En su boletín de junio de 2014, el Obispo Donald Sanborn, rector del seminario sedevacantista Most Holy Trinity en Brooksville, Florida, proporciona una perspectiva perspicaz sobre el estado ontológico de lo que nos gusta llamar la "Secta Novus Ordo", "Iglesia del Vaticano II" o "Iglesia Conciliar" y el papel panaceo que este concepto, en forma modificada, juega en la la siempre conveniente pero completamente errónea posición de “reconocer y resistir”, que reconoce a Francisco como papa pero rechaza sus enseñanzas, disciplinas y canonizaciones. Los que “reconocen y resisten” creen efectivamente que hay dos iglesias en una, la verdadera y la falsa, y es su tarea averiguar cuándo habla la verdadera Iglesia y cuándo asoma su fea cabeza la falsa iglesia. La mayoría de los tradicionalistas de la “resistencia” mantienen esta posición de una forma u otra, aunque entre sus defensores más notables merecen una mención especial el Obispo Richard Williamson, el padre Peter Scott (FSPX), John Vennari, John Salza, Atila Sinke Guimaraes, y Marian Horvat.
A lo largo de su monografía, el Obispo Sanborn da en el clavo:
Para leer el resto de este análisis y comentario teológico, descargue el boletín de junio de 2014 (en inglés) aquí.El Arzobispo Benelli, allá por la década de 1970, un hombre horrible, acuñó la palabra “Iglesia Conciliar” en presencia del Arzobispo Lefebvre para describir la condición de la Iglesia Católica posterior al Vaticano II.
Monseñor Lefebvre aprovechó la frase, ya que encajaba perfectamente con su modelo teológico. Él sostuvo, y la Fraternidad San Pío X continúa sosteniendo, que hay dos iglesias, la Iglesia Católica y la Iglesia Conciliar, y que el “Papa”, en este caso Francisco, es la cabeza de ambas iglesias. Cuando dice o hace cosas ortodoxas, actúa como la cabeza de la Iglesia Católica. Cuando dice o hace cosas poco ortodoxas, actúa como cabeza de la Iglesia Conciliar.
Monseñor Lefebvre dijo que tenemos que “tamizar” las actas del magisterio de Roma para determinar de qué iglesia proceden.
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La teoría de la Iglesia Conciliar encaja perfectamente con las ideas de Monseñor Lefebvre y la Fraternidad San Pío X, ya que desean tener la aprobación de las autoridades modernistas pero al mismo tiempo repudiar cualquier doctrina o práctica que encuentren contraria a la tradición católica.
Lo que consideren aceptable, entonces, lo asignan a la “Iglesia Católica” y lo que consideran inaceptable, lo asignan a la “Iglesia Conciliar”. Luego convencen a su pueblo de que están "bajo el Papa" y son humildemente obedientes al "Santo Padre" -a diferencia de los malvados sedevacantistas- pero al mismo tiempo son libres de rechazar todo lo que venga de la Iglesia Conciliar, y tienen rienda suelta para hacer lo que les plazca.
Esto es pura tontería y palabrería, pero desafortunadamente la mayoría de los católicos tradicionales han caído en la trampa, tan fácilmente como la mayoría de los católicos cayeron en el Novus Ordo.
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Sin embargo, esto nos lo proponen los teóricos de la “Iglesia Conciliar” [reconocer-y-resistir]: una única jerarquía católica legítima que ahora habla como Cristo y que ahora habla como el diablo.
Esta teoría involucra a la Iglesia en una deserción esencial de su propósito dado por Dios: comunicar y enseñar fielmente la doctrina católica, establecer disciplinas que sean consistentes con la doctrina católica y distribuir sacramentos católicos verdaderos y válidos, que están rodeados de ritos sagrados y ceremonias ilustrativas de la doctrina católica. El Espíritu Santo protege a la Iglesia de desviarse de este propósito.
La gente finalmente debe aceptar el hecho de que el Novus Ordo es una nueva religión y, como tal, no puede ser parte de la Iglesia Católica. Si Francisco es la cabeza de la religión Novus Ordo, que sin duda lo es, no puede ser también la cabeza o el proponente de la Religión Católica. “En la Sede Apostólica, la religión católica siempre ha sido preservada sin mácula, y se ha celebrado la santa doctrina” (Concilio Vaticano I, Constitución Dogmática Pastor Aeternus).
Su Excelencia concluye arrojando algo de luz sobre el misterio de cómo Dios permitió una deserción tan grande de la fe de tantos en nuestro tiempo (cf. 2 Tesalonicenses 2, 7-11).
Novus Ordo Watch
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