jueves, 28 de abril de 2022

¿QUÉ DIJO SAN GREGORIO MAGNO SOBRE LOS SACERDOTES QUE NO CONDENAN LOS ERRORES?

Son palabras de extraordinaria relevancia en estos tiempos en que muchos sacerdotes y obispos que tienen la obligación de proteger al rebaño de los lobos, tienden a callar, a no amonestar a los descarriados y a no condenar los errores, haciendo que muchas almas se arriesguen a la condenación eterna. Leamos y meditemos.


Estas palabras están tomadas de la "Regla Pastoral" del Papa San Gregorio Magno (2,4). 


Que el guía de almas sea discreto en su silencio y útil con su palabra, de modo que no diga lo que debe ser callado y no calle lo que debe ser dicho. Porque así como el discurso descuidado conduce al error, el silencio sin discreción deja en el error a quienes podrían haber sido enseñados.

Porque, a menudo, los jefes de las almas, imprudentes y temerosos de perder el favor de los hombres, tienen mucho miedo de decir la verdad libremente; y, según la palabra de la Verdad, ya no sirven a la custodia del rebaño con el celo de los pastores, sino que hacen el papel de asalariados (cf. Jn 10,13), pues cuando se esconden detrás del silencio, es como si huyeran cuando viene el lobo.

Por eso, de hecho, a través del profeta, el Señor los reprende diciendo: Perros mudos que no saben ladrar (Is. 56, 10). Por eso se queja diciendo: No te has levantado, no has levantado un muro en defensa de la casa de Israel, para mantenerte firme en la batalla en el día del Señor (Ez. 13, 5). Ir en contra es oponerse a los poderes de este mundo con la libre expresión en defensa del rebaño; y mantenerse firme en la batalla en el día del Señor es resistir por causa de la justicia los ataques de los malvados.

Porque ¿qué diferencia hay entre un pastor, que tiene miedo de decir la verdad, y el que ofrece su espalda en silencio? Pero el que se expone en defensa de su rebaño, levanta un muro contra sus enemigos en defensa de la casa de Israel. Por eso se dice de nuevo al pueblo pecador: "Tus profetas vieron por ti cosas falsas y necias, y no te mostraron la iniquidad para exhortarte al arrepentimiento" (Lam. 2:14).

Es bien sabido que en la lengua sagrada se suele llamar profetas a los maestros que, mientras muestran que las cosas presentes pasan, al mismo tiempo revelan las que han de venir. Ahora bien, la palabra divina les reprocha que ven cosas falsas, porque mientras tienen miedo de arremeter contra las faltas, halagan a los pecadores en vano con promesas de seguridad: no revelan las iniquidades de los pecadores porque se abstienen en silencio de las palabras de reprensión; pues las palabras de corrección son la llave que abre la puerta, ya que mediante la reprensión lavan la culpa, que no pocas veces la persona que la ha cometido desconoce.


Por eso Pablo dice: "Que (el obispo) sea capaz de exhortar con la sana doctrina y refutar a los contradictores (Tito 1:9).

De ahí que se diga por medio de Malaquías: "Que los labios del sacerdote guarden el conocimiento y busquen la ley de su boca, porque es un ángel del Señor de los ejércitos". (Malaquías 2:7)

Por eso, a través de Isaías, el Señor amonesta diciendo: "Grita, no ceses, levanta tu voz como una trompeta". (Isaías 58:1)


En definitiva, quien se acerca al sacerdocio asume el oficio de pregonero para que, ante la venida del Juez que le sigue con apariencia terrible, le preceda con su grito.

Si, entonces, el sacerdote no puede predicar, ¿cuál será el grito de un pregonero mudo?



Il Cammino dei Tre Sentieri



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