puede desarrollar con personas, dibujando a la familia o mediante muñequitos de juguete, como es el caso del testimonio que habla con este periódico. Incluso los participantes pueden tener que desempeñar roles de sustancias. "Yo una vez fui a una formación de constelaciones familiares, abordamos el caso de un adicto a las drogas y tuve que interpretar el papel de un porro. No he vuelto a ir a ninguna", cuenta Patricia, una psicóloga catalana que rechaza esta pseudoterapia como método científico.
LOS PELIGROS
Y es que este procedimiento no es inocuo. Desde numerosas asociaciones que luchan contra las pseudoterapias ya han alertado de los peligros de esta práctica: "Son varios. El primero es evidente: el riesgo económico. Estás yendo a una falsa terapia donde te harán pagar alrededor de 50-100€ la hora. A veces, la primera es gratis, como en las drogas. Y te convencerán de que tienes que asistir muchas más veces para tratar el motivo que te lleva allí. También es evidente el riesgo de salud. Estás yendo a una falsa terapia. Vas a salir de allí con el mismo problema con el que entraste, mal tratado, y probablemente te hayan generado conflictos o recelos con miembros de la familia", explica Emilio Molina, director de la Asociación para Proteger al Enfermo de Terapias Pseudocientíficas (APETP).
Pero eso no es todo. Emilio Molina alerta de otros dos daños colaterales más: "El moral, porque estás yendo a una falsa terapia. Esto significa que alguien te ha convencido de que las cosas son de una forma que no son en realidad, con lo que conculcan tu derecho constitucional a la información veraz y a la salud y, como resultado, el de tu derecho a la autodeterminación sanitaria".
Y por último, señala "el daño social: estás yendo a una falsa terapia permitida y avalada por las mismas entidades y profesionales que deberían estar luchando contra ellas. Esto, aparte de redundar en la vulnerabilidad del individuo, generará en él, cuando conozca el engaño al que le han sometido, una terrible y merecida desconfianza sobre toda la profesión de la Psicología y las Autoridades Sanitarias y el Gobierno en su conjunto, lo cual a su vez le puede abocar todavía más a las garras de otros pseudoterapeutas".
EN LAS UNIVERSIDADES
El problema es que las constelaciones familiares se han colado por la puerta de atrás en universidades y colegios oficiales de psicología de toda España. Los testimonios recogidos por EL PERIÓDICO DE ESPAÑA han permitido identificar a varios profesionales colegiados que están ejerciendo esta pseudoterapia, así como universidades que han formado convenios con entidades como ASPASI, que aunque niegan realizar este tipo de prácticas, ya han visto sus convenios rotos con algunos de los centros educativos que recurrían a ellos para las prácticas.
Uno de ellos es la Universidad Rey Juan Carlos, que ha informado en primicia a este periódico de que ya ha dado por finalizada la relación con ASPASI: "Nuestra universidad suspendió la colaboración con ASPASI el curso pasado por considerar que dicha asociación no cumplía con los requisitos necesarios para ofrecer unas prácticas de calidad a nuestros/as estudiantes. Para poder acoger estudiantes en prácticas se pide que una entidad, aparte de estar constituida legalmente y estar al corriente de sus obligaciones tributarias, garantice una tutela real y efectiva al estudiantado y que estas prácticas, que son de carácter formativo, les permitan desarrollar las competencias específicas adquiridas en el grado o máster que estudien", han respondido a las preguntas de EPE.ES.
Este periódico también ha hallado grupos de trabajo de constelaciones familiares en varios colegios de psicología de España, algunos activos (como el del Colegio Oficial de Psicología de Cataluña) y otros ya inactivos, como el del Colegio de Psicólogos de Valencia, que a requerimiento de EL PERIÓDICO DE ESPAÑA ha rechazado esta práctica: "Es acientífico y no está comprobado empíricamente, no es una técnica de intervención psicológica. Nuestros colegiados y colegiadas no la deben utilizar". Sobre qué medidas adopta el colegio, declaran que "una de las funciones del órgano colegial es ejercer las acciones que las leyes establecen para evitar el intrusismo. En este sentido, el intrusismo profesional se persigue desde el COPCV previa denuncia de cualquier ciudadano/a o colegiado/a".
EL PERIÓDICO DE ESPAÑA también se ha puesto en contacto con ASPASI, desde donde han confirmado que el convenio con la Universidad Rey Juan Carlos está roto, "pero podríamos decir que lo hemos roto a medias". "No hablaré más porque estoy bastante enfadada con ellos. En esa universidad no son correctos", explica Cristina, la portavoz de la asociación.
Sobre si su centro imparte constelaciones familiares, lo niegan taxativamente: "Nosotros somos una entidad contra el abuso sexual infantil y no hacemos constelaciones. No tenemos nada que ver con el Centro Hara", explican, aunque admiten que la dueña de ese centro es también la fundadora de ASPASI, y que Centro Hara "nos presta una salita para hacer nuestras actividades, porque si no estaríamos en la calle".
Reconoce asimismo que en ASPASI se ofrece información sobre los cursos del Centro Hara, pero concluye diciendo que la relación entre ambas entidades "es una casualidad y no tiene nada que ver". Tampoco ha querido explicar los motivos por los que la universidad ha roto el convenio con ellos. EL PERIÓDICO DE ESPAÑA también ha llamado a Margarita García Marqués, fundadora de ASPASI y Centro Hara, pero no hemos obtenido respuesta.
Mientras, los consteladores se siguen forrando. Cobran hasta 80 euros por cada sesión. Pero además comercializan cursos que llegan a costar hasta 900 euros, para enseñar a constelar. Un dinero fácil para charlatanes. Estos cursos, además, no están regulados por ningún colegio oficial, por lo que controlar su distribución es prácticamente imposible.
EPE
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Usted puede opinar pero siempre haciéndolo con respeto, de lo contrario el comentario será eliminado.