El Gobierno de Hong Kong enfrenta una ola de indignación tras la decisión de sacrificar a pequeños animales de compañía, tras “detectar casos positivos de covid-19” en hámsters de una tienda de la ciudad.
La medida dispuesta en la isla de Hong Kong, bajo la dictadura China, fue tomada luego que un empleado de 23 años de una tienda de mascotas perteneciente a la cadena Little Boss “diera positivo a la variante delta”, luego, un cliente que interactuó con el empleado habría “dado positivo” más tarde.
Por lo tanto, miles de hámsters y otros mamíferos pequeños, como chinchillas, conejos y conejillos de India, están siendo sacrificados por “precaución”, anunció el Gobierno, que también prohibió la importación de animales.
Varios funcionarios vestidos con “trajes de protección” saliendo de la tienda afectada con bolsas rojas y una etiqueta de advertencia de “peligro biológico”.
Sin evidencia de transmisión
“A nivel internacional, no hay evidencia de que las mascotas transmitan el coronavirus a los humanos, pero (...) tomaremos medidas de precaución contra cualquier vector de transmisión”, explicó Sophia Chan, la secretaria de Salud en una conferencia de prensa.
Un portavoz del Departamento de Agricultura, Pesca y Conservación de la ciudad (AFCD, por sus siglas en inglés) dijo que todos los hámsters serían sacrificados porque “matarlos es una forma segura y factible de controlar el epidemia”.
La Organización Mundial de la Salud (OMS), interrogada sobre el tema de los hámsters, declaró que “algunas especies de animales pueden ser infectados por el covid y transmitirlo a los humanos”.
17 millones de visones gaseados en Dinamarca
La Organización Mundial de la Salud (OMS), interrogada sobre el tema de los hámsters, declaró que “algunas especies de animales pueden ser infectados por el covid y transmitirlo a los humanos”.
17 millones de visones gaseados en Dinamarca
En noviembre de 2020, el gobierno de Dinamarca dijo que encontró “una cepa mutada del coronavirus entre su población de visones que se había propagado a los humanos”. Como respuesta, se anunció el sacrificio de 17 millones de visones para “detener la propagación”.
Pero la decisión fue controvertida y, según se supo el año pasado, ilegal. El gobierno se sumió en la agitación cuando se supo que no había ninguna base legal para ordenar el sacrificio de visones sanos, lo que finalmente llevó a la renuncia del ministro de agricultura.
Posteriormente, las autoridades danesas se vieron obligadas a desenterrar los visones muertos después de que el gas utilizado para matarlos hiciera que los cadáveres se hincharan y resurgieran de sus fosas comunes.
Fuentes: CNN, Deustche Welle, RT
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