Por Carlos Esteban
Empecemos por lo obvio: Nadie, ni siquiera el papa, puede cambiar una coma de las verdades reveladas por la Escritura y la Tradición. Ese sutil concepto de ‘desarrollo de doctrina’ solo puede significar una aclaración o ampliación de un punto oscuro o poco atendido de la verdad ya revelada.
La apostasía, el mal mayor que puede sufrir un hombre, es el abandono total y voluntario de la religión cristiana. En la abrumadora mayoría de los casos, este abandono es privado e informal, pero últimamente se ha convertido en deplorable moda formalizarlo y publicitarlo como ‘protesta’ contra lo que se considera un abuso estadístico de las iglesias nacionales cuando, al hablar del número de católicos, se basan en las actas de bautismo.
En principio, la frase del papa parecería un desliz, un ‘planchazo’: la comunión de los santos afecta solo a los miembros de la Iglesia, del Cuerpo Místico de Cristo, y el apóstata ha elegido eximirse voluntariamente de esa pertenencia. Dios respeta la libertad humana hasta el extremo, de modo que parecería que seguir considerando al apóstata beneficiario de la comunión de los santos sería convertir la libertad humana en una farsa, una ficción; como si Dios no se tomara en serio nuestras decisiones libres.
Sin embargo, el propio Catecismo del Concilio de Trento, al hablar del sacramento del Bautismo, señala que el carácter que confiere es indeleble, de modo que ni tan siquiera la apostasía puede borrarlo por completo. Es decir, uno puede separarse jurídicamente de la pertenencia a la Iglesia, pero mientras viva en esta tierra no dejará de mantener una comunión, siquiera incompleta, con la Iglesia.
Eso es lo que explicaría que, cuando se readmite formalmente a un apóstata en la Iglesia, se habla de que vuelve a estar “en plena comunión”, lo que parece indicar que se ha mantenido, al menos, en comunión parcial con ella por la marca imborrable de su bautismo.
Por otra parte, que la permanencia de la señal del bautismo signifique necesariamente el mantenimiento del apóstata en la comunión de los santos es algo que dejo a los teólogos que puedan leer estas líneas y aclarar el punto, ya que también un condenado al Infierno puede estar bautizado y la Doctrina niega sin asomo de duda que no participa en dicha comunión.
InfoVaticana
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