Por Elise Ann Allen
El tema central fue “Ubuntu : una cultura de encuentro, todos pertenecemos”. Ubuntu es una antigua palabra africana que significa “humanidad hacia los demás” y se utiliza a menudo para reforzar la importancia de los lazos comunitarios bajo el lema “soy lo que soy por lo que todos somos”.
El evento, que tuvo lugar en el marco del sínodo de los obispos sobre la sinodalidad, que está realizando actualmente Bergoglio, fue inaugurado por el cardenal maltés Mario Grech, secretario general de la oficina del Vaticano para el sínodo de los obispos, quien destacó la importancia del “diálogo intergeneracional” y la “escucha mutua”.
Luego, Francisco ofreció un discurso de apertura y respondió preguntas de varios estudiantes universitarios de toda África, que sintonizaron el evento desde países como Nigeria, Uganda, Kenia, el Congo, Camerún y Zimbabwe, entre otros.
En sus palabras de apertura, Bergoglio habló a los estudiantes sobre la importancia de recordar sus raíces, diciendo: “Todos ustedes tienen una historia, su pueblo tiene una historia”.
“El pasado no siempre es positivo, ya que hay quienes han construido su historia con sangre”, dijo, instando a los estudiantes a “tomar su historia sobre sí mismos” y a “demostrar su madurez”.
“Sólo podemos madurar si aceptamos el peso de la historia, aceptando tanto lo bueno como lo malo”, afirmó, y agregó que el concepto de Ubuntu puede unir a la gente y fomentar un encuentro “que pueda llevarnos hacia adelante”.
“África no debe ser explotada, África no debe ser una subcultura, tiene su propia riqueza, no solo sus numerosos recursos naturales, tiene sus seres humanos, y ustedes, los jóvenes africanos, tienen que apreciar la riqueza que son”.
Cuando se le preguntó cómo discernir entre los diversos grupos y movimientos que compiten por su atención y participación, Francisco advirtió contra “dejarse seducir por un supermercado de salvación” y dijo que “cuando el camino parece poco claro, encontrarás la respuesta en tu corazón”.
“Sigue adelante y, a lo largo de tu camino, te darás cuenta de que estás madurando”, dijo, y agregó que “la cualidad más importante que se debe buscar al considerar si unirse a un grupo religioso es que no te quite la libertad. Si lo hace, no es saludable”.
En respuesta a un estudiante de la República Democrática del Congo, Francisco enfatizó la dignidad de las mujeres.
“Las mujeres son a menudo protagonistas del dolor en África y con frecuencia son subestimadas”, afirmó, instando a los jóvenes a rebelarse contra esto, porque “las mujeres no están hechas para ser utilizadas; ellas dieron vida a un pueblo”.
Respecto a la reprogramación de su viaje al Congo y Sudán del Sur, Bergoglio dijo que “está previsto para febrero” y que es optimista de ir, ya que su rodilla ha mejorado, lo que le permite usar un bastón con más frecuencia que una silla de ruedas.
También se le preguntó a Francisco sobre cómo acabar con la pobreza y el problema de la migración y el desplazamiento interno en África debido a los numerosos conflictos que se desarrollan en todo el continente, así como a los desastres naturales.
En su respuesta, Bergoglio dijo que “el saqueo de los recursos de África está empobreciendo lentamente sus países”, lo que a su vez obliga a muchas personas a irse al extranjero a buscar trabajo en Europa o América del Norte, mientras que otros, especialmente los jóvenes, caen presa de grupos criminales o militantes debido a la falta de oportunidades.
Condenó el comercio mundial de armas y afirmó que “muchas guerras modernas se libran para utilizar armas más antiguas y probar otras más nuevas”.
“Si borráramos las armas durante un año, eliminaríamos el hambre a nivel mundial”, dijo, y señaló los conflictos en todo el mundo, incluidos los de Siria, Myanmar y la guerra en curso en Ucrania.
Bergoglio también lamentó las muchas y trágicas muertes de migrantes africanos que intentan cruzar el Mediterráneo, “que se ha convertido en el cementerio más grande del mundo”, y señaló que “muchos países africanos tienen una historia muy salvaje debido al colonialismo, los colonos que los explotaron para promover su propio desarrollo”.
“A veces pensamos en África como un país para ser explotado, y a lo largo de la historia vemos que se le dio la independencia a países, pero estos siguen dependiendo de sus colonizadores, entonces es una independencia parcial, porque la independencia se logra o no se logra”, dijo.
