El cardenal de La Habana, Juan de la Caridad García Rodríguez, presidió la misa de despedida por el sacerdote jesuita David Pantaleón, expulsado de Cuba por el gobierno, y que este martes viajó a su natal República Dominicana.
La misa fue concelebrada por el padre Pantaleón, este domingo, en la capital cubana, presidida por la máxima autoridad católica de Cuba, el arzobispo y cardenal de La Habana, Juan García Rodríguez.
Hasta el momento, la cúpula católica local y el Vaticano guardan silencio sobre la expulsión del padre Pantaleón, ejecutada parcialmente en abril, cuando se desempeñaba como Superior de los jesuitas en Cuba y presidía la CONCUR, que se pronunció claramente contra la represión gubernamental y el empobrecimiento de los cubanos, con quienes convivió y compartió fe desde 2017.
“La expulsión del padre David (Pantaleón) no es tanto contra la Compañía de Jesús, como contra un sector de la Iglesia cubana crítico con el gobierno, que reaccionó a la influencia de jesuitas nucleados en torno a él que, por formación y coherencia, se hicieron sentir en el ámbito eclesial”, indicaron fuentes locales.
En abril, las autoridades no renovaron al padre Pantaleón su permiso de residencia y tuvo que abandonar Cuba; aunque le concedieron visas de turista -en mayo y junio- para realizar el traspaso de funciones y despedirse, hasta la expulsión final, materializada este martes.
La expulsión del jesuita Pantaleón se gestó desde hace dos años, cuando la Oficina de Asuntos Religiosos del Partido Comunista de Cuba (PCC) comunicó al sacerdote -aprovechando la renovación de su permiso de residencia- que no estaba de acuerdo con acciones y pronunciamientos que realizaban él, otros jesuitas y laicos que trabajan con la Compañía de Jesús en Cuba.
Caridad Diego Bello, al frente de dicha oficina, y su subordinado Roberto Noa, fueron los encargados de comunicar al padre Pantaleón el malestar del PCC con sus actividades y declaraciones; queja que extendieron, recientemente, a la CONCUR.
Hasta la expulsión del Superior de los jesuitas en Cuba, el gobierno había evitado este procedimiento, sustituyéndolo por negociaciones discretas con la cúpula eclesial local y el Vaticano, para alejar temporalmente a sacerdotes incómodos, como el padre José Conrado Rodríguez Alegre, actual párroco de Trinidad, en Sancti Spíritus.
InfoCatólica
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