Para ello, Francisco animó a los jóvenes a trabajar por la plena independencia y a aprovechar la fuerza de su juventud para “continuar en su lucha, seguir esforzándose para poner fin a la guerra, al hambre, a la pobreza y a la semipermanencia de los refugiados”.
En materia de ecología y protección de los recursos de África, Francisco, en respuesta a una pregunta sobre “justicia ambiental”, condenó “la tragedia de la deforestación” en África, diciendo que lo mismo está sucediendo en la selva amazónica en América Latina.
Calificó la deforestación como “un crimen contra la humanidad porque conduce al calentamiento global y al deterioro de las condiciones de nuestra atmósfera”, y dijo que “muchos países desconocen la deuda ambiental que estamos dejando a las generaciones futuras”.
“¿Quién va a pagar esa deuda? Si no actuamos ahora será demasiado tarde”, afirmó, y condenó a “las corporaciones multinacionales que explotan la naturaleza y provocan mayores desequilibrios”.
“La tierra está siendo asesinada, está siendo violada. Tenemos que pensar realmente en lo salvaje que es violar la tierra, igual que lo es violar a una mujer”.
“Estamos violando la tierra porque queremos dominarla, queremos riqueza”, afirmó, y animó a los jóvenes a comprometerse a “oponerse a los que quieren violar la tierra” convirtiéndose en “apóstoles de la tierra”.
Cuando un estudiante le preguntó sobre la participación política en lugares donde los jóvenes a menudo son excluidos, Francisco dijo que “la falta de participación de los jóvenes es la muerte de un país” y que los jóvenes deben participar en todos los niveles de la sociedad.
“No podemos esperar a que llegue mañana”, afirmó. “Cuando somos jóvenes, solemos ser poco cautelosos, pero a veces somos demasiado cautelosos, y si somos demasiado cautelosos, nunca llegaremos a hacer nada, así que hay que ser valientes”.
A pesar de las duras condiciones sociales y económicas en las que viven muchos, Bergoglio pidió a los estudiantes que no se subestimen y que “no tengan miedo de luchar, porque si los jóvenes no luchan, ¿quién lo hará? Sean cautos, asegúrense de recibir orientación de personas mayores, pero sigan adelante y sean valientes”.
Cuando un estudiante en Nigeria le preguntó qué consejo daría, dado el problema que tiene el país con grupos militantes armados que secuestran y matan cada vez más a clérigos y religiosos, Francisco dijo que está preocupado por el fundamentalismo, el terrorismo y el bandidaje en Nigeria.
“Muchos hombres y mujeres de la Iglesia sufren. Muchos han sido secuestrados o asesinados por el bandolerismo y el terrorismo”, afirmó, y agregó que estas cosas conducen al “suicidio social” y pueden afectar a la supervivencia de un país.
Ante estos desafíos, “los jóvenes no pueden ser pasivos, es necesario resistir, organizarse, tener una doctrina religiosa”, pero una “doctrina religiosa concreta y real”, afirmó, y dijo que “involucrarse en la política es bueno” y “es la forma más alta de caridad porque tiende al bien común”.
“Los jóvenes pueden hacer algo en términos políticos, pero no pueden hacerlo solos, hay que estar juntos y organizados y depender del consejo y la orientación de los mayores”.
Sobre la educación, afirmó: “Sin cooperar con los poderes que reprimen, las universidades tienen que ser libres y los jóvenes tienen que poder tener libertad” -dijo- “los gobiernos represivos del pasado a menudo han cerrado escuelas y universidades, dejando a los jóvenes sin la capacidad de aprender, lo cual es una forma de subyugar a la juventud”.
“Es por eso, que la Iglesia está tan centrada en el aprendizaje, en la educación… Estoy seguro de que todavía podemos hacer más”.
Francisco también destacó la importancia de que los jóvenes participen en el liderazgo de sus países, advirtiendo que “los jóvenes no deben convertirse en líderes revolucionarios, sino que deben ser conscientes de la historia de su país y estar unidos en mirar al pasado, a sus raíces, y también al futuro con organización”.
“Jesús nos enseñó a comprometernos, a luchar por la justicia”, dijo, y agregó que “ser cristiano en estos tiempos significa comprometerse y detener todas esas estructuras que quieren impedir que te comprometas”.
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